lunes, 20 de octubre de 2008

Fue cómplice de la persecusión nazi contra el pueblo judío y las personas homosexuales...y ahora quieren hacerlo "santo"

Hace medio siglo falleción Pío XII. El Papa de Hitler
http://www.argenpress.info/2008/10/hace-medio-siglo-falleci-po-xii-el-papa.html

Mercedes Petit

Durante la Segunda Guerra Mundial, Eugenio Pacelli -Pío XII- encabezó a la Iglesia Católica. El proceso de su beatificación ha sido muy tortuoso y discutido, por las denuncias de su simpatía con el nazismo y su silencio ante el holocausto.

Eugenio Pacelli (1876-1958), desde el Vaticano, representó para millones de creyentes católicos un ideal de santidad, dedicación, autoridad suprema por mandato divino e infalibilidad en sus juicios. Antes de acceder al trono de San Pedro, en 1939, ya había desarrollado una larga carrera, primero como joven y brillante abogado, y luego como nuncio papal en Munich y Berlín desde la década de los veinte.

Durante años fue trabajando para lograr un Concordato, es decir, un tratado Iglesia-Estado, entre el papado y Alemania. Las aspiraciones de Pacelli eran cuestionadas no sólo por la oposición de la poderosa iglesia protestante alemana, sino también por los propios católicos que criticaban sus concepciones profundamente autoritarias*.

El Concordato de 1933

El 30 de enero de 1933, Hitler juró su puesto de canciller. Al Vaticano y su diplomático Pacelli se les abrió la oportunidad de concretar sus objetivos. En julio se firmaba el Concordato. El tratado autorizaba al papado a imponer el nuevo código a los católicos alemanes y garantizaba generosos privilegios a las escuelas católicas y al clero. A cambio, la Iglesia católica alemana, su partido político parlamentario y sus cientos y cientos de asociaciones y periódicos se comprometían “voluntariamente”, obligados por Pacelli, a no inmiscuirse en la actividad social y política. Tanto el Partido de Centro como la comunidad católica, siendo una minoría en la población, tenían peso y habían desarrollado hasta entonces una importante actividad antinazi.

Esa abdicación del catolicismo político alemán en 1933, negociado e impuesto desde el Vaticano por el papa Pio XI y con la gestión de Pacelli en Berlín, permitió que el nazismo pudiera asentarse sin tener que enfrentar la resistencia de la comunidad católica.Ya había sido decisiva la política suicida del Partido Comunista alemán, orientado por Stalin y la burocracia soviética, que habían dividido y paralizado a los trabajadores por su política de enfrentar a la socialdemocracia como “el principal enemigo”, facilitando el ascenso al poder del nazismo.En la reunión del gabinete del 14 de julio de 1933, el propio Hitler festejó como un triunfo la garantía de no intervención firmada con Pacelli, considerando que le dejaba las manos libres para resolver a su modo “la cuestión judía”.

Pío XII y los horrores del nazismo

En 1939, Pacelli fue nombrado Papa, y tomó el nombre de Pío XII. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Desde el Vaticano se desarrollaba una cruzada contra “el bolchevismo”, que él continúo con entusiasmo, y que tuvo gran importancia política luego de 1945 y durante la Guerra Fría. Desde el inicio de su papado, Pío XII mantuvo un total silencio y “neutralidad” ante el avance del nazismo y sus crímenes espantosos.

Uno de los hechos más atroces y documentados se refiere a la deportación de los judíos romanos, en 1943. En octubre, camiones de las SS entraron al viejo gueto de Roma y comenzó la redada. El objetivo era concentrar algo más de un millar de hombres, mujeres y niños, en el Collegio Millitare, para luego embarcarlos en trenes hacia el norte. Pacelli rápidamente tuvo noticias del operativo. Algunos de los camiones tomaron un camino que les permitiera pasar delante de la Plaza de San Pedro, se dice que para que los SS alemanes pudieran apreciar la Basílica… Se dice también que los judíos gritaban, tratando de llamar la atención del Pontífice… Hubo muchas presiones para que Pío XII se pronunciara denunciando la deportación. Incluso autoridades de ocupación preferían que no se hiciera el operativo, temiendo una rebelión del pueblo romano. Pero Pacelli guardó silencio. Luego de la caída de Mussolini y a medida que se aproximaba la caída del nazismo se acrecentaron los reclamos sobre la complicidad de Pío XII con el Tercer Reich, tanto desde los países ocupados como de integrantes de la propia Iglesia Católica. En un giro total, desde 1945 el Vaticano adoptó un discurso “democrático” y se plegó a las celebraciones de la liberación.

