sábado, 18 de julio de 2009

España: la lucha por los derechos GLBTI en perspectiva histórica

Matrimonio gay, distancia “sideral” con el franquismo: activista española

 Una sociedad que se asume democrática no puede obviar los derechos homosexuales, señala
 Sin unidad, las demandas del movimiento LGBTI no tienen futuro, asevera
Christian Rea Tizcareño

México DF

La distancia entre la oscuridad franquista y la España de José Luis Rodríguez Zapatero es “sideral”. Hace cuatro años, el aparato Estatal avaló el matrimonio gay, hecho que reconoció la igualdad entre todas y todos los ciudadanos, reflexiona la activista Beatriz Gimeno, quien visita por primera vez este país, invitada por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

Gimeno cuenta a NotieSe que la dictadura “fascista, terrible y religiosa” quedó atrás. España saltó a la modernidad. Hoy, según la académica de la Universidad Complutense de Madrid, dicha nación está a la vanguardia en materia de derechos sociales.

Contrario a lo que se piensa en otras latitudes, la Iglesia católica en este país carece de poder en la vida cotidiana de la gente. Aunque la institución eclesiástica actualmente es dueña de medios de comunicación, 20 por ciento de la población se declara ateo y 80 por ciento es “profundamente antirreligioso, no van nunca a misa”.

No a derechos “espaciales”; sí a la igualdad

Beatriz Gimeno fue presidenta de la Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT) en el período 2003 y 2007, época en la que el matrimonio gay se legalizó en el país europeo. En ese entonces, el nuevo marco jurídico tuvo un respaldo social de 65 por ciento. A menos de un lustro, el apoyo popular subió a 71 por ciento. “Se ha casado gente de derecha, haciendo rituales de derecha, con alcaldes de derecha. No sólo no se ha acabado el mundo, sino que la derecha se ha incorporado jubilosa”.

La también escritora viene a compartir la “experiencia española” con activistas, académicos y políticos mexicanos. En la UACM tiene la misión de clausurar el diplomado “Teoría y Práctica de las Organizaciones Civiles con Trabajo en Disidencia Sexual y VIH/sida” con la conferencia magistral “Hacia una agenda común en Materia de Disidencia Sexual”.

El activismo español logró convencer a la sociedad sobre el matrimonio no heterosexual, pues hizo hincapié en que los derechos humanos del colectivo lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual (LGBTI) no pueden ser obviados por una sociedad que se asume como democrática, ni pueden ser vistos por los luchadores sociales como demandas “especiales”, sino en función de la igualdad civil, expone Beatriz Gimeno.

“Las leyes educan. No sólo imponen, obligan o prohíben. Una ley legitima o deslegitima comportamientos. Si la ley dice ‘el matrimonio es para todos’, en el fondo lo que nos está diciendo es que el Estado considera que todos los ciudadanos son iguales. Una ley de parejas, una ley diferente, puede dar todos los derechos; pero lo que se está diciendo es que el Estado considera que hay un matrimonio para heterosexuales y otro para homosexuales. Eso es lo que no queríamos aceptar”, afirma la activista.

Sin unidad el movimiento no tiene futuro

La principal y más difícil labor dentro de la estrategia civil que implementaron las y los activistas fue la unidad entre las organizaciones, miembros de la academia y medios de comunicación LGBTI. “Trabajar a una sola voz, con una interlocución política única. En un país democrático se avanzará muy poco si hay 60 grupos que dicen 60 cosas diferentes, 60 objetivos, prioridades, tiempos”.

Sin unidad, opina Gimeno, los activismos no proyectarán imagen de fuerza frente al Estado. Además, “si las instituciones deciden hablar con alguien, van a hablar con quien le sea más favorable al poder. Mientras que si presentas una agenda en común y dices ‘esto es lo que hay, no se puede negociar con nadie más’, las instituciones sólo pueden hablar con lo que hay”.

Elaborar una agenda en común llevó diez años, colocarla ante el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tardó alrededor de tres años. La derrota del derechista Aznar y el triunfo de la izquierda con Rodríguez Zapatero consolidaron el proyecto, refiere.

La FELGT hizo sinergias con la parte liberal de la Iglesia católica, con grupos de derechos humanos, con la izquierda política, la derecha moderada y sindicatos. Al final, había más aliados, pues los únicos adversarios eran el sector más conservador de la jerarquía eclesiástica y el Partido Popular, del cual no todos sus diputados votaron en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

–Hay activistas lésbico-gay que piensan que el matrimonio homosexual es avalar al patriarcado –pregunta el reportero.

–Uno no decide qué partes de la igualdad quiere o no quiere. Vamos a suponer a unas personas que son muy de izquierda, socialistas –puede ser mi caso–, que están en contra de la propiedad privada como institución; pero si mañana dijeran “la propiedad privada sigue, pero se excluye a los negros”, eso sería inimaginable, yo saldría a la calle a pelearme… Yo odio los coches, pero si mañana dijeran “las mujeres no pueden conducir, yo moriría porque las mujeres pudieran conducir”. Por qué razón tenemos que admitir que se nos excluya de una institución por nuestra orientación sexual. Si hay que acabar con el matrimonio, será una vez que consigamos la igualdad –contesta Beatriz Gimeno.

Las derechas y los grupos conservadores no bajan la guardia

En relación al estado actual del feminismo en España, la activista dice que éste ha perdido ímpetu. Es un movimiento institucional que trabaja en todos los partidos políticos sin una base organizativa y de movilización para combatir a las derechas. Ya no es la fuerza que hace 30 años salió a las calles para defender la Ley de Aborto. En fechas recientes, el gobierno de Rodríguez Zapatero propuso una modificación para “perfeccionar” este marco jurídico. Los grupos opositores, entre ellos la Iglesia, han salido para criticarla ferozmente; no así, las mujeres.

En cuanto a las repercusiones del retroceso de las izquierdas y el ascenso de las fuerzas de derecha en el aparato parlamentario del viejo continente, Gimeno considera que el proyecto vanguardista de la Unión Europea puede obstaculizarse, sobre todo en materia de derechos LGBTI. Una de las condicionantes para ingresar a este grupo de naciones es el cese a todas las legislaciones discriminatorias; sin embargo, países ultra católicos como Polonia y Rumania no han aplicado con rigor estas directrices.

En los movimientos LGBTI de Latinoamérica, Beatriz Gimeno ve las discusiones que tenían las feministas y los activistas de la diversidad sexual en España hace tres décadas. Hay asesinatos homofóbicos, pero a diferencia de los sitios islámicos, ya hay organismos dispuestos a luchar. Asimismo, percibe a los grupos católicos y evangélicos derrotados por Europa tratando de promover su agenda en Estados Unidos y los demás países de América, “donde creen que pueden” imponer su moral sexual.

NOTIESE, México, 17 de Julio de 2009
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=3057

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