El sexo no es sólo una Y
Los cromosomas o genes no definen la identidad sexual de una persona - El caso de la corredora surafricana Caster Semenya muestra la dificultad de delimitar el género en casos límites
CARLOS ARRIBAS / EMILIO DE BENITO
En 1980, una bala perdida en un atraco en Cleveland mató a Stella Walsh, que pasaba por allí. En la autopsia se descubrió que aunque viviera como mujer, tenía genitales masculinos. En 1932, sin embargo, nadie había dudado de su feminidad cuando, compitiendo con el equipo polaco, Walsh se convirtió en la primera mujer que bajaba de los 12 segundos al ganar los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.
En 1980, una bala perdida en un atraco en Cleveland mató a Stella Walsh, que pasaba por allí. En la autopsia se descubrió que aunque viviera como mujer, tenía genitales masculinos. En 1932, sin embargo, nadie había dudado de su feminidad cuando, compitiendo con el equipo polaco, Walsh (nacida Stanilaswa Walasiewicz) se convirtió en la primera mujer que bajaba de los 12 segundos al ganar los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, ni tampoco en el Berlín de 1936, cuando ganó la plata. Nadie dudó y nunca fue sometida a un control de sexo. Se evitó la humillación pública y el trauma posterior. No sufrió lo que la india Santhi Soundarajar, desposeída de su medalla de los 800 metros de los Juegos Asiáticos de 2006 al comprobarse posteriormente que en realidad era hombre. Su primera reacción fue un intento de suicidio.
Seguramente, si Stella Walsh hubiera nacido más tarde no habría podido participar como mujer en ninguna competición deportiva, pues, entre 1967 y 1999, todas las mujeres, salvo una, que desearan participar en los Juegos Olímpicos debían someterse a un control de sexo. La excepción fue la princesa Ana de Inglaterra, a quien evitaron el trago por su sangre azul cuando participó como jinete en la hípica en los Juegos de Montreal 76. Todas las demás debieron someterse a un reconocimiento físico y a un análisis de ADN que detectaba si entre sus 23 parejas de cromosomas había alguna Y, señal de masculinidad: los hombres generalmente tienen en cada célula un cromosoma Y y uno X; y las mujeres, dos X. El objetivo era evitar sencillamente que hombres disfrazados de mujeres participaran en las pruebas femeninas, donde contarían con ventaja dada su mayor fuerza natural. Por eso, evidentemente, a los hombres no se les sometía rutinariamente a un control de sexo: no se podría entender que una mujer, siempre en desventaja, hiciera trampas para competir con los hombres. La primera víctima fue la polaca Ewa Klolukowska, plusmarquista mundial de los 100 metros en 1965, cazada por el test de cromosomas y obligada a retirarse en 1967.
Sin embargo, todo trato diferenciado conduce irremisiblemente a la discriminación, y por eso, y porque también se comprobó que no todo está en la Y, y que no por tener un cromosoma masculino se tenía ventaja en la competición, en 1999 el Comité Olímpico Internacional (COI) suprimió los controles de sexo. "Era completamente innecesario el humillante examen físico", explica Arne Ljungqvist, presidente de la Comisión Médica del COI, "además porque ya durante el control antidopaje se obliga a los deportistas a desnudarse completamente para estar seguros de que la orina que suministran procede efectivamente de su uréter. Evidentemente, un hombre disfrazado de mujer no pasaría esa prueba. Y los análisis nunca son concluyentes, siempre son injustos con atletas con alguna anomalía genética o que pertenecen al llamado género intersexual". Caster Semenya, la adolescente surafricana (tiene 18 años) por la que todo el revuelo se ha montado, ha pasado, efectivamente, controles antidopaje en Berlín.
Esta idea es la clave de un artículo publicado la semana pasada en la revista Nature con motivo del caso de Semenya. En él se recogía la opinión del experto en trastornos de crecimiento de la Universidad de Yale Myron Genel. Para la mayoría de la población, rige que una mujer tiene dos cromosomas X en el par 23, y un hombre tiene un par XY. Pero los científicos insisten en que "puede haber individuos con dos X que desarrollen caracteres masculinos, y otros con un X y un Y que nunca los tengan". Además, para acabar de enredar más la madeja, señalan que también hay personas que son XXY.
Y si en vez del análisis cromosómico se miden los niveles de hormonas tampoco se obtiene una diferenciación clara. "Algunos individuos XX tienen condiciones médicas que hacen que sus niveles de hormonas androgénicas [las masculinizantes, como la testosterona] sean elevados, lo que puede llevar a características como una mayor masa muscular", señala la revista. "Mientras que otras XY no se desarrollan como varones porque tienen un síndrome de insensibilidad androgénica", lo que implica que no responden a su propia testosterona.
Ya un editorial aparecido a principios de los años noventa del pasado siglo en JAMA, la revista de la asociación médica de Estados Unidos, atacaba los controles tradicionales por considerarlos discriminatorios y poco científicos. "No hay una línea clara entre sexo masculino y femenino", decía. "Que sea la persona la que elija". Este pensamiento lo ha seguido la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) desde 1992, cuando abandonó, antes que el COI, los controles de sexo y fijó las líneas maestras para dirimir los casos controvertidos, siempre uno a uno cuando una duda razonable obligue a proceder a ello, siempre guiados por la discreción. Por eso concluyen que todas las personas que desde su infancia o prepubertad han sido consideradas legal y psicosocialmente mujeres deben poder participar en competiciones deportivas femeninas independientemente de lo que digan sus cromosomas. Aplicándolo a los transexuales, es la idea base de la ley de identidad de género que se aprobó en España en 2007: que cada persona decida con qué género se identifica y con cuál quiere vivir, independientemente de su físico.
De haber seguido estas guías, se hubiera evitado el caso de María José Martínez Patiño, actualmente catedrática del INEF de Pontevedra, a quien, en 1986 -tenía 24 años y era plusmarquista española de 60 metros vallas-, se le detectó un cromosoma Y en un control. La IAAF le retiró la licencia, aunque posteriormente se revisó su caso y se le devolvió la licencia al considerar que no tenía ninguna ventaja para competir. Pero Patiño se retiró después de sufrir graves crisis al ver cómo su intimidad se aireaba en los medios.
Caster Semenya, cuenta estos días su familia, indignada, en la prensa surafricana, siempre ha sido una niña. Ella se considera mujer, aunque dicen sus amigas que no le gustan los hombres, con los que lo único que hace es jugar al fútbol. En la escuela, dice su profesor, quien no se percató de que era chica hasta que cumplió 11 años, prefería vestir el uniforme de los chicos, los pantalones grises, en vez de la falda marrón de las chicas. Pero siempre ha vivido como mujer. Como mujer que se siente diferente, acostumbrada desde niña a las burlas y escarnios de los demás niños de su pueblo, en la remota provincia de Limpopo.
Los exámenes a los que se está sometiendo Semenya, a quien, para protegerla, han prohibido todo contacto con la prensa, pasan, primero, por determinar si tiene las características primarias de su sexo -vagina, ovarios-, y las secundarias -ausencia de pelo facial y pectoral, pechos funcionales-. Después pasan a analizar si fisiológicamente (sus hormonas) su organismo funciona como el de una mujer; posteriormente por el estudio de sus cromosomas y de su SRY, el gen de la masculinidad, y, finalmente, por un estudio psicológico, su identidad sexual.
Aunque todo esto puede ser un debate estéril en el caso de Semenya. Ayer, el Telegraph publicaba que la corredora presentaba niveles de testosterona tres veces superiores a lo normal, aunque no decía si la hormona era de origen natural. Si no lo era, ya no se trataría de un problema de identidad sexual, sino de dopaje. El periódico británico arrojaba una sombra de sospecha sobre la corredora al indicar que su entrenador era Ekkart Arbeit, antiguo responsable de atletas de la República Democrática Alemana (RDA) y a quien su ex pupila Heidi Krieger acusó de haberle dado tantos anabolizantes que había terminado por someterse a un proceso de reasignación de sexo para convertirse en Andreas Krieger.
La historia de los Juegos Olímpicos está plagada de las peripecias humanas y el sufrimiento de personas de sexo biológicamente poco claro expuestas, como objetos morbosos, a la curiosidad pública, pero quizás ninguna tan dolorosa como la de la checa Zdenka Koubkova, plusmarquista mundial de 800 metros -una distancia atractiva para la duda-, una hermafrodita que no superó un examen ginecológico en 1934. Se le prohibió competir con mujeres pero la humillación mayor la sufrió cuando unas fotos de su anomalía aparecieron ilustrando un libro de medicina. Criada como una niña, empezó a vivir desde entonces como un hombre, convirtiéndose en Zdenek Koubek.
Ninguna tan curiosa, sin embargo, como la del ciclista escocés Robert Millar, el rey de la montaña del Tour de 1984, quien compitió como hombre sintiéndose mujer. En 2003 cambió de sexo. Ahora se llama Philippa York. Claro que Philippa hizo el cambio de sexo cuando se retiró, y no intentó competir después como mujer.
El desgaste que supone esta situación lo sabe bien la golfista Mianne Bagger. La deportista nació en Dinamarca en 1966, pero biológicamente era un hombre. En 1995 se sometió a una operación de reasignación de sexo. En 1998, volvió al golf como amateur. Pero en 2003 pidió competir en los circuitos profesionales femeninos. Lo consiguió en 2004. El revuelo duró poco, porque se trata de un deporte no olímpico -todavía-, y, sobre todo, porque al final no era tan buena, y no supuso una amenaza para las mejores.
