Fertilización in vitro y “guerras culturales”
En Costa Rica hay tendencia a anteponer criterios religiosos a criterios científicos
Carlos Santamaría cmsantamaria@usal.es
Investigador en Hematología, Salamanca, España
Saludo el acierto artículo de opinión de don Eduardo Ulibarri ( Página Quince , 16 de noviembre, 2008) de la forma en que se ha venido desarrollando el foro de discusión sobre tres temas muy actuales y por demás sensibles: las técnicas de reproducción asistida, las uniones entre personas del mismo sexo o la anticoncepción de emergencia.
La defensa de posiciones diversas en torno a cualquier tema es un derecho innegable y su ejercicio comprende, por una parte, la base primordial de cualquier sociedad democrática, pero, por otra parte, una responsabilidad para que sus convicciones o creencias no violenten la libertad de expresión y acción de otros (germen de regímenes autocráticos o dictatoriales).
Religión y ciencia
Por lo visto, en Costa Rica parece que la tendencia a anteponer (e imponer) criterios religiosos a criterios técnicos o científicos está emergiendo con fuerza, tal y como se vio en el respaldo a la poco fundamentada teoría del creacionismo que se discutió hace algunas semanas en este Foro.
Respecto a la fertilización in-vitro (FIV), don José Joaquín Chaverri ( Página Quince , 14 de noviembre) basa parcialmente su oposición en una serie de artículos científicos en que menciona a medias las conclusiones de estos, y genera un temor infundado en cuanto a que la FIV desemboca en niños enfermizos, de bajo peso y más propensos a todo tipo de aberraciones cromosómicas y tumores malignos. Por ejemplo, se omite decir que en el estudio de Koivurova et ál. (Hum Reprod. 2003; 18:2328-36) no se encontraron diferencias en cuanto desarrollo psicomotor entre los niños nacidos de FIV y el grupo control; que de las cuatro muertes documentadas en el grupo de 306 FIV, tres se debieron a prematuridad ( riesgo que es inherente a la técnica de FIV o a cualquier embarazo natural múltiple), o bien que la mayor tasa de morbilidad (infecciones respiratorias o diarreas) vistas en el grupo de FIV desaparecía cuando se hacía la comparación con la misma proporción de embarazos múltiples (gemelos).
Que en el estudio de Hansen et ál. (N Engl J Med. 2002; 346:725-30) hay limitaciones en el diseño del trabajo como diferencias en cuanto la edad de la madre entre el grupo FIV y el control, diversidad étnica y que no se haya tomado en cuenta la historia de infertilidad o la edad del padre, tal y como lo señala una carta al editor de otro grupo investigador (Steinkampf; N Engl J Med. 2002;347:1449-1451). Que en la revisión de Green (Pediatrics 2004; 114: 256-259) menciona que el trabajo sobre la supuesta relación retinoblastoma y FIV de Moll et ál. (Lancet, 200325;361 :309-310) no ha sido sujeto a comprobación por un estudio independiente.
Además, cabe indicar que en la mayoría de estudios citados se analizaron nacimientos acaecidos antes de 1997, cuando las técnicas de reproducción asistida no contaban con los adelantos tecnológicos que existen hoy en día y que en ninguno de los trabajos desaconsejan la aplicación de las técnicas de reproducción asistida; solo se insiste en la necesidad de que el personal médico conozca los riesgos de esta y que, a su vez, estos se lo hagan saber a los futuros padres (Green, Pediatrics. 2004), además de fijar guías claras de recomendación para ofrecer procedimientos acordes con la condición médica de la pareja y con el menor riesgo posible (cfr., entre otros, Allen,J et ál., Obstet Gynaecol Can. 2006;28:220-50). Lo de la simple insinuación de equiparar la FIV con las atrocidades de Auschwitz o el derecho de los niños a conocer a sus padres, cae por su propia incongruencia.
Doble estigmatización
Para las familias que conocemos que han tenido que sufrir la doble estigmatización de no poder concebir un niño por vías ordinarias y el ataque despiadado de una parte de la sociedad que los trata de ególatras y destructores de vida, mis respetos. Y como comenta un reciente artículo reciente de El País de España (3/11/08) sobre la demanda presentada por Andrea Bianchi ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el veto de la Sala IV respecto a la FIV: “La fecundación in vitro entra en el paquete del destape [junto a las uniones homosexuales y la píldora del día después] que los prelados no dudan en combatir, en los discursos frente a las autoridades, con palabras como “aberración”.
Que se escuche bien. Para Andrea Bianchi, el tema no va con la religión. Por eso comenzó su intervención ante la CIDH advirtiendo su confesión católica, para después centrarse en lo que considera un problema estrictamente civil… En una sociedad centroamericana, sin embargo, el filtro católico resulta ineludible.
El artículo cita una frase lapidaria de la señora Bianchi ante la CIDH “El canon aceptado en Costa Rica es porque [sic] no puede tener hijos porque algo malo hiciste, porque alguien allá arriba no lo desea. Hay que aceptar la decisión de que eres estéril.
“Siento que el Estado tomó esas percepciones y las adoptó como propias. ¿Quiere ser mamá? El único camino que el Estado dejó es la adopción. Se vuelve una imposición. Eso es extremadamente doloroso”.
LA NACIÓN, 21 de Noviembre de 2008
viernes, 21 de noviembre de 2008
Un buen artículo que ayuda a ir entendiendo el grave problema que representa el que la religión se meta donde no le corresponde
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