El Consolador, el acompañante de toda la vida
Por Miren Ayesa
Está claro que este juguete sexual ha sido utilizado por diferentes culturas a lo largo de la historia de la humanidad y siempre ha tenido el mismo uso: proporcionar placer
SAN SALVADOR - El diccionario Webster describe al consolador como “un objeto que hace de substituto del pene para la penetración vaginal”. Sin embargo, este objeto, a veces de forma fálica y otras veces no, ha sido y se utiliza tanto por los hombres como por las mujeres, y más que un sustituto del pene es un miembro más del juego sexual o un simple objeto para proporcionar placer.
Más viejo que Matusalén
Los consoladores ya se utilizaban en la Antigua Grecia como sustitutivo, supuestamente, del pene y estaba hecho de madera y lubricado con aceite de oliva. Por eso lo llamaban “Olisbos”. En Asia se utilizaba como juguete sexual desde por lo menos 1000 antes. En Oriente Medio se fabricaban con boñiga seca de caballo recubierta de resina.
Está claro que este juguete sexual ha sido utilizado por diferentes culturas a lo largo de la historia de la humanidad y siempre ha tenido el mismo uso: proporcionar placer.
De hecho, los genitales tanto masculinos como femeninos han sido un elemento siempre presente en muchas ceremonias rituales en distintos lugares y culturas del mundo. En Corea del Sur los grandes falos son utilizados hoy en día en fiestas tradicionales y en Córcega se descubrieron unas estatuas en forma de pene de dos y tres metros pertenecientes a la edad de bronce que datan aproximadamente del 4000 A.C.
Hoy en día se pueden encontrar tanto consoladores como vibradores en el mercado. La diferencia es que el segundo vibra y el primero es totalmente estático. Si bien infaltables en países desarrollados y en ciudades cosmopolitas, en sociedades menos osadas –como la salvadoreña —donde la carga moral que aplica la Iglesia es muy fuerte, esos objetos todavía no llegan a ninguna “sex shop”, fundamentalmente porque esas tiendas especializadas no existen.
El vibrador y la ciencia médica
Como es lógico, el vibrador no aparece hasta el uso de la electricidad y en un principio se utilizó para usos médicos exclusivamente, sobre todo en la década de 1890, tras lo que se creía una epidemia de histeria femenina. Esta “histeria” no era más que el reflejo de la frustración sexual que sufrían muchas mujeres, ya que el placer estaba reservado a los hombres.
Por aquella época se consideraba que la ansiedad, la irritabilidad, las fantasías sexuales o una excesiva lubricación eran síntomas de una enfermedad exclusivamente femenina que los médicos denominaban “útero ardiente”.
La cura de esta “enfermedad” consistía en masajear el clítoris de la mujer hasta que ésta llegara a un estado de “paroxismo histérico”, es decir, al orgasmo. Para ello, al tratarse de una “enfermedad”, el médico proporcionaba con entusiasmo la “cura” a las mujeres.
Esta práctica se volvió muy común en el siglo XIX. Muchas mujeres iban al médico a recibir el placer que no encontraban en casa. En la época Victoriana se consideraba el sexo como algo exclusivo de los hombres. De esa época datan numerosos dibujos sexuales que eran adquiridos por hombres ricos a pesar del puritanismo reinante.
De hecho, las primeras películas y fotografías de la historia eran pornográficas y éstas eran encargadas por hombres ricos y algunas se exhibían en burdeles. Prueba de la prioridad que el ser humano ha tenido por el sexo.
Por lo tanto, era algo tan normal acudir al médico en busca de placer que el médico Joseph Mortimer Granville decidió crear un aparato eléctrico para proporcionar masajes pélvicos. Al ser el masaje exclusivamente en el clítoris y no había penetración, no se consideraba como algo sexual sino algo totalmente médico.
En 1904 los vibradores eran excesivamente caros. El primer modelo que salió, el “Chattanooga” costaba unos 200 dólares a finales del siglo XIX.
Sin embargo, debido a su éxito comenzaron a ser más pequeños y económicos. Incluso se llegaron a patentar vibradores para utilizarlos también como batidora. De hecho, este aparato “para el hogar” fue el quinto en ser electrificado, después de la máquina de coser, el ventilador, la cafetera y la tostadora.
Tras aparecer en películas pornográficas y conocer más sobre la sexualidad femenina, en la década de los años veinte terminó su uso en los consultorios médicos y su aceptación social se diluyó. En los años posteriores este aparato tendría una mala reputación y empezó a venderse exclusivamente en sex shops teniendo así una concepción del vibrador como algo depravado y de gente poco satisfecha sexualmente.
Hoy en día el uso del vibrador está viviendo su segunda época dorada. Aunque aún perduran los prejuicios en torno a él son muchas las mujeres las que han sucumbido a sus encantos.
Batidoras, cafeteras y consoladores
Muchas casas que antes sólo fabricaban electrodomésticos han comenzado a diseñar modelos nuevos que parecen más elementos de decoración que vibradores. Diseñadores como Jimmy Jane han creado nuevos consoladores que no necesariamente tienen forma de falo y que no son exclusivamente para mujeres. Aunque en menor medida, los hombres también tienen su hueco en este mercado.
Los vibradores y consoladores han salido del armario, de esos sitios lúgubres y oscuros que son las sex shops y se han acercado al mundo exterior. De hecho, en muchas farmacias europeas se pueden encontrar vibradores y se han comenzado a abrir “érotique boutiques” donde la luz entra y cualquiera puede entrar con su madre, su padre o su hijo o su hija sin ningún problema.
El fenómeno de los productos y juguetes sexuales se está extendiendo cada vez más y hoy son muchas las mujeres, con o sin pareja, que tienen un vibrador en casa. Aunque poco a poco, la mujer está saliendo a la luz y es más consciente de su sexualidad y de lo que quiere.
Los hombres en cambio, no todos, son más reacios a utilizar este aparato pero como las mujeres, con el tiempo ellos también acabarán sucumbiendo y descubriendo placeres hasta ahora denostados. Puede que el vibrador se convierta en un futuro un electrodoméstico más del hogar.
Por las mañanas, antes del baño, el consolador podría estar a la par de electrodomésticos infaltables a esa hora del día: la tostadora y la cafetera.
CONTRAPUNTO, El Salvador, 8 de Mayo de 2009
http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=489&Itemid=113
viernes, 8 de mayo de 2009
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1 comentario:
Antes de ir de compras, hay que preguntarse, en primer lugar, si de verdad necesitas un vibrador. La respuesta más fácil sería - no, no lo necesitas. Los vibradores, como otros accesorios eróticos, no son cosas que tengamos que tener. Deberíamos considerarlos más bien como el complemento, la guinda del pastel, y no como la varita mágica que nos ayudaraá mejorar la vida erótica.
https://ero-ticas.com
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