Dios vio la Diversidad Sexual y vio que era Buena.[1]
Pastor Gilberto Quesada Mora
Iglesia Luterana Costarricense. ILCO
1. Seguimos al Jesús Histórico o seguimos al Jesús construido.
Cómo es que una iglesia se involucra en la defensa de un proyecto tan cuestionado por la mayoría de las iglesias en este país? Las iglesias al igual que los cristianos y cristianas que las conformamos, podemos reflexionar los diferentes temas desde dos realidades muy distintas: hay iglesias que hacen sus reflexiones y análisis desde lo que se denomina el Cristo de la fe, esto es la figura de Jesús que se confeccionó después de la experiencia de la Resurrección, esta figura fue desarrollada por la primitiva comunidad seguidora de Jesús, que poco a poco se fue institucionalizando y transformando en una iglesia con una idea espiritual de Jesús, con un rostro determinado de Jesús, con una práctica determinada de Jesús. Y toda esta construcción enmarcada lamentablemente en un modelo patriarcal, de ahí que muchas experiencias femeninas sobre Jesús, fueron arrancadas de la historia, porque no sintonizaban con el modelo varoncéntrico anclado en el poder.
Los cristianos y cristianas que hoy día siguen tras este modelo, son incapaces de comprender y menos vivir la misericordia de Dios, reflejada en su Hijo Jesús de Nazareth, son capaces de utilizar el nombre de Dios para separar, marginar, excluir, marchar en sábado y legislar en contra de aquellos y aquellas que tienen la valentía de ser diferentes. Estos “cristianos y cristinas” tienen la inteligencia de leer la Biblia al pie de la letra, -literalismo- y con ello juzgar a las personas del 2008, con las leyes de hace dos mil cuatrocientos cincuenta y ocho años, este es el resultado de no querer o no poder interpretar los textos bíblicos, escritos en contextos tan diferentes a los nuestros.
El mismo Jesús de Nazareth, pudo ser diferente, porque supo leer las escrituras con otros ojos, no con los ojos patriarcales judíos, sino con los ojos incluyentes de Dios.
Hay otras iglesias, -pocas por cierto- que orientan sus reflexiones y análisis, sobre los distintos temas, desde lo que se denomina el Jesús Histórico. Este Jesús no tiene decoraciones, no fue moldeado por un sistema religioso patriarcal, este Jesús lo encontramos sencillo y transparente en los Evangelios; es el Jesús misericordioso, comprometido, incluyente, compasivo, tierno y dulce, simpático y sonriente, es el Jesús judío, consciente de su cultura patriarcal, pero dispuesto a darle plenitud la ley vigente, a transformar y reinterpretar las escrituras hebreas, muy claro de que en ellas habían signos descontinuados, textos envejecidos.
Los que seguimos a este Jesús hijo del Dios-Amor, jamás podríamos legislar en contra de la vida, presente en todo los que nos rodea y sobre todo presente en los seres humanos en sus muchas formas de ser, sentir y expresarse. Los que echamos las redes en el Evangelio de Jesús somos personas compasivas y misericordiosas, sabemos que somos pecadores y pecadoras y esa actitud nos empuja a amar y respetar a todos y todas en sus diferencias.
Esa sola diferencia hace que en este mundo occidental, millones de personas se crean “santas” y “santos” y por consiguientes con la autoridad para legislar sobre la vida de las personas: legislar sobre la vida de las y los leprosos, la vida de las mujeres, los niños y niñas y sobre los jóvenes, legislar sobre la vida de los negros y negras, sobre la vida de los pueblos indígenas, sobre la vida de los y las migrantes, sobre la vida de los y las que viven valientemente una sexualidad no asignada, sino auto-asignada, porque ser heterosexual es casi una imposición de un sistema patriarcal que desde el vientre de la madre ha decido lo que vamos a ser en nuestra vida sexual.