El Papa de Hilter

El 9 de octubre de 1958 murió Pío XII. Su papado fueron casi 20 años durante los cuales la pompa y la suntuosidad vaticana habían florecido como nunca. Poco después, en 1959, se pusieron en marcha los trámites para la beatificación. Pero en 1963, una obra de teatro estrenada en Alemania puso en marcha una denuncia que no ha cesado. En El Vicario, de Rolf Hochhuth, aparecía la afinidad hacia el nazismo y la complicidad con la “Solución Final” de Pío XII, retratado como un personaje cruel y cínico, más preocupado por salvar los bienes materiales del Vaticano que a los judíos perseguidos. La obra fue un éxito en Broadway. En la Argentina se entrenó en febrero de 1966 en el Teatro Lasalle de la Capital Federal, y fue prohibida dos días después, aunque el elenco se trasladó y la presentó en Mar del Plata.

Hasta ahora, muchos de los documentos que terminarán de aclarar estos hechos siguen siendo guardados como secretos en los archivos vaticanos. Pero un joven católico que se dedicó a investigar con el objetivo de limpiar el nombre de Pacelli, publicó lo que es hasta ahora la obra más completa y documentada, El Papa de Hitler. El autor, John Cornwell, hizo esa definición contundente luego de su investigación, mientras hacía el doctorado en el Jesus College de Cambridge. El prestigioso director de cine Costa-Gravas también lo difundió en su película Amén, estrenada con bastante revuelo en Europa en 2002.

Sin duda, hubo muchos católicos que dieron su vida luchando contra la bestia fascista y nazista. Así también hubo sacerdotes y monjas que protegieron a los judíos y demás perseguidos. Uno de ellos es recordado también en una película estrenada en 2005, El Noveno Día, el abad polaco Henri Kremer, quien estuvo confinado en Dachau. Pero la gestión de Pío XII en el Vaticano mantiene fielmente la trayectoria de una institución ultrareaccionaria, oscurantista y cómplice de los poderosos que es propia de la Iglesia Católica.

Ratzinger y una beatificación difícil

Benedicto XVI viene intentando convertir a Pío XII en un santo más y lo elogió en la misa que celebró por los cincuenta años de su muerte. El trámite de beatificación despierta denuncias y reclamos sobre la afinidad de Pacelli con los nazis. Este mes, por ejemplo, el lunes 6 se realizó la jornada inaugural de las actividades del Sínodo Mundial de Obispos, un muy importante evento de la jerarquía vaticana. Allí, por primera vez, estaba invitado e hizo uso de la palabra un no católico. Benedicto XVI invitó especialmente al gran rabino de Haifa (Estado de Israel), Shear Yshuv Cohen, para que disertara sobre el papel de las Sagradas Escrituras en la fe judía. Para sorpresa y disgusto del Papa, el religioso en su discurso, aunque no mencionó explícitamente a Pacelli, se quejó de que “muchos, incluso grandes líderes religiosos, no levantaron su voz para salvar a nuestros hermanos”, ante el nazismo. Luego, ante periodistas, el rabino fue más allá, ya que criticó el proceso de beatificación de Pío XII que está llevando adelante el Vaticano. Según Cohen, “No habló, quizá porque tuvo miedo o por otros motivos, y nosotros no lo podemos olvidar” (La Nación, 8/10/08).

Ya hubo roces en 2007, cuando el nuncio papal no participó en la ceremonia de homenaje a las víctimas del holocausto en el memorial de Yad Vashem, en una de las colinas de Jerusalén. Allí se incorporó una imagen de Pacelli, con una leyenda que decía que “no hizo nada para condenar el racismo, el antisemitismo y el exterminio de los judíos” (Clarín, 13/4/07).* Estos y demás datos en El papa de Hitler. La verdadera historia de Pío XII, de John Cornwell. Planeta, 2000. Véase también La Puta de Babilonia, del colombiano Fernando Vallejo. Planeta, 2007.

ARGENPRESS, www.argenpress.info

Graves deficiencias en la atención del VIH-Sida en Argentina

Además de la falta de preservativos, denuncian falencias en la atención del VIH
El sida, con riesgo multiplicado.
La denuncia sobre la falta de profilácticos en la ciudad evidenció otras anomalías: faltan reactivos y no se realizan consejerías. La situación en la provincia. Las explicaciones en Nación por la demorada licitación para comprar preservativos.

Pedro Lipcovich

No sólo es que falten forros. La revelación sobre faltantes de preservativos de distribución gratuita en la ciudad de Buenos Aires abrió el camino a una serie de denuncias sobre falencias en la atención del VIH/sida. En la Ciudad Autónoma, una organización de personas con VIH advirtió sobre faltas de reactivos para testeos; sobre falta de consejería en el grave momento de recibir un diagnóstico de infección por VIH; y sobre la persistencia de actitudes discriminatorias en personal de salud (en el Hospital Álvarez, por ejemplo, habría enfermeros/as que se niegan a extraer sangre para testeos de VIH).