Independientemente de lo que haya resultado de los análisis realizados a Semenya, el argumento de la identidad, que es el que prevalece actualmente ahora a la hora de tratar las situaciones en que hay discusión por el sexo de una persona (que sea considerada como él o ella se sientan) no convence a todos. Sobre todo a quienes son derrotados en una competición importante. La italiana Elisa Cusma, que acabó sexta en la final de los 800 metros ganada por la surafricana, manifestó: "Sí, será mujer, o se sentirá mujer, pero yo sigo pensando que me ganó un hombre". También la española Mayte Martínez, que acabó séptima en esa carrera, entró al trapo en la polémica: "Si me ponen a Semenya y 10 hombres delante no sabría decir que ella es la mujer", dijo.
Este problema, el de la desigualdad que supone competir contra personas a las que una anomalía genética convierte en invencibles, es el que tratan de resolver las autoridades deportivas, aun olvidando que todos los grandes cracks deportivos, son, de una manera u otra, anomalías, seres diferentes del resto de los mortales, más rápidos, más flexibles, más altos, más musculosos, más fuertes, gracias a unos genes únicos.
Por eso, poner una frontera biológica no es, en general, nada fácil, y el argumento de las ventajas innatas es extremadamente peligroso. "No discriminamos a las mujeres muy altas
[que lo son porque tienen una determinada configuración genética] y decimos que no pueden competir porque lo son. Ni discriminamos a los corredores que tienen una elevada prevalencia de fibras rápidas", dice Genel. Este último es el caso de los velocistas negros, por ejemplo, que según todos los estudios parten de una ventaja genética sobre los blancos sin que nadie -todavía- haya planteado hacer dos competiciones diferentes. ¿Cuál es la solución? Para Genel, está claro: "Si han nacido y crecido como mujeres y piensan en sí mismas como mujeres, yo diría que se les debe dejar competir como mujeres".
EL PAÍS, España, 25 de agosto de 2009http://www.elpais.com/articulo/sociedad/sexo/solo/elpepusoc/20090825elpepisoc_1/Tes
jueves, 27 de agosto de 2009
La terrible vivencia de la discriminación alrededor del VIH-Sida
Máscaras*
Joaquín Hurtado
México DF
El código facial del médico lucía radiante, paternal, apacible. Llegué a su consultorio con un manto de pureza heterosexual, presuntamente sólo contagiado por la paranoia, oprimido por temores fundados en una duda oscura. Me prescribió: “Hombre, no tengas miedo, eres casado y buen católico, sólo hiciste lo que cualquier muchacho hace a tu edad: cogerse a una güila. Ve y confiésate con el cura, ya no salgas con desconocidas, mejor búscate una amante de buena familia, como hacemos todos”. Mi disfraz fue arrancado por un Western-Blot.
-¿Por qué me ocultaste que eres puto? – Ahora el médico tenía una mueca extraña, pelaba los dientes como hacen los chimpancés, como si quisiera morderme, su faz se cubrió con cáscaras de grueso metal, los ojos se le cuajaron con sustancias espesas, teñidas de repulsión y odio. Su venganza fue mandarme a Dermatología.
Allí estaba un grupo de estudiantes que escuchaba arrobado a un viejo doctor. El maestro explicaba a los pasantes sobre la detección y control de las lesiones en la piel de un individuo de 26 años, sexo masculino con la enfermedad “de los homosexuales de San Francisco”. Y todos me vieron el culo, temblorosos me apuntaban con sus exquisitos guantes de látex.
De esto hace casi veinticinco años. Un cuarto de siglo. En aquellos días aprendí a utilizar nuevos antifaces para salvar al hombre que gustaba revolcarse con otros hombres, como hacían tantos chavos casados, padres de familia, católicos y bravos.
Tener un resultado de seropositividad es un pasaje sin escalas al salvaje territorio de los “HSH”, categoría epidemiológica en la cual la protección vital es el rebozo. La certeza de la no existencia, de la nada, del eterno descanso por supuesto no me espanta tanto como la angustia de enfrentarme a los rancherones; a los implacables sombrerudos de la tribu familiar, laboral, vecinal, social, clínica. A esa epidemia le temo mucho más que a la dulce y pacífica dama del panteón quien no pregunta si eres ese a quien le gusta que se la metan y se la mamen o al revés, volteado.
Mi puesta en escena sigue en la inercia del burócrata Donadie bien casado, padre de familia, paciente puntual de los consultorios de infectología, que cultiva el admirado arte cuchillero del estigma a los raros. Por la mañana me afeito y acicalo los hoyos lipodistróficos y me coloco la sagrada mascarita mataputos. Hasta exagero la forma de pararme, preguntar la hora, cruzar la pierna, modular la voz y hacer chistes misóginos en la oficina. Como hace cualquier machirrín de barrio clasemediero, normalito y de mayoría panista donde quiere vivir y trabajar por el bien de la patria. Donde pueda recibir la furtiva visita de compadritos como yo y morir felizmente rodeado de amor familiar.
¡Mi preciosa máscara! Cuánto lustre y gravedad ha ido adquiriendo con los años. Creo que después de muerto, cuando el infecto polvo de mi cuerpo se convierta en bendito lodazal, por allí va a andar rodando. No por mucho tiempo, creo. Este cacharro esperará al próximo incauto que lo encuentre, pula y vuelva a la vida. Motivos no le van a faltar.
*Publicado en el número 157 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el 6 de agosto de 2009
NOTIESE, México, 21 de Agosto de 2009
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=3157
Joaquín Hurtado
México DF
El código facial del médico lucía radiante, paternal, apacible. Llegué a su consultorio con un manto de pureza heterosexual, presuntamente sólo contagiado por la paranoia, oprimido por temores fundados en una duda oscura. Me prescribió: “Hombre, no tengas miedo, eres casado y buen católico, sólo hiciste lo que cualquier muchacho hace a tu edad: cogerse a una güila. Ve y confiésate con el cura, ya no salgas con desconocidas, mejor búscate una amante de buena familia, como hacemos todos”. Mi disfraz fue arrancado por un Western-Blot.
-¿Por qué me ocultaste que eres puto? – Ahora el médico tenía una mueca extraña, pelaba los dientes como hacen los chimpancés, como si quisiera morderme, su faz se cubrió con cáscaras de grueso metal, los ojos se le cuajaron con sustancias espesas, teñidas de repulsión y odio. Su venganza fue mandarme a Dermatología.
Allí estaba un grupo de estudiantes que escuchaba arrobado a un viejo doctor. El maestro explicaba a los pasantes sobre la detección y control de las lesiones en la piel de un individuo de 26 años, sexo masculino con la enfermedad “de los homosexuales de San Francisco”. Y todos me vieron el culo, temblorosos me apuntaban con sus exquisitos guantes de látex.
De esto hace casi veinticinco años. Un cuarto de siglo. En aquellos días aprendí a utilizar nuevos antifaces para salvar al hombre que gustaba revolcarse con otros hombres, como hacían tantos chavos casados, padres de familia, católicos y bravos.
Tener un resultado de seropositividad es un pasaje sin escalas al salvaje territorio de los “HSH”, categoría epidemiológica en la cual la protección vital es el rebozo. La certeza de la no existencia, de la nada, del eterno descanso por supuesto no me espanta tanto como la angustia de enfrentarme a los rancherones; a los implacables sombrerudos de la tribu familiar, laboral, vecinal, social, clínica. A esa epidemia le temo mucho más que a la dulce y pacífica dama del panteón quien no pregunta si eres ese a quien le gusta que se la metan y se la mamen o al revés, volteado.
Mi puesta en escena sigue en la inercia del burócrata Donadie bien casado, padre de familia, paciente puntual de los consultorios de infectología, que cultiva el admirado arte cuchillero del estigma a los raros. Por la mañana me afeito y acicalo los hoyos lipodistróficos y me coloco la sagrada mascarita mataputos. Hasta exagero la forma de pararme, preguntar la hora, cruzar la pierna, modular la voz y hacer chistes misóginos en la oficina. Como hace cualquier machirrín de barrio clasemediero, normalito y de mayoría panista donde quiere vivir y trabajar por el bien de la patria. Donde pueda recibir la furtiva visita de compadritos como yo y morir felizmente rodeado de amor familiar.
¡Mi preciosa máscara! Cuánto lustre y gravedad ha ido adquiriendo con los años. Creo que después de muerto, cuando el infecto polvo de mi cuerpo se convierta en bendito lodazal, por allí va a andar rodando. No por mucho tiempo, creo. Este cacharro esperará al próximo incauto que lo encuentre, pula y vuelva a la vida. Motivos no le van a faltar.
*Publicado en el número 157 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el 6 de agosto de 2009
NOTIESE, México, 21 de Agosto de 2009
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=3157
El duro camino hacia el reconocimiento de los derechos de las personas transexuales
La Justicia reconoció la identidad de una destacada activista transexual argentina
Por Bruno Bimbi
Diez años demoró la Justicia argentina en confirmar lo que ya todos sabían: que Marcela Romero se llama Marcela Romero. Tuvo que ir a declarar varias veces, ofrecer testigos, someterse a consultas con psicólogos, médicos, psiquiatras, presentar peritos, recursos, papeles y más papeles. Después de recorrer ese largo camino, finalmente, este lunes, poco después del mediodía, Marcela recibió en las oficinas del Registro Nacional de las Personas su nuevo DNI, que, ahora sí, dice “Marcela Romero”. Para quien escribe estas líneas, como, seguramente, para la mayoría de los lectores, que el nombre que figura en nuestro DNI sea el nuestro resulta algo obvio, que jamás podría estar en discusión. Nuestro primer documento ya estaba impreso, firmado y sellado antes de que supiéramos que existía. Marcela, que ya tiene edad para estar cansada de esperar, es la primera vez que ve su nombre al lado de su foto encuadernada en verde y con los números perforados. Y está contenta, como nena con juguete nuevo.
