sábado, 14 de febrero de 2009

Una reflexión en serio sobre la homosexualidad

Ni pecado ni enfermedad
Hermes Navarro del Valle
Abogado

Es importante disipar prejuicios en torno a las uniones civiles entre personas del mismo sexo

Hemos podido evidenciar en varios artículos escritos por respetables personas en este diario una posición radical en contra de las uniones de las personas del mismo sexo, sea estas llamadas matrimonio, uniones civiles de hecho o sociedades de convivencia. Es importante, por lo tanto, aclarar conceptos que consideramos errados y carentes de solidez en una sociedad democrática, pluralista y respetuosa de los derechos humanos como es la costarricense.

Visión positiva

Primero, debemos recalcar que la homosexualidad fue vista de forma positiva desde tiempos antiguos. Hay múltiples escritos desde la Grecia antigua: Aristófanes consideraba el deseo homosexual como una “necesidad natural”, Jenofonte la tomaba como parte de la “naturaleza humana”, Aristóteles la consideraba natural, Platón en El banquete equipara la aceptación de la homosexualidad con la democracia.

Lo mismo en tiempos de los romanos: era común que los soldados romanos tuvieran jóvenes amantes, hasta el punto que Nerva y Trajano tuvieron que pasar normas para regular dichas relaciones; lo mismo se puede decir de la bisexualidad de emperadores como Tiberio, Calígula, Nerón, Vitelio, Adriano, Heliogábalo y hasta el mismo Julio César, quien tuvo una relación durante su juventud con el rey Nicomedes de Bitinia en Asia. En la Edad Media también hubo una aceptación generalizada de la homosexualidad; además de grandes artistas como Miguel Ángel, se citan a Ricardo Corazón de León, Eduardo II, el duque de Orleans, el príncipe de la Roche-sur-Yon y el mariscal de Vendôme.

Hasta en América dichas prácticas se daban entre los indígenas que encontró Hernán Cortés, quien en una de sus cartas al Rey informa: “Hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado”. Un testimonio parecido se puede encontrar de Bernal Díaz del Castillo refiriéndose a los indios del norte de México.

Segundo, la misma Iglesia Católica ha cambiado su actitud frente a las personas homosexuales, pasando de una posición de catalogar el ser homosexual como pecado (Concilio de Letrán de 1179) para luego cambiarlo a una conducta desordenada, dejando solamente como pecado las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Es decir, no es pecado amar a una persona del mismo sexo, pero sí lo es actuar sobre ese deseo.

Cambios sociales

Tercero, la sociedad que pretenden salvar algunos ya no existe, no para mal, sino para bien; nuestra comunidad ha cambiado, ya no es aquella Costa Rica compuesta por tres cuartas partes de católicos, donde pocos se divorciaban y todos los matrimonios eran por el rito católico. Las encuestas publicadas por este mismo diario demuestran que la sociedad es de mayoría cristiana, pero no necesariamente católica. Que son más los que se casan por lo civil que por el rito católico y que las uniones de hecho y los divorcios van en aumento.

Cuarto, dentro de la misma Iglesia Anglicana hay grandes divisiones sobre este tema; una posición es la que tienen los luteranos y presbiterianos, y la que tienen los metodistas y evangélicos. Dentro de la misma Iglesia Católica tampoco todos están convencidos; así, se pueden encontrar importantes y estudiadas posiciones de obispos de Brasil, África y Estados Unidos sobre el tema.

Quinto, la Sala Constitucional se equivoca cuando infiere que la figura del matrimonio no cabe para parejas del mismo sexo porque originalmente fue pensada solo para un hombre y una mujer. Eso sería lo mismo que decir que cuando se quiso otorgar el voto a la mujer dicho derecho era inconstitucional porque los padres de la patria siempre pensaron que ese derecho era para los hombres; inclusive ellos mismos se contradicen cuando aceptaron que las uniones de hecho tenían los mismos derechos y garantías que el matrimonio: ¿no deberían haber dicho que los redactores siempre pretendieron que esos derechos fueran solo para el matrimonio?

Costa Rica siempre ha sido ejemplo para el mundo en acciones y medidas que protegen a todos los seres humanos por igual, de cualquier raza, nacionalidad, credo, color político u orientación sexual. Estamos seguros de que en su momento el proyecto de uniones de personas del mismo sexo pasará y podremos pregonar que efectivamente en nuestro país todos los ciudadanos tienen los mismos derechos.

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