En el territorio bonaerense, las críticas apuntan al Programa Provincial de Sida, que fallaría especialmente en cuanto concierne a la distribución de insumos para prevención y tratamiento. Pero el problema principal en la provincia –donde reside la mitad de las personas con VIH– afectaría a la amplia franja que subsiste en condiciones miserables: “De nada sirve que una persona pueda recibir el remedio gratis, si no tiene para comer”, observó un activista. Ya a nivel nacional, Página12 dialogó con la Anmat para determinar por qué la principal licitación para comprar preservativos está trabada desde hace un año.

Además del faltante de preservativos denunciado en los últimos días en la ciudad de Buenos Aires, “también faltan reactivos para el test de VIH en distintos hospitales –advirtió María Eugenia Gilligan, titular de la Red Argentina de Mujeres Viviendo con VIH–. Además, antes y después del testeo debe haber consejería para la persona que consulta, y esto no se hace en casi ningún lugar. Una de las excepciones es el hospital Ramos Mejía, donde hay muy buena consejería. Si no la hay, uno de los riesgos es que la persona no vuelva a buscar los resultados”.

La Red de Mujeres con VIH señaló consecuencias de la descoordinación entre servicios: “Una mujer con VIH que debe ir al ginecólogo no es derivada directamente de Infectología, sino que debe volver otro día al hospital, a las cuatro de la mañana, para sacar turno”. Peor es cuando “el ginecólogo, al saber que tiene VIH, se niega a atenderla y la manda al Muñiz, aduciendo que él no sabe de VIH: pero sólo tienen que saber cosas simples como no recetar nada que esté contraindicado con los antirretrovirales”.

La gente con VIH advierte discriminación en el personal de salud: por ejemplo, “el servicio de Infectología del Hospital Alvarez instauró jornadas de testeo, pero cuando el público va a examinarse, los enfermeros o enfermeras se niegan a extraerles sangre con el argumento de que ‘no son extraccionistas’; sólo se niegan así cuando se trata del VIH”, contó Gilligan.

En el ámbito bonaerense, “el Programa Provincial no resuelve, desde hace años, sus problemas de logística para abastecer a las distintas regiones sanitarias –denunció Fabián Salguero, de la Red de Personas Viviendo con VIH–: para los medicamentos, la Nación se hizo cargo de distribuirlos directamente a las regiones, y lo mismo habrá que hacer con los preservativos, porque los que Nación entrega al Programa Provincial, no llegan”.

En cambio, según reconoció Salguero, la disponibilidad de reactivos en los lugares de testeo “está funcionando bien en la mayoría de los casos en la provincia”.

Los pacientes bonaerenses se quejan mucho de discriminación por parte del personal de salud: “Diferentes poblaciones resultan marginadas. En el conurbano, el sector médico suele ser reticente a administrar los tratamientos contra el VIH a usuarios de drogas; y es habitual que llamen a una persona travesti por el nombre que esa misma persona rechaza, lo cual suele hacer que no vuelva más al hospital”, contó Salguero.

“Pero lo más grave es que en el conurbano, donde reside el 50 por ciento de la población con VIH del país, muchos viven en la pobreza o la indigencia, o directamente en situación de calle, y esto no se aborda ni desde la Nación ni desde la provincia. Entonces, aunque tengan la posibilidad de acceder a los tratamientos, muchos siguen muriendo de sida; porque de nada sirven los remedios si uno no tiene para comer”, señaló el representante de las Personas Viviendo con VIH.

Durante la tarde de ayer, Página 12 intentó en vano comunicarse con los ministerios de Salud de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires para consignar sus respuestas a las críticas consignadas.

A nivel nacional, una alta fuente de la Dirección de Tecnología Médica –dependiente de la Anmat– se refirió a la demora de más de un año que, como informó ayer Página 12, afecta a la licitación del Programa Nacional de Sida por la compra de 32 millones de preservativos: “Hace 20 días, le hemos requerido a la ganadora, una empresa tailandesa, el envío de una muestra de preservativos para efectuarles pruebas en el INTI y en nuestros laboratorios”.

–¿Por qué hace 20 días, si la licitación se concretó hace más de un año? –preguntó Página 12.

–Previamente queríamos analizar la información técnica: la solicitamos hace ocho meses y tardaron más de tres meses en hacerla llegar –contestó la alta fuente de la Anmat.

–Tanta demora, ¿no implica a su vez un riesgo para la población?

–Ese no es problema nuestro sino del sector que maneja los planes de prevención y que debe tener stocks –contestó la fuente–. Nosotros tenemos deberes como autoridad de fiscalización. Es un tema sanitario muy complejo.

–¿Tan complejo es? No es un medicamento de última generación, sino un producto industrial, sujeto a normas IRAM...