Pero el caso de Marcela, que es transexual y se operó fuera del país hace muchos años, es uno más entre cientos. El vacío legal impide a travestis y transexuales el reconocimiento legal de sus identidades y las obliga a recorrer largos y difíciles procesos judiciales, ello en el caso de que tengan un abogado y recursos para ir a la Justicia. “Son muchos los casos de solicitudes de rectificación registral de sexo y nombre que llevan años esperando una resolución y también muchos son rechazados, dando cuenta de una situación de discriminación, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas trans no tienen posibilidades ni medios para hacer juicio”, explica la diputada socialista Silvia Augsburger en los fundamentos de su proyecto de ley de identidad de género, vuelto a presentar en abril de este año, ya que en diciembre pasado fue a archivo por no haber sido tratado. En la elaboración del proyecto participaron activistas de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero Argentina (ATTTA) y de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, de la que Marcela Romero es vicepresidenta, y se consiguió la firma de diputados y diputadas de casi todos los bloques.
“Las personas trans viven constantes situaciones de discriminación producto del no reconocimiento de su identidad. Estas situaciones generan una extrema exclusión que les obstaculiza el acceso a los derechos humanos más básicos: la salud, la educación, el trabajo, la justicia. Es imprescindible avanzar con una legislación que resuelva esto de inmediato. Desde el INADI hemos presentado dos proyectos de ley ante el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos: uno para que las personas trans puedan cambiar sus datos registrales con un trámite administrativo (documentos, partidas de nacimiento y padrón electoral) y otro proyecto de atención sanitaria para las cirugías y tratamientos de reasignación de sexo. Al mismo tiempo, estamos solicitando a los legisladores provinciales de todo el país que deroguen los artículos de los Códigos de Faltas de las provincias que criminalizan la homosexualidad y el travestismo”, explicó María José Lubertino, presidenta del INADI.
“Este documento es un símbolo de lo que significa para las personas trans que la ley les reconozca su identidad de género. Diez años de trámites, peritajes invasivos, situaciones desagradables, gastos innecesarios y mucho sufrimiento en el camino. Necesitamos una ley que les reconozca su identidad sin necesidad de todo esto. Necesitamos que se apruebe la ley de identidad de género, que está en el Congreso de la Nación para que las personas trans puedan cambiar sus datos registrales respetando y reconociendo su identidad de género”, dijo María Rachid, presidenta de la Federación Argentina LGBT.
En una consulta realizada por la federación antes de las últimas elecciones a los candidatos a diputados nacionales, cuyos resultados fueron publicados por este diario, todos los postulantes de Capital y provincia de Buenos Aires se comprometieron a votar a favor de esta ley. Por eso, con su nuevo DNI en las manos, Marcela aprovechó la ocasión para reclamar al Congreso que apure el trámite, “para que las personas trans no tengan que esperar diez años de juicio, como esperé yo, para que el Estado les reconozca que tienen un nombre y tienen derecho a que ese nombre figure en sus documentos”. La Falgbt reclamará a los diputados que incluyan el expediente en el orden del día de la próxima reunión de la Comisión de Legislación General.
De aprobarse la ley, cualquier persona trans podría solicitar el cambio de sus datos registrales, para que se rectifique la partida de nacimiento y se emita un nuevo DNI en el que figuren el nombre y el sexo de la vida real. Ya no sería necesario iniciar un juicio, ya que el trámite sería administrativo y una oficina especial resolvería las solicitudes, con un plazo máximo de noventa días.
Publicado originalmente en Diario Crítica
AGMAGAZINE.INFO, Argentina, 25 de Agosto de 2009
http://www.agmagazine.info/2009/08/25/la-justicia-reconocio-la-identidad-una-destacada-activista-transexual-argentina/
Por Bruno Bimbi
Diez años demoró la Justicia argentina en confirmar lo que ya todos sabían: que Marcela Romero se llama Marcela Romero. Tuvo que ir a declarar varias veces, ofrecer testigos, someterse a consultas con psicólogos, médicos, psiquiatras, presentar peritos, recursos, papeles y más papeles. Después de recorrer ese largo camino, finalmente, este lunes, poco después del mediodía, Marcela recibió en las oficinas del Registro Nacional de las Personas su nuevo DNI, que, ahora sí, dice “Marcela Romero”. Para quien escribe estas líneas, como, seguramente, para la mayoría de los lectores, que el nombre que figura en nuestro DNI sea el nuestro resulta algo obvio, que jamás podría estar en discusión. Nuestro primer documento ya estaba impreso, firmado y sellado antes de que supiéramos que existía. Marcela, que ya tiene edad para estar cansada de esperar, es la primera vez que ve su nombre al lado de su foto encuadernada en verde y con los números perforados. Y está contenta, como nena con juguete nuevo.
Pero el caso de Marcela, que es transexual y se operó fuera del país hace muchos años, es uno más entre cientos. El vacío legal impide a travestis y transexuales el reconocimiento legal de sus identidades y las obliga a recorrer largos y difíciles procesos judiciales, ello en el caso de que tengan un abogado y recursos para ir a la Justicia. “Son muchos los casos de solicitudes de rectificación registral de sexo y nombre que llevan años esperando una resolución y también muchos son rechazados, dando cuenta de una situación de discriminación, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas trans no tienen posibilidades ni medios para hacer juicio”, explica la diputada socialista Silvia Augsburger en los fundamentos de su proyecto de ley de identidad de género, vuelto a presentar en abril de este año, ya que en diciembre pasado fue a archivo por no haber sido tratado. En la elaboración del proyecto participaron activistas de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero Argentina (ATTTA) y de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, de la que Marcela Romero es vicepresidenta, y se consiguió la firma de diputados y diputadas de casi todos los bloques.
“Las personas trans viven constantes situaciones de discriminación producto del no reconocimiento de su identidad. Estas situaciones generan una extrema exclusión que les obstaculiza el acceso a los derechos humanos más básicos: la salud, la educación, el trabajo, la justicia. Es imprescindible avanzar con una legislación que resuelva esto de inmediato. Desde el INADI hemos presentado dos proyectos de ley ante el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos: uno para que las personas trans puedan cambiar sus datos registrales con un trámite administrativo (documentos, partidas de nacimiento y padrón electoral) y otro proyecto de atención sanitaria para las cirugías y tratamientos de reasignación de sexo. Al mismo tiempo, estamos solicitando a los legisladores provinciales de todo el país que deroguen los artículos de los Códigos de Faltas de las provincias que criminalizan la homosexualidad y el travestismo”, explicó María José Lubertino, presidenta del INADI.
“Este documento es un símbolo de lo que significa para las personas trans que la ley les reconozca su identidad de género. Diez años de trámites, peritajes invasivos, situaciones desagradables, gastos innecesarios y mucho sufrimiento en el camino. Necesitamos una ley que les reconozca su identidad sin necesidad de todo esto. Necesitamos que se apruebe la ley de identidad de género, que está en el Congreso de la Nación para que las personas trans puedan cambiar sus datos registrales respetando y reconociendo su identidad de género”, dijo María Rachid, presidenta de la Federación Argentina LGBT.
En una consulta realizada por la federación antes de las últimas elecciones a los candidatos a diputados nacionales, cuyos resultados fueron publicados por este diario, todos los postulantes de Capital y provincia de Buenos Aires se comprometieron a votar a favor de esta ley. Por eso, con su nuevo DNI en las manos, Marcela aprovechó la ocasión para reclamar al Congreso que apure el trámite, “para que las personas trans no tengan que esperar diez años de juicio, como esperé yo, para que el Estado les reconozca que tienen un nombre y tienen derecho a que ese nombre figure en sus documentos”. La Falgbt reclamará a los diputados que incluyan el expediente en el orden del día de la próxima reunión de la Comisión de Legislación General.
De aprobarse la ley, cualquier persona trans podría solicitar el cambio de sus datos registrales, para que se rectifique la partida de nacimiento y se emita un nuevo DNI en el que figuren el nombre y el sexo de la vida real. Ya no sería necesario iniciar un juicio, ya que el trámite sería administrativo y una oficina especial resolvería las solicitudes, con un plazo máximo de noventa días.
Publicado originalmente en Diario Crítica
AGMAGAZINE.INFO, Argentina, 25 de Agosto de 2009
http://www.agmagazine.info/2009/08/25/la-justicia-reconocio-la-identidad-una-destacada-activista-transexual-argentina/
Terrible situación de discriminación de las mujeres en Afganistán
Elecciones en Afganistán
Afganistán se olvida de las mujeres
Tras ocho años de intervención internacional, la discriminación de las afganas es similar a la época de los talibanes - Ocho de cada diez sufren violencia doméstica
RAMÓN LOBO (ENVIADO ESPECIAL) - Kabul
Las mujeres afganas son víctimas de una mentalidad medieval. No existen leyes ni justicia, sólo tradición y la voluntad inapelable de unos hombres embrutecidos por 30 años de guerras que se amparan en el nombre de Dios para ejercer la violencia. En muchas zonas rurales se rapa el pelo a los niños durante la celebración de las bodas con la esperanza de que su fealdad les salve de una violación.