Esa sola diferencia en el modo de seguir a Jesús, hace que el mundo se divida en gente buena o mala, gente santa o demoníaca, gente salva y gente condenada, gente cristiana y gente atea; dicotomía nunca presente en la Vida y Práctica de Jesús, él pudo tocar al leproso e incorporarlo a la vida social, pudo sanar a la persona ciega y capacitarla para mirar lo que le diera la gana, supo tocar a las mujeres y devolverles la lucidez de sus rostros, masacrados por patriarcas judíos; devolverle la flor de la juventud a la niña atormentada, y contestar con la furia del trueno que el poder religioso de la época y poder romano no tienen primacía sobre los pobres de Israel.
2. “Respetamos la diversidad sexual, pero rechazamos el acto homosexual”.
Con esta nefasta expresión las máximas autoridades religiosas de este país, dictan sentencia sobre la vida santa de miles de hombres y mujeres que por el solo hecho de ser libres, en vivir su propia sexualidad, “llevan aparejada la desgracias de cometer actos impuros”. Detrás de esta expresión solo podemos entender que para los Obispos y toda persona que piense como ellos, un acto homosexual, solo podría ser un acto genital y parece ser que es esto lo que condenan y rechazan. Por qué será que no pueden entender que un acto homosexual, pueda contener otras dimensiones que no sean solamente las genitales y será que esas personas también condenan las demás expresiones de una relación homosexual, es decir el amor, la solidaridad, las caricias, los sueños e ilusiones de aquellas personas del mismo sexo que libremente han decido compartir sus vidas. Será que en este RECHAZO, también están incluidas todas las relaciones que se puedan generan entre hombres con hombres, aún cuando no sean homosexuales y entre mujeres con mujeres, aún cuando no sean lesbianas?.
Algunas iglesias no han podido superar la antigua normativa de sexo solamente para la procreación, aún cuando en sus magisterios y doctrinas se diga que se acepta que las relaciones de parejas de diferente sexo puedan tener también la finalidad del placer, pareciera que en la práctica esto todavía no ha sido asumido.
Pero además, si la condena y el rechazo fuera única y exclusivamente al acto sexual genital, qué de diferente tiene este acto con la diversidad de rituales sexuales heterosexuales, o es que las iglesias y quienes están en los cuadros de mando, creen que las parejas siguen haciendo el amor a oscuras, con ropa y con una imagen de la Santa Trinidad en frente, o con el ícono que se les ocurra, para evitar “malos” pensamientos o “malas” prácticas, es tan limitada la imaginación de los clérigos.
Las relaciones sexuales genitales homosexuales son tan santas como santas son todas las relaciones que vienen tejiendo, no podemos condenar ni rechazar en nombre de Dios, lo que Dios mismo ha hecho posible que sea, porque si Dios quisiera una humanidad cuadrada y enlatada, EL mismo lo hubiera podido hacer, sin embargo Dios vio la diversidad sexual y vio que era buena.
De manera que amamos la vida de las parejas de un mismo sexo, con todas las relaciones que se puedan establecer, por supuesto que con las relaciones genitales incluidas, sino que gracia tendría tanta lucha.
3. Parejas del mismo sexo, ¿ amenaza para la “santa institución del matrimonio”?
Dentro de las múltiples torpezas que los sistemas religiosos de este país, están cometiendo en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo, esta ésta, cómo podría ser una amenaza esta nueva ley?, Amenazar a quién?. A los matrimonios, destruidos por hombres violentos, machistas, varoncéntricos; que están acabando con los matrimonios, matando a sus compañeras, no solamente de un tiro, sino con cotidianas agresiones: de gestos, palabras, miradas o físicamente; abandonos injustificados, alcohol, droga o contagiando a su pareja con SIDA adquirido en el “abastecedor de la calle”. Esa santa institución es la que ahora se encuentra peligrosamente amenazada.
Pero no vamos a meter a todos los matrimonios bajo este mismo paraguas, porque en primer lugar defiendo el nuestro, donde Kattia y yo intentamos construir una alternativa para ser pareja y para ser familia, junto a tres lindos peloncitos de nueve, siete y tres años, varones todos, con los cuales estamos tratando de construir un camino donde la libre elección sea la base fundamental, para sean lo que tienen que ser y no lo que su papá y mamá o la iglesia quisieran que sean.
