Urge hablar de sexo
Lic. Hermes Navarro del Valle
La noticia publicada el día de ayer por LA PRENSA LIBRE sobre las declaraciones de la Unicef y Unfpa son una nueva llamada de atención hacia nuestro país que todavía no ha podido poner en marcha un programa de educación para la sexualidad en escuelas y colegios.
Lamentablemente, desde el cuento del pleito entre Iglesia y Estado por las famosas guías sexuales, hasta el rompimiento del Gobierno con los representantes de la Iglesia católica en tiempos de Miguel Ángel Rodríguez, se ha truncado los esfuerzos del Gobierno por sacar adelante el programa.
Quizás el primer error haya sido pretender que dicho programa deba llevar el visto bueno de las Iglesias cristianas antes de seguir adelante. Aunque formé parte de la comisión que redactó el documento de acuerdo en tiempos del Presidente Rodríguez, quedaba claro que el Gobierno nunca aceptaría el tipo de educación que la Iglesia quería, y viceversa, la Iglesia nunca pondría su firma en el documento que querían sacar los representantes gubernamentales. Entonces ¿para qué tanto baile y rodeos? Mejor que el Gobierno tome una decisión clara y firme sacando los manuales para profesores y estudiantes en educación para la sexualidad.
Y nótese que hablamos educación para la sexualidad, no educación para hacer sexo. Esto porque aunque muchos inician a los 11 ó 12 años su vida sexual, en realidad no saben mucho de sexualidad. No usan condones, ponen en peligro la salud de su pareja de turno y la suya propia, abusan de la otra persona, etc.
También hay que enseñar a tolerar la diversidad de intereses sexuales y emotivos que hay en escuelas y colegios. Así es, también en estas épocas tempranas es importante enseñar tolerancia y erradicar desde muy jóvenes cualquier aire de homofobia que pudieran traer de sus casas.
No hay que tenerle miedo a la educación para la sexualidad, más bien estamos pecando de ignorantes y mojigatos, cuando cualquier niño o niña, muchacho o muchacha, se mete en Internet y ve todo tipo de contenido sexual que quiera, sea en un café Internet o en la misma computadora de su casa a espaldas de los padres o a veces con su consentimiento. No es lo correcto y lo mejor sería poder bloquear esos contenidos a los menores, pero la realidad es otra y todos lo sabemos. Las viejas revistas de Playboy han sido sustituidas por videos crudos y explícitos que se pueden ver en decenas de miles de páginas de Internet y hemos tenido en el país hasta colegiales que han hecho sus propias películas dentro de recintos de educación.
Si este o cualquier otro Gobierno quiere implementar un programa de educación para la sexualidad, debe dejar de mirar hacia todos lados pidiendo permiso y proceder a implementarlo, ajustándolo a la realidad de nuestro país y que promueva respeto, tolerancia y salud.
LA PRENSA LIBRE, Costa Rica, 3 de Marzo de 2009
martes, 3 de marzo de 2009
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