Contrario a la mayoría de países latinoamericanos, Costa Rica ha sabido construir una tradición vanguardista con respecto al tema de la defensa de los derechos humanos y civiles. Los recientes logros que expandieron significativamente la protección a la mujer mediante leyes a su favor y otros ejemplos similares muestran el carácter y el espíritu de igualdad que han distinguido a esta nación en el mapa mundial.
Sin embargo, esta semana pudimos notar cómo tal tradición de tolerancia y paz, típica del costarricense, pareciera sucumbir lentamente ante el odio y la estrechez de corazón de algunos. El Jueves 24 de Julio del 2008, el periódico La Extra publicó en una página entera una convocatoria de la Federación Evangélica Costarricense a una marcha pública para el Sábado 28 de Julio en contra del proyecto de ley número 16390 que pretende impulsar el reconocimiento de las uniones civiles entre personas del mismo sexo. El gran anuncio mostraba frases como: “Únete a la gran marcha pacífica por la protección del matrimonio, la familia y la paz social” o “Marchemos por nuestro país”.
Los esfuerzos en contra del reconocimiento y el respeto de las libertades civiles y humanas de la comunidad gay alrededor del mundo desgraciadamente no son una novedad. Desde hace aproximadamente cinco años una agresiva batalla se ha desarrollado en torno a este tema en los Estados Unidos, país que ha estado bajo el control de grupos neo-conservadores de ultra derecha del partido republicano por casi una década. Durante el año 2003 varios políticos independientes y de la bandada demócrata a través de multitud de estados norteamericanos decidieron impulsar esfuerzos legales buscando la aprobación de leyes que validaran tales uniones. Las organizaciones antagónicas que contaban con el apoyo del Presidente Bush usaron un argumento principal para su ataque: la protección del matrimonio y la familia.
Hoy es evidente que una similar guerra dio su primer paso en el escenario nacional con grupos de ambas opiniones bajo el mismo telón. No es sorpresa que los opositores estén echando mano a las mismas tácticas y pretextos que la ultraderecha estadounidense para justificar sus prejuicios en contra de esta minoría específica, demandándole al poder legislativo que siga su mensaje de injusticia y odio.
¿Sin embargo, están la iglesia y los grupos conservadores realmente procurando la integridad de la institución del matrimonio? ¿Habrán intereses políticos más allá de estas excusas vitoreadas por sus líderes?
Según estudios, la mayor amenaza contra el matrimonio no son los homosexuales ni las lesbianas, sino la creciente ola de divorcios que acaba con más del 60% de dichas uniones. Se ha demostrado que las reincidencia al abandono de la relación es más alta para los divorciados. ¿Entonces por qué la iglesia cristiana, los grupos conservadores y el gobierno no se enfocan en producir leyes contra tal plaga?
En síntesis, las acciones propuestas por los partidarios a favor de la discriminación a la comunidad homosexual de Costa Rica no parecen ser consecuentes con la realidad actual. Si el único y verdadero motivo detrás de su campaña es mantener la estructura del núcleo de la familia, deben apuntar sus cañones de batalla no contra grupos minoritarios que ya ni siquiera cuentan con suficiente apoyo de las autoridades para su defensa, sino hacia tendencias de fácil escapismo que todos ya aceptamos como parte de la “vida moderna”.
Sergio Quirós Villalobos
Cédula 1-897-160
miércoles, 6 de agosto de 2008
Apoyo a la Ley de Uniones Civiles.- Sergio Quiros Villalobos
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Apoyo la Ley de Uniones Civiles, Laura Sibaja Rodríguez, cedula 1 701 725
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