Serán también una amenaza para mi familia?, será que mi familia se verá afectada por una relación que intenta vivir la misma libertad que nosotros buscamos?, o más bien se tornará en un apoyo en las luchas que libramos hoy día para romper con los esquemas impuestos por el sistema patriarcal?.
O será que la familia que va a ser afectada o amenazada es aquella familia tradicional, “pura”, “santa”, “inmaculada”; aquellas familias plásticas, enlatadas. Donde papá es “heterosexual” y blanco, mamá “heterosexual” y blanca, un hijo que desde que nació viste de celeste y una niña que desde su nacimiento viste de rosa; si es esta la familia que se ve amenazada, en buena hora.
Por otro lado, bajo el supuesto que todas las familias costarricenses son cien por ciento “puras” y están gestando una sociedad cien por ciento pura, en que puede ser una amenaza unas cuantas parejas diferentes, será tan fuerte el poder de las parejas del mismo sexo, que llevan aparejada la virtud de cambiar todo lo que tocan, esta es una falacia difícil de creer, aún cuando el lector sea estudiante de primaria, sin menospreciar al estudiante porque Juan Antonio, nuestro Hijo lo entiende muy bien.
Esta es la hora de dejar el insomnio, el mundo de hoy es tan diferente, las sociedades de hoy son tan diferentes, las familias de hoy son tan diferentes, las personas de hoy son tan diferentes y la vida de los homosexuales, lesbianas, transexuales, transgeneros, etc, son hoy tan iguales a la vida de las primeras generaciones. Porque empeñarse en querer vivir y hacer vivir bajo parámetros ficticios, vivamos bajo la realidad y la realidad en este contexto es que las personas de un mismo sexo tienen el derecho divino de compartir sus vidas en todas sus dimensiones.
[1] Esta frase fue acuñada en la Iglesia Luterana Costarricense, por las personas que acompañan en la comisión de Diversidades, VIH-SIDA.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Apoyo a la unión de hecho.- Adriana González
Apoyo 100% la aprobacion del proyecto en nuestro pais.
Adriana González
Adriana González
Por un país de libertades.- Shirley Trinidad C.
Me uno a la marcha y a este simbolode la solidaridad...esperando convoquen a una marcha me despido.
Shirley Trinidad C.
1-1065-777 ced.
Por la libertad de amar, ser y existir. Por que muchos de nosotros tenemos la vision de formar familias y tenemos el derecho al igual que todas las personas de tener oportunidades, mejores condicionens y construir un mejor futuro para nosotros......
Shirley Trinidad C.
1-1065-777 ced.
Por la libertad de amar, ser y existir. Por que muchos de nosotros tenemos la vision de formar familias y tenemos el derecho al igual que todas las personas de tener oportunidades, mejores condicionens y construir un mejor futuro para nosotros......
Apoyo al Proyecto de Ley de Unión Civil para parejas del mismo sexo.- Uriel Quesada
Ojalá que algún día pase en Costa Rica
Uriel Quesada, escritor
El sábado 2 de agosto tuve el privilegio de participar en la gran marcha contra el estigma, la discriminación y la homofobia, preámbulo de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA en Ciudad de México. A pesar de los avances en varios países en los temas de derechos humanos, echarse a la calle a demandar espacios para la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) sigue siendo un reto y un riesgo, pues la intolerancia, la doble moral y la violencia aún cobran víctimas de todo tipo, desde la falta de garantías en el trabajo o la invisibilidad en la escuela, hasta la pena de muerte.
En este contexto, Costa Rica es un caso particular y paradójico. Tradicional punto de encuentro para personas LGBT en la región centroamericana, destino turístico de la comunidad gay internacional, le debe muchísimo a sus propios ciudadanos. Ahora, con el proyecto “Ley de unión civil para parejas del mismo sexo” y otras leyes colaterales que se discuten en la Asamblea Legislativa, se abre una invaluable oportunidad para una Costa Rica más abierta, democrática y plural, a tono con los países que han tomado la vanguardia en la defensa de los derechos humanos de las minorías discriminadas por asunto de género y preferencia sexual. El proyecto, además, da un respiro a un sector de los y las costarricenses que ha sido tradicionalmente silenciado y puesto al margen en asuntos básicos que le competen.