Las mujeres afganas son víctimas de una mentalidad medieval. No existen leyes ni justicia, sólo tradición y la voluntad inapelable de unos hombres embrutecidos por 30 años de guerras que se amparan en el nombre de Dios para ejercer la violencia. En muchas zonas rurales se rapa el pelo a los niños durante la celebración de las bodas con la esperanza de que su fealdad les salve de una violación, a menudo por parte de un familiar. Ocho de cada 10 mujeres sufren violencia doméstica y un 60% es obligada a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según datos de Naciones Unidas y de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán. El presidente Hamid Karzai, financiado por la comunidad internacional -incluida España-, aprueba leyes que permiten a los maridos chiíes castigar a sus esposas sin comida si éstas no les complacen sexualmente.
"El burka no es el problema si es ella quien decide libremente llevarlo", afirma Fatana Ishaq Gailani, premio Príncipe de Asturias de la Concordia de 1998 y presidenta de una ONG que defiende sus derechos. "El gran problema de las mujeres afganas es el trato inhumano que reciben. Nadie las protege de la violencia. Ni el Gobierno ni la comunidad internacional han hecho nada en ocho años por cambiar la situación. Es imposible condenar a nadie por violación; los jueces liberan a los acusados tras el pago de un soborno. La mujer afgana apenas tiene acceso a la educación y en las zonas rurales vive en condiciones de extrema pobreza".
Faima tiene 23 años, es de Kabul y afortunada: pudo terminar la enseñaza secundaria, algo vedado al 95% de las niñas que inician la escuela. Aguarda su turno en una sala del centro ortopédico que el Comité Internacional de la Cruz Roja tiene en la capital desde 1988. Es por su hijo Rahnan, con una malformación en el pie. "No me gusta el burka. Me siento en una cárcel y debajo hace mucho calor. El hiyab es la prenda que exige mi religión y es la que llevo sobre la cabeza. Mucha gente piensa así en Kabul, pero sé que en las provincias es diferente. Allí, muchas mujeres tienen que llevar el burka por fuerza".
Salima es una de ellas. Procede de la norteña provincia de Takhan y lleva el burka levantado sobre la frente. Al principio se niega a conversar. Dice que necesita el permiso de su marido. Con la ayuda de una de las fisioterapeutas accede cubriéndose la boca con los pliegues: "Nadie me obliga a llevarlo. Debajo de él me siento más segura. No me gusta que los hombres me miren en la calle".
Malalai Joya tiene 35 años y es una de las 64 diputadas del Parlamento, pero no puede acudir a su escaño porque fue expulsada pese a que la ley no contempla esa posibilidad. Está amenazada de muerte y vive en la clandestinidad. En su caso, el burka es un seguro de vida. "La mayoría de nuestros políticos y parlamentarios son unos narcotraficantes y criminales de guerra que deberían ser detenidos y llevados ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya", explica en uno de sus refugios. Opiniones como ésta, que expresó en la Loya Jirga (Gran Asamblea) en 2003, le han colocado en la mira de demasiadas armas.
"La situación de la mujer en Afganistán es un infierno", prosigue. "Muchas optan por el suicidio para escapar de la violación legalizada en la que se han convertido muchos matrimonios. No pueden salir sin permiso de sus maridos. Tampoco educarse. Vivo en un país de misóginos que temen a la otra mitad. Dicen que somos el 25% de los diputados, pero es mentira: las mujeres apenas pueden hablar en el Parlamento, son insultadas y atacadas. A mí, por ejemplo, me intentaron violar. Las cosas no han cambiado desde que se fueron los talibanes y el país fue ocupado por tropas extranjeras". Malalai maneja papeles y muestra fotografías; es una mujer entregada a una causa. "Sé que un día me matarán. Ya lo han intentado cinco veces, pero no me voy a rendir", dice.
Sdika tiene 12 años. Se levanta a las seis de la mañana. Una hora después entra en el colegio pero a las diez debe regresar a su casa para ayudar y hacer la comida. Le gustaría ser pintora. Dibuja jardines y casas grandes. Deben ser sus sueños desde un Kabul envuelto en una neblina de polvo y arena que daña los ojos. Dice que no le gusta el burka. "No me lo pondré hasta que me case. Después dependerá de lo que decida mi marido".
La diputada Fawzeja Kofi se queja de que los candidatos a la presidencia no han dedicado su atención a los problemas de la mujer. También cree que el burka no es el problema, sino la representación del problema. Confía en que los jóvenes y las nuevas tecnologías rompan el cerco. "Poco ha cambiado la calidad de vida de las mujeres desde la salida de los talibanes. Aquí se mata a la mujer por ser mujer. Sólo en Kabul hay 60.000 viudas que deben llevar el peso de la casa y que carecen de derechos. La única vía es la educación, que el 85% de mujeres analfabetas aprenda a leer y a exigir sus derechos. Tenemos un Gobierno corrupto que lo único que ha hecho es legalizar la tradición. Vivimos en una cultura de la impunidad que nada tiene que ver con la sharia [ley islámica]".
Baja participación electoral
- Bien porque han sido amenazadas de muerte, por las presiones de su familia o porque han sido excluidas del mundo de la política, las mujeres afganas apenas han votado en las elecciones del pasado 20 de agosto. La participación ha llegado a cero en algunas regiones del sur, según los cálculos de algunas ONG locales. La participación de las mujeres fue mayor en los comicios de 2004.
- Ocho de cada diez mujeres sufren violencia doméstica y un 60% son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según los últimos datos proporcionados por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán.
- El 95% de las niñas que comienzan primaria no terminan secundaria.
- El Parlamento tiene 64 diputadas, que representan un 25%, pero apenas pueden hablar ni intervenir en las leyes.
- Sólo en Kabul hay 60.000 viudas que deben llevar el peso de la casa. Como mujeres solas, carecen de derechos.
- El 85% de las mujeres son analfabetas; en el caso de los hombres el porcentaje es del 50%.
- Una ley que entró en vigor hace una semana ha empeorado las condiciones
de las mujeres. El texto permite a los maridos de la etnia hazara (un 9% de los afganos) castigar sin alimentos a sus esposas si éstas les niegan el tamkeen, el derecho a la satisfacción de las necesidades sexuales. En su versión original, que se modificó por las críticas recibidas, la ley permitía a los maridos violar a las esposas en ese mismo caso.
EL PAÍS, España, 24 de Agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Afganistan/olvida/mujeres/elpepuint/20090824elpepiint_1/Tes
Afganistán se olvida de las mujeres
Tras ocho años de intervención internacional, la discriminación de las afganas es similar a la época de los talibanes - Ocho de cada diez sufren violencia doméstica
RAMÓN LOBO (ENVIADO ESPECIAL) - Kabul
Las mujeres afganas son víctimas de una mentalidad medieval. No existen leyes ni justicia, sólo tradición y la voluntad inapelable de unos hombres embrutecidos por 30 años de guerras que se amparan en el nombre de Dios para ejercer la violencia. En muchas zonas rurales se rapa el pelo a los niños durante la celebración de las bodas con la esperanza de que su fealdad les salve de una violación.
Las mujeres afganas son víctimas de una mentalidad medieval. No existen leyes ni justicia, sólo tradición y la voluntad inapelable de unos hombres embrutecidos por 30 años de guerras que se amparan en el nombre de Dios para ejercer la violencia. En muchas zonas rurales se rapa el pelo a los niños durante la celebración de las bodas con la esperanza de que su fealdad les salve de una violación, a menudo por parte de un familiar. Ocho de cada 10 mujeres sufren violencia doméstica y un 60% es obligada a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según datos de Naciones Unidas y de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán. El presidente Hamid Karzai, financiado por la comunidad internacional -incluida España-, aprueba leyes que permiten a los maridos chiíes castigar a sus esposas sin comida si éstas no les complacen sexualmente.
"El burka no es el problema si es ella quien decide libremente llevarlo", afirma Fatana Ishaq Gailani, premio Príncipe de Asturias de la Concordia de 1998 y presidenta de una ONG que defiende sus derechos. "El gran problema de las mujeres afganas es el trato inhumano que reciben. Nadie las protege de la violencia. Ni el Gobierno ni la comunidad internacional han hecho nada en ocho años por cambiar la situación. Es imposible condenar a nadie por violación; los jueces liberan a los acusados tras el pago de un soborno. La mujer afgana apenas tiene acceso a la educación y en las zonas rurales vive en condiciones de extrema pobreza".
Faima tiene 23 años, es de Kabul y afortunada: pudo terminar la enseñaza secundaria, algo vedado al 95% de las niñas que inician la escuela. Aguarda su turno en una sala del centro ortopédico que el Comité Internacional de la Cruz Roja tiene en la capital desde 1988. Es por su hijo Rahnan, con una malformación en el pie. "No me gusta el burka. Me siento en una cárcel y debajo hace mucho calor. El hiyab es la prenda que exige mi religión y es la que llevo sobre la cabeza. Mucha gente piensa así en Kabul, pero sé que en las provincias es diferente. Allí, muchas mujeres tienen que llevar el burka por fuerza".
Salima es una de ellas. Procede de la norteña provincia de Takhan y lleva el burka levantado sobre la frente. Al principio se niega a conversar. Dice que necesita el permiso de su marido. Con la ayuda de una de las fisioterapeutas accede cubriéndose la boca con los pliegues: "Nadie me obliga a llevarlo. Debajo de él me siento más segura. No me gusta que los hombres me miren en la calle".
