No más de cinco mil personas convocó su Primera Marcha de Odio en Costa Rica el pasado sábado 26 de julio, aunque usted hubiese deseado ver a las 20 mil personas que el periódico La Nación indicó en la pequeña nota periodística del domingo 27, un día después.
Sí señor Massey, yo fui personalmente a fotografiar y a repartir unos volantes, pero en determinado momento, seguidores “cristianos” suyos me intimidaron y preferí entonces abandonar el desfile, por temor a que las agresiones llegaran al plano físico.
Confirmé las consignas de odio contra la población homosexual. Nada de qué extrañarse, viniendo de usted. Y es que, como usted no tiene ningún proyecto político que convoque a la gente, tiene que valerse de la homofobia para convocar y pretender así llenar una plaza pública, que fue lo usted hizo en realidad.
Gracias a que Dios es justo y más poderoso que sus ambiciones y que sus sentimientos de odio, señor Massey, hubo personas de todas las expresiones religiosas, incluso de sus mismas iglesias evangélicas, que no engancharon en esa convocatoria de odio y más bien lo criticaron fuertemente. Poca gente se creyó su pobre argumento de que los homosexuales seamos una amenaza para la familia, el matrimonio y, mucho menos, para la paz social.
Solo le pido a Dios y a la Virgen de los Ángeles que esta corriente de odio, orquestada por usted y por los obispos católicos, no se transforme en actos criminales de odio contra los homosexuales. En el pasado ocurrió: asesinaron un travesti justo unos días después de la homilía del 2 de agosto del año 1999, cuando el entonces obispo de San José lanzó una campaña homofóbica similar, con el fin de impedir la realización de un festival gay en Costa Rica.
Pero los crímenes de odio no se limitan solo a matar de manera física y directa. Usted ha contribuido a matar de manera espiritual y emocional a muchos jóvenes, gays y lesbianas, de los cuales algunos, confundidos y desesperados, hasta podrían optar por concluir un proceso de suicidio.
No sé que va a hacer usted en el futuro cuando se le gaste la estrategia del odio, pero sepa que no convoca, señor Massey. Entre más odio contra los homosexuales más muestras de solidaridad harán crecer para este gran movimiento de la diversidad.
Juan Carlos Paniagua Soto
Cédula Nº 9-059-863
Habitante costarricense sin ejercicio pleno de la ciudadanía
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