No es de extrañar que se hayan levantado voces de protesta. El prejuicio, el irrespeto y la intolerancia siempre nos han perseguido a los gays y lesbianas. El discurso homofóbico costarricense no difiere en su esencia del que se ha escuchado en otras sociedades. Se invocan abstracciones, privilegios, esencialismos sin fundamento. Se le advierte al público de la supuesta amenaza que la sola presencia de los gays y las lesbianas conlleva, de una supuesta conspiración para destruir la sociedad como tal. Así la comunidad LGBT se convierte en el chivo expiatorio de contradicciones sociales y de fobias no resueltas. No solamente se nos acusa, sino que se nos castiga también.
La discusión sobre la ley de unión civil ha sacado a flote lo más horrible de un pensamiento retrógrado, que crea categorías de personas, que criminaliza por sospecha o asume la voz de Dios mismo para condenar. Por otra parte, ha sacado también una parte luminosa de la sociedad costarricense. Me refiero a la posibilidad de integración, a la defensa de la dignidad individual, al reconocimiento de que existe un grupo de costarricenses que día a día engrandecen con sus aportes a nuestro país. Gentes buenas, trabajadoras, amorosas, devotas de su fe, que merecen iguales derechos que sus detractores.
Ojalá el Congreso tenga la valentía de aprobar la ley de unión civil. Ojalá las parejas homosexuales costarricenses no sufran más vejaciones. Ojalá los gays y lesbianas podamos ser quienes somos sin temor al abuso, amparados a leyes que nos protejan. Ojalá que quienes nos siguen denigrando y persiguiendo comprendan algún día que el origen de sus miedos y sus odios se encuentra no en los conciudadanos a quienes acosan sino en sus propias conciencias y en sus propios corazones.
Uriel Quesada
2709 Hanson Ave. Apt. 2A
Baltimore, MD 21209
Phone: (410) 948-4080
Web Page: web.me.com/vquesad
Uriel Quesada, escritor
El sábado 2 de agosto tuve el privilegio de participar en la gran marcha contra el estigma, la discriminación y la homofobia, preámbulo de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA en Ciudad de México. A pesar de los avances en varios países en los temas de derechos humanos, echarse a la calle a demandar espacios para la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) sigue siendo un reto y un riesgo, pues la intolerancia, la doble moral y la violencia aún cobran víctimas de todo tipo, desde la falta de garantías en el trabajo o la invisibilidad en la escuela, hasta la pena de muerte.
En este contexto, Costa Rica es un caso particular y paradójico. Tradicional punto de encuentro para personas LGBT en la región centroamericana, destino turístico de la comunidad gay internacional, le debe muchísimo a sus propios ciudadanos. Ahora, con el proyecto “Ley de unión civil para parejas del mismo sexo” y otras leyes colaterales que se discuten en la Asamblea Legislativa, se abre una invaluable oportunidad para una Costa Rica más abierta, democrática y plural, a tono con los países que han tomado la vanguardia en la defensa de los derechos humanos de las minorías discriminadas por asunto de género y preferencia sexual. El proyecto, además, da un respiro a un sector de los y las costarricenses que ha sido tradicionalmente silenciado y puesto al margen en asuntos básicos que le competen.
No es de extrañar que se hayan levantado voces de protesta. El prejuicio, el irrespeto y la intolerancia siempre nos han perseguido a los gays y lesbianas. El discurso homofóbico costarricense no difiere en su esencia del que se ha escuchado en otras sociedades. Se invocan abstracciones, privilegios, esencialismos sin fundamento. Se le advierte al público de la supuesta amenaza que la sola presencia de los gays y las lesbianas conlleva, de una supuesta conspiración para destruir la sociedad como tal. Así la comunidad LGBT se convierte en el chivo expiatorio de contradicciones sociales y de fobias no resueltas. No solamente se nos acusa, sino que se nos castiga también.