Malalai Joya tiene 35 años y es una de las 64 diputadas del Parlamento, pero no puede acudir a su escaño porque fue expulsada pese a que la ley no contempla esa posibilidad. Está amenazada de muerte y vive en la clandestinidad. En su caso, el burka es un seguro de vida. "La mayoría de nuestros políticos y parlamentarios son unos narcotraficantes y criminales de guerra que deberían ser detenidos y llevados ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya", explica en uno de sus refugios. Opiniones como ésta, que expresó en la Loya Jirga (Gran Asamblea) en 2003, le han colocado en la mira de demasiadas armas.
"La situación de la mujer en Afganistán es un infierno", prosigue. "Muchas optan por el suicidio para escapar de la violación legalizada en la que se han convertido muchos matrimonios. No pueden salir sin permiso de sus maridos. Tampoco educarse. Vivo en un país de misóginos que temen a la otra mitad. Dicen que somos el 25% de los diputados, pero es mentira: las mujeres apenas pueden hablar en el Parlamento, son insultadas y atacadas. A mí, por ejemplo, me intentaron violar. Las cosas no han cambiado desde que se fueron los talibanes y el país fue ocupado por tropas extranjeras". Malalai maneja papeles y muestra fotografías; es una mujer entregada a una causa. "Sé que un día me matarán. Ya lo han intentado cinco veces, pero no me voy a rendir", dice.
Sdika tiene 12 años. Se levanta a las seis de la mañana. Una hora después entra en el colegio pero a las diez debe regresar a su casa para ayudar y hacer la comida. Le gustaría ser pintora. Dibuja jardines y casas grandes. Deben ser sus sueños desde un Kabul envuelto en una neblina de polvo y arena que daña los ojos. Dice que no le gusta el burka. "No me lo pondré hasta que me case. Después dependerá de lo que decida mi marido".
La diputada Fawzeja Kofi se queja de que los candidatos a la presidencia no han dedicado su atención a los problemas de la mujer. También cree que el burka no es el problema, sino la representación del problema. Confía en que los jóvenes y las nuevas tecnologías rompan el cerco. "Poco ha cambiado la calidad de vida de las mujeres desde la salida de los talibanes. Aquí se mata a la mujer por ser mujer. Sólo en Kabul hay 60.000 viudas que deben llevar el peso de la casa y que carecen de derechos. La única vía es la educación, que el 85% de mujeres analfabetas aprenda a leer y a exigir sus derechos. Tenemos un Gobierno corrupto que lo único que ha hecho es legalizar la tradición. Vivimos en una cultura de la impunidad que nada tiene que ver con la sharia [ley islámica]".
Baja participación electoral
- Bien porque han sido amenazadas de muerte, por las presiones de su familia o porque han sido excluidas del mundo de la política, las mujeres afganas apenas han votado en las elecciones del pasado 20 de agosto. La participación ha llegado a cero en algunas regiones del sur, según los cálculos de algunas ONG locales. La participación de las mujeres fue mayor en los comicios de 2004.
- Ocho de cada diez mujeres sufren violencia doméstica y un 60% son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, según los últimos datos proporcionados por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán.
- El 95% de las niñas que comienzan primaria no terminan secundaria.
- El Parlamento tiene 64 diputadas, que representan un 25%, pero apenas pueden hablar ni intervenir en las leyes.
- Sólo en Kabul hay 60.000 viudas que deben llevar el peso de la casa. Como mujeres solas, carecen de derechos.
- El 85% de las mujeres son analfabetas; en el caso de los hombres el porcentaje es del 50%.
- Una ley que entró en vigor hace una semana ha empeorado las condiciones
de las mujeres. El texto permite a los maridos de la etnia hazara (un 9% de los afganos) castigar sin alimentos a sus esposas si éstas les niegan el tamkeen, el derecho a la satisfacción de las necesidades sexuales. En su versión original, que se modificó por las críticas recibidas, la ley permitía a los maridos violar a las esposas en ese mismo caso.
EL PAÍS, España, 24 de Agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Afganistan/olvida/mujeres/elpepuint/20090824elpepiint_1/Tes
Anticoncepción y aborto: derechos que quieren invisibilizar
La píldora anticonceptiva liberó a las mujeres
Existe miedo a expresar opiniones contrarias a las de la Iglesia Católica sobre la anticoncepción
Rosemary S. Bradley
scacri@racsa.co.cr
Fundación Fudesemillas
Las opiniones como las de Enrique Vargas Soto ( “Un proyecto de ley inadmisible” , Página Quince, La Nación , 21 de agosto 2009), de que “Costa Rica debe proseguir por los caminos de la dignidad humana” –siendo la definición de lo que es “dignidad humana” una interpretación personal de él, hombre, que nunca tuvo que gestar y criar un hijo en condiciones de pobreza– abundan en la prensa de Costa Rica. La opinión contraria, de que el derecho de la mujer de escoger si quiere o no tener hijos, es igual o más importante que el derecho potencial de un bebé que todavía no existe, es muy poco expresada.
¿Miedo? ¿Será que las personas como yo, que creen en este derecho, tienen miedo de hablar? ¿O será que se debe a que las personas que más necesitan esta ley para proteger sus derechos, son pobres, mujeres, con poca educación y como tal, indefensas y mudas frente a las personas –casi todos hombres– que expresan opiniones como las del señor Vargas?
El señor Vargas opina que el uso de anticonceptivos se basa en una “nueva moral” y una “nueva cultura”, manipuladas por medio del IPPF (Federación Internacional de Paternidad Planificada) por las empresas farmacéuticas multinacionales para aumentar sus enormes lucros. Sin embargo, es evidente para muchas personas, aunque en Costa Rica se mantengan calladas, que creer que la población mundial debe seguir aumentando sin ningún control, para defender los derechos de los niños que todavía no han nacido, es un error.
En los años sesenta (hace casi 50 años, así que no es “nuevo”), se inventó la pastilla anticonceptiva, y este hecho liberó a muchas mujeres para que pudieran estudiar y llevar una vida creativa, dando al mundo los muchísimos talentos que ellas pueden ofrecer.
Cuanto más mujeres lleguen a tener puestos de autoridad e importancia en el comercio, la política y la religión, mejor, porque ofrecen un punto de vista contrastante al del hombre, que lo complementa y logra mejores resultados que cuando los hombres actúan solos.
Solo un vistazo a la prensa internacional muestra miles de aspectos de la dificultad y costo de lograr justicia para las personas pobres del mundo (por ejemplo: The Guardian Weekly , 14 agosto 2009, “Britain must look to Harlem”, donde se describe un proyecto que logró en apenas cinco años un enorme efecto positivo en la habilidad de los niños pobres a desarrollarse por medio de un nivel de atención muy elevado en cantidad y calidad en Harlem, Nueva York a un costo de US $5.000 por niño). Esta y muchas otras experiencias similares muestran que ya, ahora, la población excede, posiblemente por billones, al número máximo que permitiría lograr el objetivo de una verdadera justicia social.
En vista de estos hechos, es clara la necesidad del control natal, manejado en una forma segura, accesible y con normas sanitarias adecuadas, que deja a cada persona el derecho de decidir cuántos hijos quiere tener. ¿O es que, en realidad, a las personas que defienden los derechos de niños sin nacer sobre los de sus madres, no les importa la justicia para los pobres del mundo?
Yo, como extranjera, que he vivido y trabajado en este país por 20 años, siento que existe un silencio en el nivel de discusión de opiniones contrarias a las del señor Vargas Soto.
Inhibiciones
Siento que posiblemente la falta de discusión del tema desde el punto de vista contrario, se debe a que la gente tiene miedo de contradecir las creencias de la Iglesia Católica (véase http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/285/1363/articulo.php?id>1718: “Si un espermatozoide se une con el óvulo, hay concepción. En ese momento, Dios crea el alma del nuevo bebé.” y “La anticoncepción va en contra de la naturaleza del hombre y de la mujer. La relación sexual tiene como finalidad la procreación y la unión de los esposos. Cuando se limita esta finalidad al mero placer sexual, se actúa en contra de la naturaleza”). ¿Tienen miedo de ser acusados de cometer un “asesinato”, o defender personas que cometen “asesinatos” si defienden abiertamente el uso de cualquier tipo de anticonceptivo? Si la anticoncepción es mala porque no es natural, ¿por qué no se aplica el mismo argumento contra cualquier tecnología médica?
Es muy preocupante que precisamente las personas que necesitan recibir apoyo para la utilización de métodos anticonceptivos efectivos y seguros sean manipuladas de esta manera, y que no haya una discusión más abierta al respecto
LA NACIÓN, Costa Rica, 26 de Agosto de 2009
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/agosto/26/opinion2069929.html
Existe miedo a expresar opiniones contrarias a las de la Iglesia Católica sobre la anticoncepción
Rosemary S. Bradley
scacri@racsa.co.cr
Fundación Fudesemillas
Las opiniones como las de Enrique Vargas Soto ( “Un proyecto de ley inadmisible” , Página Quince, La Nación , 21 de agosto 2009), de que “Costa Rica debe proseguir por los caminos de la dignidad humana” –siendo la definición de lo que es “dignidad humana” una interpretación personal de él, hombre, que nunca tuvo que gestar y criar un hijo en condiciones de pobreza– abundan en la prensa de Costa Rica. La opinión contraria, de que el derecho de la mujer de escoger si quiere o no tener hijos, es igual o más importante que el derecho potencial de un bebé que todavía no existe, es muy poco expresada.
