Es una injusticia que los derechos de una minoría se sometan a la tiranía de la mayoría. Ese referendum no va a acontecer, el proyecto tiene que ser aprobado por los diputados. Es justo decir que los grupos opositores lo convocaron por su desesperación al ver que el proyecto puede ser aprobado, por su amplio apoyo en la asamblea.
A pesar de esto, tenemos que estar preparados y vigilar. Es el costo de todo esto: vigilancia, vigilar que nuestros derechos no sean denegados. Hay que insistir en la asamblea mediante cartas y telegramas: no podemos darnos el lujo de quedarnos con brazos cruzados ante tanto repudio e injusticia, perpetuados por las iglesias y por grupos conservadores. Tenemos que ser visibles, hablar del proyecto en nuestras familias y con nuestros amigos.
Este proyecto es un paso básico para un cambio a nivel social en Costa Rica. Es la búsqueda de la igualdad y de la legitimidad de lo que siempre ha estado oculto: el amor entre dos personas del mismo sexo ¿En qué les afecta a las iglesias esto? ¿En que se les viene abajo su credibilidad, su negocio?
Ya ha sido demasiado la discriminación y el odio. Yo ya estoy cansado y quiero luchar por un cambio. Ya no tiene sentido seguir escondiéndose. Por favor, apoyemos todos el proyecto de unión civil entre personas del mismo sexo. Los grupos opositores están desesperados, porque ven que el proyecto tiene posibilidades de aprobarse. Sino jamás estarían haciendo tanto movimiento. Por eso convocan a marchas y a referéndums.
Sigamos adelante y no permitamos que sigan denegándose nuestros derechos. Tenemos que ser visibles ante la ley; nuestro amor tiene que ser legítimo ante lo que nos rige a todos: la LEY.
Carlos Hernández
sábado, 2 de agosto de 2008
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