domingo, 4 de enero de 2009

Una reflexión en profundidad sobre el significado de la intolerancia

Intolerancia
José Calvo

Una de las virtudes de un periódico electrónico es que permite la formación de una fraternidad de colaboradores, pues no otra cosa son los comentarios a sus artículos. En uno de papel uno puede mandar una carta a la redacción si lo solivianta mucho un artículo, pero es muy poco probable que el periódico la publique: aquello es estrictamente unilateral. Y si hay una norma de respeto en el periódico digital como en Tribuna Democrática, mucho mejor. Esta es la ventaja que quiero aprovechar ahora con el artículo de don Luis Paulino Vargas Solís sobre la intolerancia contra la homosexualidad, dándole la razón cuando acusa a la gente “normal” de indiferencia y de silencio cómplice, y a los gobernantes de tener una mayor parte de la culpa; y la más grave porque abandonan su responsabilidad. Los que se abstienen de votar son de ajuste unos cobardes, lo que es más censurable. Además de que su abstención es ya una condena.

Los animales sociales no admiten a un extraño en su medio, porque el grupo se ha formado para facilitar la supervivencia, y el extraño la amenaza. Aquí tiene su asiento seguro no solo el odio racial, sino también la intolerancia religiosa, que yo pongo junto con la ideológica: si no sos de mi religión no vas al cielo. Eso es lo que nos lleva a negar la individualidad a los chinos o los negros, a quienes negamos la personalidad porque los encontramos todos iguales, y por eso es que los colonizadores españoles discutían tan en serio si los indios tenían alma. Lo mismo que llevó a los gringos a mandar a los negros al África cuando ya no podían usarlos como esclavos, y a los alemanes a la Solución Final que mató a seis millones de judíos en Europa, los que de ajuste no son una raza, pues la mayoría no se diferenciaban en nada de un “ario”, un polaco o un holandés, por lo que el intento de su eliminación, necesitó el auxilio entusiasta de grandes empresas como IBM proporcionando los récords electrónicos, y Farben el gas, ya que el trabajo de limpieza étnica no se podía hacer a balazos. En nuestra propia época hemos podido ver la renovación de ese intento de limpieza en los Balcanes, y en la misma Palestina, solo que ahora los judíos son los victimarios. Y hace apenas un siglo Inglaterra dejó morir de hambre a un millón y medio de irlandeses “para no interferir con las leyes del mercado”.

Yo creo que la intolerancia es un rasgo sobresaliente de la humanidad, pues aunque tiene sin duda un asiento biológico, este se potencia con la cultura, como tantas otras cosas de que nos jactamos atribuyéndolas a nuestra decisión (la perplejidad del broker de don Juan Manuel), cuando son un mandato natural: y la homosexualidad es una. Muchas sociedades humanas la han tratado como forma aceptable de conducta, pero no la judía, que le da al sexo la connotación del pecado. El dogma de la concepción inmaculada solo era necesario para una sociedad así. Y este es solo uno de los muchos indicadores de nuestra pobre situación de especie que abandonó la guía de la naturaleza y no puede manejar su supuesta autonomía.

Pero a pesar de que los pilares de la sociedad malgasten su tiempo en su morbosa intromisión en la vida privada de consenting adults, hay para el sexo una excelente sabiduría popular que equipara el cuerpo con un candelero. Y está la historia del borrachito que oyendo a los celebrantes en una boda gritando “arriba el novio” y “arriba la novia” exclamó, “déjenlos que ellos se acomoden como quieran”; amén de que en nuestra época ya ellos se habrían acomodado como querían antes de la boda, por lo que la vigilancia resulta completamente inútil.

Hace unos 30 años el ejército gringo despidió a un capitán que se había declarado homosexual, con la peregrina razón de que era peligroso para la seguridad por estar más expuesto al chantaje. El tipo, que era un famoso héroe de guerra, fue a los tribunales militares, haciendo ver lo absurdo del cargo, y no recuerdo si lo restituyeron, aunque supongo que no, pues era al abuso que lo exponía su declaración, ya que las preferencias de un hombre tan notable tienen que haber sido conocidas. Valor si se necesita para ir en contra de las convenciones y los tabúes, pues hay que pagar un precio muy alto, en exclusión y en insultos. Mucha gente se aprovecha de la persona poco convencional para abusar de ella con la creencia de que no se va a defender, y resulta que es precisamente el valor lo que caracteriza a las personas no convencionales.

Tengo todavía muy presente la persecución que le infligían los niños de mi escuela a uno que era protestante, al que un día perseguían a pedradas gritándole “protestante”, un insulto más grave que mentarle la mama, con lo que de seguro lo acompañaban. Y he oído la opinión de que los judíos europeos habrían evitado la persecución con solo abandonar su religión., pero eso no se puede hacer con las características heredadas, las inclinaciones que se encausan en la infancia, o las preferencias sexuales, y por eso no se debería sufrir persecución. Pero se sufre persecución con solo defenderlos, y la mayor parte de las personas no se atreven a decir nada aunque no los discriminen.