¿Miedo? ¿Será que las personas como yo, que creen en este derecho, tienen miedo de hablar? ¿O será que se debe a que las personas que más necesitan esta ley para proteger sus derechos, son pobres, mujeres, con poca educación y como tal, indefensas y mudas frente a las personas –casi todos hombres– que expresan opiniones como las del señor Vargas?
El señor Vargas opina que el uso de anticonceptivos se basa en una “nueva moral” y una “nueva cultura”, manipuladas por medio del IPPF (Federación Internacional de Paternidad Planificada) por las empresas farmacéuticas multinacionales para aumentar sus enormes lucros. Sin embargo, es evidente para muchas personas, aunque en Costa Rica se mantengan calladas, que creer que la población mundial debe seguir aumentando sin ningún control, para defender los derechos de los niños que todavía no han nacido, es un error.
En los años sesenta (hace casi 50 años, así que no es “nuevo”), se inventó la pastilla anticonceptiva, y este hecho liberó a muchas mujeres para que pudieran estudiar y llevar una vida creativa, dando al mundo los muchísimos talentos que ellas pueden ofrecer.
Cuanto más mujeres lleguen a tener puestos de autoridad e importancia en el comercio, la política y la religión, mejor, porque ofrecen un punto de vista contrastante al del hombre, que lo complementa y logra mejores resultados que cuando los hombres actúan solos.
Solo un vistazo a la prensa internacional muestra miles de aspectos de la dificultad y costo de lograr justicia para las personas pobres del mundo (por ejemplo: The Guardian Weekly , 14 agosto 2009, “Britain must look to Harlem”, donde se describe un proyecto que logró en apenas cinco años un enorme efecto positivo en la habilidad de los niños pobres a desarrollarse por medio de un nivel de atención muy elevado en cantidad y calidad en Harlem, Nueva York a un costo de US $5.000 por niño). Esta y muchas otras experiencias similares muestran que ya, ahora, la población excede, posiblemente por billones, al número máximo que permitiría lograr el objetivo de una verdadera justicia social.
En vista de estos hechos, es clara la necesidad del control natal, manejado en una forma segura, accesible y con normas sanitarias adecuadas, que deja a cada persona el derecho de decidir cuántos hijos quiere tener. ¿O es que, en realidad, a las personas que defienden los derechos de niños sin nacer sobre los de sus madres, no les importa la justicia para los pobres del mundo?
Yo, como extranjera, que he vivido y trabajado en este país por 20 años, siento que existe un silencio en el nivel de discusión de opiniones contrarias a las del señor Vargas Soto.
Inhibiciones
Siento que posiblemente la falta de discusión del tema desde el punto de vista contrario, se debe a que la gente tiene miedo de contradecir las creencias de la Iglesia Católica (véase http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/285/1363/articulo.php?id>1718: “Si un espermatozoide se une con el óvulo, hay concepción. En ese momento, Dios crea el alma del nuevo bebé.” y “La anticoncepción va en contra de la naturaleza del hombre y de la mujer. La relación sexual tiene como finalidad la procreación y la unión de los esposos. Cuando se limita esta finalidad al mero placer sexual, se actúa en contra de la naturaleza”). ¿Tienen miedo de ser acusados de cometer un “asesinato”, o defender personas que cometen “asesinatos” si defienden abiertamente el uso de cualquier tipo de anticonceptivo? Si la anticoncepción es mala porque no es natural, ¿por qué no se aplica el mismo argumento contra cualquier tecnología médica?
Es muy preocupante que precisamente las personas que necesitan recibir apoyo para la utilización de métodos anticonceptivos efectivos y seguros sean manipuladas de esta manera, y que no haya una discusión más abierta al respecto
LA NACIÓN, Costa Rica, 26 de Agosto de 2009
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/agosto/26/opinion2069929.html
Circuncisión y Sida
EE UU estudia circuncidar a los niños para frenar el sida
EL PAÍS - Madrid
El Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta (CDC, órgano asesor de las autoridades sanitarias de EE UU) debate si debe proponerse a todos los padres que circunciden a sus niños recién nacidos. La medida es consecuencia de unos estudios -hechos en África- que han demostrado que los hombres a los que se ha hecho esta operación reducen hasta un 60% el riesgo de contraer el VIH (el virus que causa el sida) si tienen relaciones sexuales sin protección con una mujer infectada.
Hasta ahora, la Asociación Americana de Pediatría no incluye la recomendación en sus guías. Pero las autoridades sanitarias -que tomarán una decisión definitiva a finales de año- creen que la medida podría ayudar a frenar la epidemia. En cualquier caso, se trataría de un consejo, que podría incluso ampliarse a los adultos con prácticas de riesgo.
La operación es sencilla y prácticamente no tiene efectos secundarios. De hecho, casi el 70% de los hombres estadounidenses están circuncidados, pero esta proporción baja entre las minorías raciales (hispanos y negros), que son, por otro lado, dos de los grupos de población entre los que más se está extendiendo el VIH.
Los ensayos no incluyeron a hombres que tenían sexo con hombres, por lo que no se sabe si los gays pueden beneficiarse de la operación. Tampoco está claro el mecanismo de protección, aunque se cree que puede ser debido a que la intervención (retirada de la piel que cubre el prepucio) facilita su limpieza, y hace que la epidermis del extremo del pene se endurezca, con lo que se evitan erosiones que faciliten la infección.
EL PAÍS, España, 25 de agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/EE/UU/estudia/circuncidar/ninos/frenar/sida/elpepusoc/20090825elpepisoc_4/Tes
EL PAÍS - Madrid
El Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta (CDC, órgano asesor de las autoridades sanitarias de EE UU) debate si debe proponerse a todos los padres que circunciden a sus niños recién nacidos. La medida es consecuencia de unos estudios -hechos en África- que han demostrado que los hombres a los que se ha hecho esta operación reducen hasta un 60% el riesgo de contraer el VIH (el virus que causa el sida) si tienen relaciones sexuales sin protección con una mujer infectada.
Hasta ahora, la Asociación Americana de Pediatría no incluye la recomendación en sus guías. Pero las autoridades sanitarias -que tomarán una decisión definitiva a finales de año- creen que la medida podría ayudar a frenar la epidemia. En cualquier caso, se trataría de un consejo, que podría incluso ampliarse a los adultos con prácticas de riesgo.
La operación es sencilla y prácticamente no tiene efectos secundarios. De hecho, casi el 70% de los hombres estadounidenses están circuncidados, pero esta proporción baja entre las minorías raciales (hispanos y negros), que son, por otro lado, dos de los grupos de población entre los que más se está extendiendo el VIH.
Los ensayos no incluyeron a hombres que tenían sexo con hombres, por lo que no se sabe si los gays pueden beneficiarse de la operación. Tampoco está claro el mecanismo de protección, aunque se cree que puede ser debido a que la intervención (retirada de la piel que cubre el prepucio) facilita su limpieza, y hace que la epidermis del extremo del pene se endurezca, con lo que se evitan erosiones que faciliten la infección.
EL PAÍS, España, 25 de agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/EE/UU/estudia/circuncidar/ninos/frenar/sida/elpepusoc/20090825elpepisoc_4/Tes
Pareja, sí, pero en casa aparte...
Parejas "cama afuera": una tendencia que se impone
Para evitar el desgate de la rutina y cuidar espacios propios, cada vez más parejas optan por vivir en casas separadas. Para los expertos es una alternativa a los múltiples modelos de familia de hoy.
Mariana Iglesias
"A esta altura de mi vida sería incapaz de vivir con otra persona", confiesa Aníbal Riveras, 70 años, 5 junto a Amelia, de 67. "Estar de novios es ideal porque no hay desgaste. Está claro... ¿Por qué los amantes se llevan bien? ¡Porque no conviven!", insiste Aníbal que, como Amelia, ha tenido su matrimonio largo y con hijos. Ya no. Ahora, que son abuelos, eligieron ser novios. Como tantos. Es que la decisión ya no tiene el condimento excéntrico a lo Woody Allen, y tampoco carga con antiguas condenas sociales. Tal vez porque uno de cada dos matrimonios termina en divorcio, la pareja "cama afuera" se está volviendo una variante más a los múltiples modelos de familia de hoy.
"Es algo de lo más común. Como hay mucho divorcio y mucha rotación de pareja, la gente se protege así, manteniendo sus espacios", dice Diana Rizzatto, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. Para la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff, las dudas sobre este modelo son cada día más frecuentes en el consultorio: "En general tuvieron parejas que no funcionaron, también hijos, y buscan otra alternativa. Rompen con el modelo tradicional y les suele ir mucho mejor". Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas, asegura que la realidad ya supera lo jurídico: "En el matrimonio la Ley exige la obligación de vivir juntos, pero hoy se aceptan otras situaciones". Y pone el caso de las familias ensambladas: "Se sabe que el principal factor de riesgo en la ruptura de una familia ensamblada son los hijos que cada uno trae. Por eso, hay muchas parejas que prefieren no complicarse y vivir cada uno en su casa. Lo cierto es que antes era imposible y ahora se ve como una salida inteligente". Lila Isacovich, psicoanalista de la Fundación Buenos Aires, también da una opinión positiva: "Es fantástico que haya tantos modelos de pareja como relaciones. Es una tendencia muy marcada, que se ve más práctica y más segura. No es falta de compromiso sino al revés, es una manera de cuidar la pareja. Se dan relaciones de un compañerismo que permite espacios propios. Se comparten fines de semana y vacaciones, pero el día a día es cada uno en su casa". Bernardo Stamateas, autor de "Sexualidad y erotismo en la pareja", habla del cambio de costumbres: "En las parejas de esta época posmoderna no existen reglas fijas ni rituales familiares, sino que se buscan nuevas maneras para que la pareja funcione y así vencer los dos problemas por los que toda pareja se quiebra, que son la pérdida del amor romántico y los problemas sexuales".