La discusión sobre la ley de unión civil ha sacado a flote lo más horrible de un pensamiento retrógrado, que crea categorías de personas, que criminaliza por sospecha o asume la voz de Dios mismo para condenar. Por otra parte, ha sacado también una parte luminosa de la sociedad costarricense. Me refiero a la posibilidad de integración, a la defensa de la dignidad individual, al reconocimiento de que existe un grupo de costarricenses que día a día engrandecen con sus aportes a nuestro país. Gentes buenas, trabajadoras, amorosas, devotas de su fe, que merecen iguales derechos que sus detractores.
Ojalá el Congreso tenga la valentía de aprobar la ley de unión civil. Ojalá las parejas homosexuales costarricenses no sufran más vejaciones. Ojalá los gays y lesbianas podamos ser quienes somos sin temor al abuso, amparados a leyes que nos protejan. Ojalá que quienes nos siguen denigrando y persiguiendo comprendan algún día que el origen de sus miedos y sus odios se encuentra no en los conciudadanos a quienes acosan sino en sus propias conciencias y en sus propios corazones.
Uriel Quesada
2709 Hanson Ave. Apt. 2A
Baltimore, MD 21209
Phone: (410) 948-4080
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Falacias y homofobia.- Jeudy Blanco Vega
Falacias y homofobia
Jeudy Blanco Vega jeudyx@gmail.com
Ingeniero
El artículo de la abogada Alexandra Loría titulado “¿Podría suceder en Costa Rica?”, publicado el 9 de agosto, esta lleno de falacias y afirmaciones tan indignantes en contra de los homosexuales que se hace necesario que los heterosexuales levantemos la voz en su defensa.
Miedo irracional. La abogada es una de las proponentes de que el proyecto de ley que pretende legalizar las uniones entre personas del mismo sexo sea llevado a referéndum, y su estrategia es clara: sembrar un miedo irracional entre la opinión pública para atraer más votos en contra.
Ella hace referencia a declaraciones de un activista gay extranjero que nada tiene que ver con la lucha por la igualdad de derechos que se libra en nuestro país.
También nos pinta un cuadro en el que, según ella, los homosexuales conspiran deliberadamente para destruir los conceptos de fidelidad, monogamia y compromiso, cuando la lucha es precisamente para que las muchas parejas del mismo sexo que tienen años de relación estable dentro de ese esquema puedan ver su unión respaldada con un marco legal adecuado, el cual es hoy inexistente, y la misma Sala IV y la Defensoría de los Habitantes recomiendan regular.
Se opone también a otro proyecto de ley para combatir la discriminación basada en la orientación sexual, aduciendo que, de aprobarse, se perdería el derecho a la libre expresión y que podría castigarse penalmente a quien critique el estilo de vida gay.
Una cosa es la libre expresión, que siempre garantizará el derecho a la discusión de ideas, y otra muy distinta son los insultos y la marginación injustificada que sufre este sector de la sociedad, lo cual es inaceptable. Otras supuestas consecuencias como la pérdida de la libertad de culto están completamente fuera de lugar.
La abogada cita declaraciones homofóbicas de un maestro canadiense que se apoya en el estereotipo de que los gais son inmorales, promiscuos y perversos. El siquiera insinuar que un homosexual es caracterizado por esos males, solamente por su preferencia sexual, es símbolo de ignorancia y prejuicios.
El proyecto de ley. Invito al lector a informarse de manera objetiva y leer el proyecto de ley en discusión en la Asamblea. En él solo se pretende otorgarles a las uniones entre homosexuales algunos derechos específicos como la cobertura por el seguro social a las parejas en las que uno de los miembros depende económicamente del otro, la posibilidad de herencia de bienes, así como la justa división del patrimonio en caso de separación, entre otros. ¿En qué afecta eso a la familia tradicional o a la sociedad? Absolutamente en nada.
