México D.F. a 30 de octubre de 2008.
La psicología y la iglesia vaticana.
Judith Vázquez Arreola, editoreslaicos@prodigy.net.mx
El día de hoy, la Congregación para la educación católica, ha presentado el documento titulado "Orientaciones para la utilización de las competencias psicológicas en la admisión y formación de los candidatos al sacerdocio", dentro del cual se anuncia el uso de lo que llaman "competencias psicológicas", o técnicas psicológicas durante el proceso de formación y "selección" de los candidatos al sacerdocio.
Qué poca memoria
A la congregación referida se le ha olvidado que un proyecto con esas características fue puesto como piloto en México (1961), en el cual el padre Gregorio Lemercier (1912-1987) sometió a un grupo de monjes benedictinos en el monasterio de Santa María de la resurrección en la diócesis de Cuernavaca Morelos, con autorización papal de 1946; estos candidatos al sacerdocio fueron sometidos al psicoanálisis, buscando en cada uno de ellos el origen y fin de la vocación manifestada. Los resultados fueron sorprendentes dado que todos los postulantes desistieron de su intensión de ser sacerdotes, no sin antes haber sacado a flote algunos sentimientos de odio por las mujeres, deseos de poder, psicosis, neurosis, miedos, perversiones sexuales, alcoholismo, drogadicción, etc.
Desde luego, la homosexualidad apareció en algunos de los monjes sometidos al psicoanálisis, lo cual contribuyó a la resolución de conflictos y a la posibilidad de asumir su identidad sexual sana y libremente fuera del ámbito eclesial.
La iglesia vaticana no podrá dejar de reconocer que este ejercicio de procesos psicológicos en algunos candidatos NO se realizó de manera improvisada o poco asesorada; Erich Fromm, Quevedo y Zmud, (especialistas en la materia) junto con un grupo de especialistas en psicoanálisis realizaron y dieron seguimiento a este ejercicio del padre Lemercier, ofreciendo a los postulantes un ejercicio terapéutico especializado y con magníficos resultados.
El proyecto de Lemercier postulaba que "todos aquellos que buscan a Dios o que creen haberlo encontrado, deben someterse a un análisis despiadado, para descubrir la luz divina, para lo cual es necesario destruir en sí mismo todos los sucedáneos[1] divinos que dispensan el amor y dan buena conciencia; para llegar al Padre, es necesario interrogar sin cesar al hijo, nuestro hermano, a Jesucristo, fiel a sí mismo, al amor hasta la muerte; solo así, todo lo que proclaman nuestros labios, lo podrá vivir nuestro corazón"
Indudablemente recibió el apoyo del obispo de Cuernavaca Méndez Arceo, del cual tuvo su respaldo y acompañamiento permanente durante el proceso vivido en su contra. La congregación romana de religiosos, en 1963 puso su mirada sobre éste ejercicio psicológico de los candidatos con la intensión de cerrar el proyecto y sancionar a todos aquellos religiosos que lo promovían. Fue hasta el 18 de mayo de 1967 que el tribunal especial emite la sentencia y "amonesta severamente" al padre Lemercier a que no sostenga ni en público ni en privado la teoría o práctica psicoanalítica bajo pena de "suspensión a divinis"[2], resolución que lo lleva a tomar finalmente la decisión de salir de la orden y colgar la sotana.
Lo que realmente provocó la ira de los dioses en aquel momento, no fue el ejercicio del psicoanálisis, sino la exhibición de los resultados del mismo a través de una publicación en Le Monde en 1962 en donde el autor presentó los resultados del psicoanálisis que los monjes venían desarrollando[3]. Los resultados fueron excelentes, pero nada alentadores para la institución religiosa ya que ningún postulante continuó con su intensión de ser sacerdote, aunque sí con sus conflictos resueltos y abiertos a una vida libre de ataduras.
Hoy resulta que siempre si someterán a los postulantes a un proceso psicológico (que ellos legitimarán), a través del cual el camino formativo "deberá ser interrumpido en el caso en el que el candidato a pesar de "su esfuerzo, el apoyo del psicólogo o de la psicoterapia continuase manifestando incapacidad para afrontar sus graves problemas de inmadurez". Al momento de definir este concepto de "graves problemas de inmadurez", la institución incluye:
Fuertes dependencias afectivas
Notable carencia de libertad en las relaciones
Excesiva rigidez de carácter
Falta de lealtad
Identidad sexual incierta
Y tendencias homosexuales fuertemente radicadas.
Y las preguntas que quedan en el aire son ¿Qué harán con los sacerdotes que no cumplen evidentemente con ninguno de estos perfiles?, ¿Acaso los sacarán?, o ¿los someterán a un tratamiento psiquiátrico de electrochoques o algo similar como se acostumbra dentro de esta institución en pleno siglo XXI? o ¿Los retirarán del servicio público por el bien de los creyentes?; o tal vez ¿tendremos que esperar el exterminio natural de todos los sacerdotes indeseables, misóginos, violadores, autoritarios, pederastas, traficantes de influencias, injustos, delincuentes, etc.?
Las preguntas están en el aire, lo que si es evidente es que dentro de esta institución no se ha avanzado conforme lo hace la sociedad en la actualidad, ni siquiera luchan por los derechos humanos como la mayoría de los estados del mundo, ya que no firman la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" de la ONU como casi todos los países; el Estado Vaticano (la "santa sede" de acuerdo con la definición de la ONU), junto con Palestina son los territorios que no firman ni ratifican los acuerdos internacionales que promueven y defienden los derechos humanos de la humanidad hasta el día de hoy.
Tal parece que este documento que anuncia hoy la congregación para la educación católica, pudo haber sido extraído de la historia del Medioevo, pero desgraciadamente es una "nueva propuesta" presentada el 30 de octubre de 2008; para definir la ruta de selección del personal que atenderá en ésta institución dentro de algunos años.
Que quede aquí la reflexión de lo que sucedió en el pasado como ejercicio del psicoanálisis a personas religiosas y las consecuencias de aplicar rigurosamente la ciencia a cuestiones religiosas; ojalá que cada persona en el futuro, pueda "interrogar sin cesar" y descubrirse realmente a sí mismo y recrearse cotidianamente avanzando hacia un mejor mundo, siendo cada día mejores seres humanos libres de fundamentalismos de cualquier tipo.
Judith Vázquez Arreola, editoreslaicos@prodigy.net.mx
Teóloga por la Universidad Iberoamericana
[1] Se dice de la sustancia que puede reemplazar o sustituir a otra, y que generalmente es de menor calidad Diccionario Enciclopédico Larousse, 2007, p.946
[2] La pena medicinal o censura que impide al clérigo el ejercicio ordinario de la potestad de orden.
[3] Alejandro Chao Barona, Los volcanes de Cuernavaca, 2007, p. 68
sábado, 1 de noviembre de 2008
¿Hacerle psicoanálisis a los sacerdotes y aspirantes a sacerdotes? Imposible ¡la iglesia se quedaría sin curas!
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