Irene Loyácono, directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar, habla de las primeras parejas, las jóvenes: "La pareja sin convivencia se deriva de ese estilo light, propio de nuestros días. Es una forma racionalista de ahorrarse los problemas que acarrea la negociación de tantos detalles. Implica una posición centrada en el yo: no estoy dispuesto a comprometerme demasiado ni a hacer mucho esfuerzo. Y si bien es cierto que la cama afuera logra ese objetivo, deja por el camino otras cosas valiosas que sólo aparecen en las relaciones comprometidas. Sin olvidar que, si vamos con tan poca fe a la consumación del amor es probable que caigamos en una profecía autocumplida: terminamos separándonos".
Para la ginecóloga y sexóloga Beatriz Literat, es importante el "permiso" o "legitimación" que se le da hoy a este nuevo vínculo: "Antes estas relaciones no se hacían públicas, pero hoy hay nuevos modelos y la gente los usa. ¿A quién no le gusta estar de novios y salir todos arregladitos? Pero a veces es pura comodidad. No creo que el matrimonio como institución haya fracasado sino que a veces se elige mal a la pareja".
¿Entonces...?
Dice Stamateas: "El amor de pareja es el deseo de tener intimidad emocional, sexual, intelectual y espiritual con el otro. Es darle la bienvenida a mi territorio sin sentir miedo a perder mi pellejo. Es vivir un proyecto junto a quien se ama. No depende de donde se viva, sino del espacio interior que le damos al otro para entrar en nuestro circuito de intimidad afectiva".
EL CLARÍN, Argentina, 23 de Agosto de 2009
http://www.clarin.com/diario/2009/08/23/um/m-01984136.htm
Para evitar el desgate de la rutina y cuidar espacios propios, cada vez más parejas optan por vivir en casas separadas. Para los expertos es una alternativa a los múltiples modelos de familia de hoy.
Mariana Iglesias
"A esta altura de mi vida sería incapaz de vivir con otra persona", confiesa Aníbal Riveras, 70 años, 5 junto a Amelia, de 67. "Estar de novios es ideal porque no hay desgaste. Está claro... ¿Por qué los amantes se llevan bien? ¡Porque no conviven!", insiste Aníbal que, como Amelia, ha tenido su matrimonio largo y con hijos. Ya no. Ahora, que son abuelos, eligieron ser novios. Como tantos. Es que la decisión ya no tiene el condimento excéntrico a lo Woody Allen, y tampoco carga con antiguas condenas sociales. Tal vez porque uno de cada dos matrimonios termina en divorcio, la pareja "cama afuera" se está volviendo una variante más a los múltiples modelos de familia de hoy.
"Es algo de lo más común. Como hay mucho divorcio y mucha rotación de pareja, la gente se protege así, manteniendo sus espacios", dice Diana Rizzatto, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. Para la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff, las dudas sobre este modelo son cada día más frecuentes en el consultorio: "En general tuvieron parejas que no funcionaron, también hijos, y buscan otra alternativa. Rompen con el modelo tradicional y les suele ir mucho mejor". Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas, asegura que la realidad ya supera lo jurídico: "En el matrimonio la Ley exige la obligación de vivir juntos, pero hoy se aceptan otras situaciones". Y pone el caso de las familias ensambladas: "Se sabe que el principal factor de riesgo en la ruptura de una familia ensamblada son los hijos que cada uno trae. Por eso, hay muchas parejas que prefieren no complicarse y vivir cada uno en su casa. Lo cierto es que antes era imposible y ahora se ve como una salida inteligente". Lila Isacovich, psicoanalista de la Fundación Buenos Aires, también da una opinión positiva: "Es fantástico que haya tantos modelos de pareja como relaciones. Es una tendencia muy marcada, que se ve más práctica y más segura. No es falta de compromiso sino al revés, es una manera de cuidar la pareja. Se dan relaciones de un compañerismo que permite espacios propios. Se comparten fines de semana y vacaciones, pero el día a día es cada uno en su casa". Bernardo Stamateas, autor de "Sexualidad y erotismo en la pareja", habla del cambio de costumbres: "En las parejas de esta época posmoderna no existen reglas fijas ni rituales familiares, sino que se buscan nuevas maneras para que la pareja funcione y así vencer los dos problemas por los que toda pareja se quiebra, que son la pérdida del amor romántico y los problemas sexuales".
Irene Loyácono, directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar, habla de las primeras parejas, las jóvenes: "La pareja sin convivencia se deriva de ese estilo light, propio de nuestros días. Es una forma racionalista de ahorrarse los problemas que acarrea la negociación de tantos detalles. Implica una posición centrada en el yo: no estoy dispuesto a comprometerme demasiado ni a hacer mucho esfuerzo. Y si bien es cierto que la cama afuera logra ese objetivo, deja por el camino otras cosas valiosas que sólo aparecen en las relaciones comprometidas. Sin olvidar que, si vamos con tan poca fe a la consumación del amor es probable que caigamos en una profecía autocumplida: terminamos separándonos".
Para la ginecóloga y sexóloga Beatriz Literat, es importante el "permiso" o "legitimación" que se le da hoy a este nuevo vínculo: "Antes estas relaciones no se hacían públicas, pero hoy hay nuevos modelos y la gente los usa. ¿A quién no le gusta estar de novios y salir todos arregladitos? Pero a veces es pura comodidad. No creo que el matrimonio como institución haya fracasado sino que a veces se elige mal a la pareja".
¿Entonces...?
Dice Stamateas: "El amor de pareja es el deseo de tener intimidad emocional, sexual, intelectual y espiritual con el otro. Es darle la bienvenida a mi territorio sin sentir miedo a perder mi pellejo. Es vivir un proyecto junto a quien se ama. No depende de donde se viva, sino del espacio interior que le damos al otro para entrar en nuestro circuito de intimidad afectiva".
EL CLARÍN, Argentina, 23 de Agosto de 2009
http://www.clarin.com/diario/2009/08/23/um/m-01984136.htm
Pero si los pelos también pueden ser atractivos...
Depilados
Eugenia de la Torriente
Se nos ha caído el pelo. Para ser más precisos, nos lo hemos arrancado. Con saña y cualquier arma a nuestro alcance: cuchillas, pinzas, ardientes ceras y, últimamente, rayos láser de ciencia ficción que achicharran el folículo piloso para que la lacra no vuelva a mancillar nuestra piel. Las españolas somos las europeas que más, antes y en más sitios nos depilamos. La exterminación masiva y concienzuda del vello corporal solía ser cosa de mujeres, pero hace tiempo que los hombres se unieron a la lucha.
El diseñador Tom Ford ha denunciado más de una vez que vivimos en una sociedad sin pelo. Nos pulimos y enceramos. Más como un coche o una muñeca que como solían los humanos. Y no hace falta volver a las cuevas para encontrar el capilar perdido. Pocas décadas atrás, Burt Reynolds o Sean Connery se ganaban la vida como símbolos sexuales de pelo en pecho. Semejante alarde de frondosidad parece hoy restringido a los osos.
Ya no cumple funciones esenciales para la supervivencia, así que hemos decidido que nuestro destino pasa por eliminar el vello. Irreversiblemente. Igual que el dedo meñique del pie que estamos a punto de dejar en la estacada evolutiva. "Cada vez nos gusta menos el pelo", asegura Leticia B. Carrera, de los centros Felicidad Carrera de Madrid. El año pasado invirtió en un aparato de láser soprano -penúltima innovación tecnológica: sin relación con las prácticas de mafiosos televisivos- y ya nadie le pide la cera. Total, por un poco más te lo quitas para siempre. Con el miedo que da decir "para siempre".
Es cierto que la obsesión es antigua y que las fórmulas de tortura siempre han sido imaginativas. Arrancar pelos de la cara con un hilo de algodón retorcido podría parecer un servicio más propio del spa de Guantánamo que de un salón de belleza. Pero es la curiosa oferta de Con Hilo Depilo. Se trata de recuperar una técnica oriental que, aseguran, resulta menos agresiva que las pinzas. La antigüedad de la patología recuerda que además del propósito embellecedor existe una cuestión de higiene. Pero seamos serios. Eso no explica por qué el 70% de las clientas de Leticia que se depilan las ingles lo hacen a la brasileña.
En ese parque de atracciones británico que nos anima el verano con tonterías como prohibir los bañadores slip han tenido otra idea brillante. Depilación gratuita para asegurarse que sus clientes exhiben decorosos -es decir, lampiños- muslos. Tanta unanimidad asusta. Y acabará por convertir a espaldas peludas y mostachos femeninos en instrumentos de rebeldía y contestación social. Prepárense.
EL PAÍS, España, 24 de Agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Depilados/elpepirdv/20090824elpepirdv_6/Tes
Eugenia de la Torriente
Se nos ha caído el pelo. Para ser más precisos, nos lo hemos arrancado. Con saña y cualquier arma a nuestro alcance: cuchillas, pinzas, ardientes ceras y, últimamente, rayos láser de ciencia ficción que achicharran el folículo piloso para que la lacra no vuelva a mancillar nuestra piel. Las españolas somos las europeas que más, antes y en más sitios nos depilamos. La exterminación masiva y concienzuda del vello corporal solía ser cosa de mujeres, pero hace tiempo que los hombres se unieron a la lucha.