–Es complejo –subrayó la alta fuente de la Anmat–. Al hacer el pedido, se ponen determinados parámetros y, por ejemplo, la cantidad de lubricante requerida en un país no es la misma que en otro.

Fuente: http://www.insurrectasypunto.org/0334amer19oct_sida_con_riesgo_multiplicado.htm

Una reflexión acerca de la condición de ser mujer lesbiana

Columna: ¿Las lesbianas somos mujeres?
Los medios de comunicación
http://baruyoaldia.blogspot.com/2008/10/anticipo-baruyera-5-las-lesbianas-somos.html

Verónica Marzano
vemar_00@hotmail.com

La imagen de la mujer en los medios de comunicación ha cambiado. En estas últimas dos décadas la idea de una mujer dueña de su cuerpo, de su deseo y su erótica impulsada por el feminismo, ha sido releída por los medios y traducida como mejor le conviene al mercado. Los medios de comunicación como maquinaria ideológica de la hegemonía occidental capitalista puesta al servicio de generar “sentido común” han logrado traducir la lucha de las mujeres por la propia autonomía, entre otras cosas, como una lucha por el consumo: cirugías estéticas, gimnasios, medicamentos, ropa, sexo, placer, diversión, cuerpos.

La mercantilización del cuerpo es la contracara de las propuestas de los movimientos emancipadores (feminista, postfeminista, etc.) que piensan la libertad sexual desde la autonomía y no desde nuevos paradigmas de la economía mundial.En este contexto la visibilidad lesbiana es uno de los productos más cotizados.

Una mujer sexualmente poderosa que libremente desea o es deseada por hombres o mujeres indistintamente parece ser la panacea de la liberación “femenina”. Todo pareciera indicar que la sociedad comienza a aceptar que las mujeres podemos elegir tener contactos sexuales con quien nos plazca sin importar su sexo o género. Pero si rasgamos la superficie de esta pátina lustrosa, lo que se devela inimaginable en la construcción de estas imágenes conceptuales es que una mujer rechace sexualmente a los hombres y/o reniegue de la feminidad como expresión de género. Por ejemplo en las publicidades de autos y desodorantes o, últimamente, una que se refería a las mujeres como “3 por 1”, las chicas (muy femeninas) coquetean entre ellas hasta que un hombre aparece en escena y generalmente parten con él. Así la lesbiana, convertida en la representación de la “nueva mujer” que puede ser cualquier mujer, termina no siendo ninguna.

Guiddens dice al respecto que la hipervisibilidad lésbica aparece como un fenómeno en el que se muestra lo que no es: enseña lo que es permeable al poder, pero un poder concreto ligado a los roles sociales de los sexos. Un poder que quiere que los hombres no pierdan el suyo sobre las mujeres. Poner a las lesbianas bajo el poder del falo es la reacción que se produce desde el capitalismo a la posibilidad de que las mujeres no quieran tener sexo con hombres y consiguientemente no quieran ofrecer sus servicios reproductivos, domésticos y personales a bajo precio.

En este sentido la política lesbiana ya no se concentra en “desocultar lo oculto” sino, como dice Sedgwick, la nueva batalla se da entre “diferentes marcos de visibilidad”. En esto juegan un rol fundamental los movimientos identitarios, divididos, en principio, en aquellos que piensan en el acceso a la ciudadanía a través de políticas asimilacionistas -utilizando como estrategia la integración a como de lugar en el mercado y los medios de comunicación, y por tanto, aceptando sumisamente esta pseudo visibilidad consumista y heteropatriarcal que deriva en sostener una burda imitación de la economía erótica, los pactos políticos heterosexuales y la aceptación de los modelos de feminidad actuales- y aquellos que piensan en mantenerse en la posición de verdaderas minorías potencialmente transformadoras de la cultura requiriéndole al estado, en todo caso y estratégicamente, proteja las nuevas formas relacionales que las lesbianas plantean como mejores para sus vidas y generando desde los márgenes imágenes abiertas, permeables y creativas de cómo experimentar el cuerpo y las relaciones.

Podemos pensar, entonces, que si ser lesbiana es estrictamente ser “cualquier mujer” en ese corrimiento se niegan todos los sentidos múltiples y diferentes que aparecen con la disidencia sexual y se sojuzga cualquier indicio de creatividad en el ejercicio de la erótica y las relaciones bajo el imperio de la norma heterosexual.

Así, la representación de las lesbianas desde una mirada monofocal, abstraída de otros componentes culturales y sociales y anclada en la imagen occidental capitalista de “la nueva sexualidad de la mujer” opera devolviendo a la invisibilidad otras formas de vivir y expresar la sexualidad alejadas de la normativa hetero y, por lo tanto, resulta tan falsa como la idea de la “aceptación” del lesbianismo como ejercicio político/erótico cotidiano.

BARUYERA ENTRE MESES, http://www.baruyoaldia.blogspot.com/