Todos los supuestos peligros y calamidades de los que nos advierte la abogada son falsos, y sus argumentos resultan profundamente ofensivos para los ciudadanos que estamos a favor de la igualdad de derechos.
Inculcarles a nuestros niños la discriminación, la intolerancia y el irrespeto por las diferencias, sobre una base de argumentos falaces e irracionales, es el verdadero peligro para la sociedad.
Jeudy Blanco Vega jeudyx@gmail.com
Ingeniero
El artículo de la abogada Alexandra Loría titulado “¿Podría suceder en Costa Rica?”, publicado el 9 de agosto, esta lleno de falacias y afirmaciones tan indignantes en contra de los homosexuales que se hace necesario que los heterosexuales levantemos la voz en su defensa.
Miedo irracional. La abogada es una de las proponentes de que el proyecto de ley que pretende legalizar las uniones entre personas del mismo sexo sea llevado a referéndum, y su estrategia es clara: sembrar un miedo irracional entre la opinión pública para atraer más votos en contra.
Ella hace referencia a declaraciones de un activista gay extranjero que nada tiene que ver con la lucha por la igualdad de derechos que se libra en nuestro país.
También nos pinta un cuadro en el que, según ella, los homosexuales conspiran deliberadamente para destruir los conceptos de fidelidad, monogamia y compromiso, cuando la lucha es precisamente para que las muchas parejas del mismo sexo que tienen años de relación estable dentro de ese esquema puedan ver su unión respaldada con un marco legal adecuado, el cual es hoy inexistente, y la misma Sala IV y la Defensoría de los Habitantes recomiendan regular.
Se opone también a otro proyecto de ley para combatir la discriminación basada en la orientación sexual, aduciendo que, de aprobarse, se perdería el derecho a la libre expresión y que podría castigarse penalmente a quien critique el estilo de vida gay.
Una cosa es la libre expresión, que siempre garantizará el derecho a la discusión de ideas, y otra muy distinta son los insultos y la marginación injustificada que sufre este sector de la sociedad, lo cual es inaceptable. Otras supuestas consecuencias como la pérdida de la libertad de culto están completamente fuera de lugar.
La abogada cita declaraciones homofóbicas de un maestro canadiense que se apoya en el estereotipo de que los gais son inmorales, promiscuos y perversos. El siquiera insinuar que un homosexual es caracterizado por esos males, solamente por su preferencia sexual, es símbolo de ignorancia y prejuicios.
El proyecto de ley. Invito al lector a informarse de manera objetiva y leer el proyecto de ley en discusión en la Asamblea. En él solo se pretende otorgarles a las uniones entre homosexuales algunos derechos específicos como la cobertura por el seguro social a las parejas en las que uno de los miembros depende económicamente del otro, la posibilidad de herencia de bienes, así como la justa división del patrimonio en caso de separación, entre otros. ¿En qué afecta eso a la familia tradicional o a la sociedad? Absolutamente en nada.
Todos los supuestos peligros y calamidades de los que nos advierte la abogada son falsos, y sus argumentos resultan profundamente ofensivos para los ciudadanos que estamos a favor de la igualdad de derechos.
Inculcarles a nuestros niños la discriminación, la intolerancia y el irrespeto por las diferencias, sobre una base de argumentos falaces e irracionales, es el verdadero peligro para la sociedad.
Totalmente de acuerdo.- Andrea Murillo Fonseca
Me uno a esta lucha.. estoy totalmente de acuerdo en la igualdad de derechos entre personas del mismo sexo, ya es tiempo de cambiar esta sociedad...
Andrea Murillo Fonseca
Andrea Murillo Fonseca
Apoyo.- Fernando Bolaños Baldioceda
Por este medio deseo expresar mi apoyo al Movimiento Diversidad en su justa lucha por el reconocimiento legal, social y cultural de las parejas del mismo sexo.
Fernando Bolaños Baldioceda
Cédula 4-105-1174
Fernando Bolaños Baldioceda
Cédula 4-105-1174
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