Presencié una gran parte de la lucha por los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos, que ellos todavía no han logrado (como tampoco los han logrado aquí), y puedo afirmar que todos nosotros hemos mamado esa discriminación, por lo que es mejor empezar aceptando que la padecemos. Si usted no puede distinguir un chino de otro, usted la padece. La pregunta de prueba era entonces “le gustaría a usted que su hija se casara con un negro”. A veces nuestras hijas ni siquiera se casan con el negro y los abuelos tienen que criar al negrito. Y a veces ese negrito resulta ser “tamaño negro”, como el señor Obama. Para complicar la cosa, aquí nadie está a salvo, pues cualquiera puede tener un hijo o un hermano homosexual; como bien puede el atavismo darnos un hijo negro. Matar a los homosexuales, como piden los dirigentes musulmanes, es mas injusto que matar solo a la muchacha que es infiel, y peor que matar a los niños ciegos o sordos, porque entonces se pueden alegar majaderías eugénicas. El rechazo de una ideología puede tener mejor fundamento, cuando estas son extremistas; solo que ese rechazo no lo debe hacer el que padece de otra.

Pero quizá el fundamento biológico es mas fuerte (y la intolerancia menos justificable) cuando las diferencias son sexuales, no solo porque el hermafroditismo es una herencia tan evidente que resulta absurdo llamar antinatural a la homosexualidad, que vemos con frecuencia en otros animales, sino porque algo le pasó a nuestra especie que la hizo en su conducta sexual diferente de otras especies cercanas: la neotenia que conserva los rasgos infantiles dando mas tiempo para el aprendizaje y que se manifiesta con mayor fuerza en las mujeres; la pérdida de la estación de celo y la consecuente disponibilidad permanente; así como la ausencia de señales confiables que resultan de eso; la necesidad de compartir el ambiente de trabajo que dicta la economía que no tiene miramientos con las diferencias orgánicas o sicológicas; el aumento de las características sexuales secundarias que se hace con las ropas y los afeites, y da mensajes tan fáciles de confundir porque simula los cambios corporales durante la época del celo; y el énfasis casi patológico en el sexo en la vida comercial: todo lo cual nos cruza las señales irremediablemente, y aumenta el abuso; que después se castiga. Esta es seguramente la provincia mas inadecuada de la condición humana, que cambió tan radicalmente la base biológica de millones de años y la dejó sin anclaje, pues la cultura no se lo da. Y en el caso del sexo no estamos hablando solo del aspecto sicológico que una persona intransigente puede negar, sino también de diferencias orgánicas innegables. La discriminación de razas puede terminar algún día con el mestizaje, la de inclinación sexual solo con la extinción de la especie. Igual pasa con la de argolla (partido, gremio, o club). Continuamente andamos inventando diferencias separadoras; como la ortografía.

Es verdad que la conducta sexual se presta a veces para grandes abusos, como cuando se protege a un cura acusado de seducir a menores, y también en la adjudicación de la culpa. Oí el otro día un informe de las Naciones Unidas que identifica la ebriedad con la agresión contra las mujeres, y me preguntaba yo si es razonable pensar que el alcohol desencadena la agresión solo en los hombres, o si será que la agresión toma diferentes formas, según la fuerza física. Pero me preguntaba también qué posibilidad hay de que eso se reconociera bajo el zeitgeist actual. Castigar lo que se ha heredado me parece totalmente injustificado bajo cualquier zeitgeist. Y no digamos ya que un gobernante se oponga a que una conducta heredada penalizada se despenalice, porque eso es asumir personalmente la responsabilidad de una intolerancia popular modificable; igual es la abstención. Pero los muchos comentarios al artículo de don Luis Paulino indican que no andamos tan mal. Esta misma reflexión aplica al abuso de las drogas, donde la persecución policial no ha tenido ningún éxito, y muchos presumen que más bien lo ha aumentado.

Haríamos mucho mejor conviviendo, y eso se hace imposible si los dirigentes mismos fomentan la intolerancia, porque don Luis Paulino tiene razón cuando lamenta que se diluya la culpa diciendo que la tenemos todos. La tienen más el Papa, Bush, y los mulahs musulmanes oponiéndose a la depenalización de una forma de conducta escogida o heredada, y todavía más los que se abstienen cobardemente de expresar una opinión. Todos estos abandonan su responsabilidad fomentando el prejuicio y aumentando el sufrimiento.

(Estoy pensando en la perplejidad del agente de Walll Street que describe don Juan Manuel Villasuso, a quien no le calzan los razonamientos).

TRIBUNA DEMOCRÁTICA, 2 de Enero 2009
http://www.tribunademocratica.com/2009/01/intolerancia.html

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