El diseñador Tom Ford ha denunciado más de una vez que vivimos en una sociedad sin pelo. Nos pulimos y enceramos. Más como un coche o una muñeca que como solían los humanos. Y no hace falta volver a las cuevas para encontrar el capilar perdido. Pocas décadas atrás, Burt Reynolds o Sean Connery se ganaban la vida como símbolos sexuales de pelo en pecho. Semejante alarde de frondosidad parece hoy restringido a los osos.
Ya no cumple funciones esenciales para la supervivencia, así que hemos decidido que nuestro destino pasa por eliminar el vello. Irreversiblemente. Igual que el dedo meñique del pie que estamos a punto de dejar en la estacada evolutiva. "Cada vez nos gusta menos el pelo", asegura Leticia B. Carrera, de los centros Felicidad Carrera de Madrid. El año pasado invirtió en un aparato de láser soprano -penúltima innovación tecnológica: sin relación con las prácticas de mafiosos televisivos- y ya nadie le pide la cera. Total, por un poco más te lo quitas para siempre. Con el miedo que da decir "para siempre".
Es cierto que la obsesión es antigua y que las fórmulas de tortura siempre han sido imaginativas. Arrancar pelos de la cara con un hilo de algodón retorcido podría parecer un servicio más propio del spa de Guantánamo que de un salón de belleza. Pero es la curiosa oferta de Con Hilo Depilo. Se trata de recuperar una técnica oriental que, aseguran, resulta menos agresiva que las pinzas. La antigüedad de la patología recuerda que además del propósito embellecedor existe una cuestión de higiene. Pero seamos serios. Eso no explica por qué el 70% de las clientas de Leticia que se depilan las ingles lo hacen a la brasileña.
En ese parque de atracciones británico que nos anima el verano con tonterías como prohibir los bañadores slip han tenido otra idea brillante. Depilación gratuita para asegurarse que sus clientes exhiben decorosos -es decir, lampiños- muslos. Tanta unanimidad asusta. Y acabará por convertir a espaldas peludas y mostachos femeninos en instrumentos de rebeldía y contestación social. Prepárense.
EL PAÍS, España, 24 de Agosto de 2009
http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Depilados/elpepirdv/20090824elpepirdv_6/Tes
Por la defensa de la integridad y la dignidad de las mujeres
Presentan hoy reforma a ley de penalización de la violencia contra las mujeres
Diputadas de todas las fracciones y mujeres de la sociedad civil presentan una reforma a Ley de penalización de la violencia contra las mujeres, que solventaría la derogación de los artículos 22 y 25 que dejó en indefensión a miles de mujeres.
Fernando Francia
Diputadas de todas las fracciones, así como organizaciones de muejres pretenden solventar el vacío legal en el que cayó la Ley de penalización de la violencia contra las mujeres, tras la anulación por parte de las Sala IV de los artículos 22 y 25.
Estos dos artículos de la Ley resultaron ser los más utilizados por las mujeres en sus denuncias, pues tipificaban el maltrato y la violencia emocional.
Al dejarse sin efecto esos dos artículos se eliminó el instrumento legal que había generado, entre octubre del 2007 y octubre del 2008, más de 12.000 denuncias.
En ese lapso de tiempo se denunciaron un total de 17.971 casos ante el Ministerio Público por delitos previstos en la Ley de penalización. De esa cantidad, 6.459 corresponden al delito de Maltrato (tipificado en el artículo 22 de la Ley) y 5.798 al delito de violencia emocional (del artículo 25 de la Ley). En tercer lugar se encuentra el delito de incumplimiento de medidas de protección con 3.039 casos.
Los datos del Departamento de Planificación del Poder Judicial revelan, además, una disminución en el ingreso de denuncias por falta de tipos penales específicos que protejan a las mujeres y les permitan acceder a una tutela judicial efectiva de su integridad física y demás derechos fundamentales.
El proyecto de ley que se presentará hoy en la Asamblea Legislativa pretende reestablecer las normas anuladas y por lo tanto sus objetivos originales, pero corrigiendo las inconstitucionalidades señaladas.
Según la diputada Ana Helena Chacón, del Partido Unidad Social Cristiana, este proyecto es "el más consultado a la Sala Constitucional en la historia parlamentaria del país". Tras más de ocho años, señaló Chacón, el texto del proyecto fue consultado cinco veces ante el alto tribunal.
A pesar de ello, una vez promulgada Ley de la República, la Sala derogó los dos artículos señalados.
El movimiento de mujeres y las organizaciones de la sociedad civil se han manifestado numerosas veces señalando lo que consideran "un grave error de la Sala Constitucional".
La presión durante varios años de las mujeres permitió que el tema se elevara a nivel de debate nacional y que finalmente se aprobara el instrumento legal que había sido construido ampliamente entre varios sectores.
Según lo indicó Patricia Romero, diputada del Partido Acción Ciudadana, en esta "se redactaron los artículos con mayor precisión, especificando realmente el tipo de delito y el maltrato que habría. Además, se especifican claramente las penas y sanciones".
Por su parte Chacón señaló que el fallo de 4 a 3 de la Sala Constitucional fue una enorme irresponsabilidad par alas mujeres que son víctimas de violencia al haber derogado los artículos.
La diferencia ahora fue, especialmente en la redacción más específica en la tipificación de los delitos, dijo Chacón.
En la elaboración de este nuevo proyecto de ley participaron magistradas de todas las salas del Poder Judicial, diputadas y organizaciones de mujeres.
Este proyecto sustituye los artículos derogados por la Sala IV y viene a llenar el vacío jurídico que quedó tras el fallo.
La Ley de penalización de la violencia contra las mujeres tipificaba originalmente cuatro tipos de violencia hacia las mujeres psicológica, sexual, física y patrimonial.
Con esta reforma se pretende que realmente esos cuatro tipos de violencia sean penalizados.
INFORMATICO, Costa Rica, 24 de Agosto de 2009
http://www.informa-tico.com/index.php?scc=articulo&ref=24-08-090003¬i=1
Diputadas de todas las fracciones y mujeres de la sociedad civil presentan una reforma a Ley de penalización de la violencia contra las mujeres, que solventaría la derogación de los artículos 22 y 25 que dejó en indefensión a miles de mujeres.
Fernando Francia
Diputadas de todas las fracciones, así como organizaciones de muejres pretenden solventar el vacío legal en el que cayó la Ley de penalización de la violencia contra las mujeres, tras la anulación por parte de las Sala IV de los artículos 22 y 25.
Estos dos artículos de la Ley resultaron ser los más utilizados por las mujeres en sus denuncias, pues tipificaban el maltrato y la violencia emocional.
Al dejarse sin efecto esos dos artículos se eliminó el instrumento legal que había generado, entre octubre del 2007 y octubre del 2008, más de 12.000 denuncias.
En ese lapso de tiempo se denunciaron un total de 17.971 casos ante el Ministerio Público por delitos previstos en la Ley de penalización. De esa cantidad, 6.459 corresponden al delito de Maltrato (tipificado en el artículo 22 de la Ley) y 5.798 al delito de violencia emocional (del artículo 25 de la Ley). En tercer lugar se encuentra el delito de incumplimiento de medidas de protección con 3.039 casos.
Los datos del Departamento de Planificación del Poder Judicial revelan, además, una disminución en el ingreso de denuncias por falta de tipos penales específicos que protejan a las mujeres y les permitan acceder a una tutela judicial efectiva de su integridad física y demás derechos fundamentales.
El proyecto de ley que se presentará hoy en la Asamblea Legislativa pretende reestablecer las normas anuladas y por lo tanto sus objetivos originales, pero corrigiendo las inconstitucionalidades señaladas.
Según la diputada Ana Helena Chacón, del Partido Unidad Social Cristiana, este proyecto es "el más consultado a la Sala Constitucional en la historia parlamentaria del país". Tras más de ocho años, señaló Chacón, el texto del proyecto fue consultado cinco veces ante el alto tribunal.
A pesar de ello, una vez promulgada Ley de la República, la Sala derogó los dos artículos señalados.
El movimiento de mujeres y las organizaciones de la sociedad civil se han manifestado numerosas veces señalando lo que consideran "un grave error de la Sala Constitucional".
La presión durante varios años de las mujeres permitió que el tema se elevara a nivel de debate nacional y que finalmente se aprobara el instrumento legal que había sido construido ampliamente entre varios sectores.
Según lo indicó Patricia Romero, diputada del Partido Acción Ciudadana, en esta "se redactaron los artículos con mayor precisión, especificando realmente el tipo de delito y el maltrato que habría. Además, se especifican claramente las penas y sanciones".
Por su parte Chacón señaló que el fallo de 4 a 3 de la Sala Constitucional fue una enorme irresponsabilidad par alas mujeres que son víctimas de violencia al haber derogado los artículos.
La diferencia ahora fue, especialmente en la redacción más específica en la tipificación de los delitos, dijo Chacón.
En la elaboración de este nuevo proyecto de ley participaron magistradas de todas las salas del Poder Judicial, diputadas y organizaciones de mujeres.
Este proyecto sustituye los artículos derogados por la Sala IV y viene a llenar el vacío jurídico que quedó tras el fallo.
La Ley de penalización de la violencia contra las mujeres tipificaba originalmente cuatro tipos de violencia hacia las mujeres psicológica, sexual, física y patrimonial.
Con esta reforma se pretende que realmente esos cuatro tipos de violencia sean penalizados.
INFORMATICO, Costa Rica, 24 de Agosto de 2009
http://www.informa-tico.com/index.php?scc=articulo&ref=24-08-090003¬i=1
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