Ser indiferente ante la injusticia es la peor de las actitudes del ser humano.
Al iniciar el siglo XXI nuestro país sigue siendo dominado por l@s indiferentes.
Un 40 por ciento de la población fue indiferente ante el TLC y no salió a votar en el referendo. Y así con la reelección, la violación de la división de poderes, la destrucción del Tribunal Supremo de Elecciones; por sólo citar unos casos.
Y en la cotidianidad esa indiferencia se incrementa. Indiferencia cuando un chofer maltrata a un(a) adulto(a) mayor, cuando un niño es golpeado, indiferencia ente el prójimo que ha sido empujado a las calles, ante los precarios como muestra del capitalismo.
Indiferencia ante las ventas de drogas, la salida de estudiantes del sistema educativo, el hambre, la pobreza. Indiferencia ante el machismo social mostrado en la cotidianidad de una mirada, un toqueteo, un grito (insulto), un gesto; o la indiferencia ante los golpes que recibe nuestra vecina por parte de su marido y la discriminación laboral de miles de mujeres.
Igual, hemos sido indiferentes ante la violación sistemática de los derechos humanos de las personas homosexuales. Cada día en radio, televisión, prensa o Internet y nuestra cotidianidad, somos testigos de la homofobia.
Es momento de romper con el silencio cómplice. Denunciar, con toda la fuerza de nuestra convicción de que otro mundo es posible, las injusticias.
Ojala, tod@s podamos convocar a más gente para que se una a este esfuerzo, unir más voces para comprobar lo que ya sabemos: l@s humanistas somos más.
Luchemos por la aprobación de esta ley (la cual se queda corta ante las necesidades de justicia e igualdad de las personas homosexuales), por romper con la indiferencia y por acabar con la visión de asumir los actos injustos como “cotidianos” o “normales”.
NO aflojemos! El Camino a una nueva sociedad es duro, pero bien vale la pena jugarnos todo por tener (y heredar) una sociedad mejor.
domingo, 20 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario