SOBRE UNA SOCIEDAD HIPOCRITA
Carlos Arce Díaz
Hola como estas? El día de ayer, como todos los domingos asistí a misa, todo bien, pero en el puro final, le dieron la palabra a una estimable “señora” la cual expresó su indignidad ante el proyecto de ley con el cual se regularía el matrimonio homosexual, empezó con enumerar los actos “horribles” que dicha comunidad ha hecho en países tales como Holanda, principalmente la ciudad de Amsterdam, y luego tocó fibras sensibles de los asistentes, al decir una y otra vez “Yo no quiero ese ambiente para mis hijos” frase muy célebre en la oradora, para finalmente citar la carta a los romanos donde “los homosexuales no heredaran el reino de los cielos”, por supuesto que no solo estaba para expresar su indignidad ante tal “escandalosa” situación, sino que pedía firmas para llevar el proyecto lejos de la asamblea legislativa a un referéndum, claramente observable que una sociedad como la tica, no lo aprobará.
Cuando se legalizó la unión de hecho, nadie se rasgó las vestiduras, cuando se entregan anticonceptivos en la caja del seguro social, nadie lo desaprueba, pero creo sin temor, que las frustraciones de la sociedad, hábilmente manipulados por grupos reaccionarios, se van a cebar sobre la comunidad gay, no me preocupa si se aprueba o no el referéndum, sino lo que vendrá después, una ola de críticas, intolerancia y luego franca persecución contra el colectivo gay en Costa Rica, a tal punto, que si no te llegas a casar, entrarás en las sospechas de pertenecer a ese “grupo de inmorales” y por tanto deberás resistir la persecución y las vejaciones hacia tu persona, por no tener el punto de vista de la mayoría.
Es preocupante, como se quiere coger a biblaso limpio a todos aquellos que no se someten a su punto de vista, lo malo es que la alta jerarquía de la iglesia en Costa Rica, autorizó la colecta de firmas durante las misas, allí se está rompiendo con la separación iglesia-estado, por otra parte, se pretende con esa intolerancia moral, levantar un manto con el cual cubrir sus propias vergüenzas, de sacerdotes pederastras y de embaucadores y ladrones tales como Minor Calvo y su triste célebre Radio María, por supuesto, de las clases de conducción en horas de la noche que tan “preclaro” sacerdote hizo con un joven travesti. Puedo enumerar al párroco de Turrialba, que es de todos conocido que vive en concubinato escandaloso con cuanta feligresa se acerque a su puerta, incluso, las anda para arriba y para abajo en el automóvil de la parroquia. O del sacerdote de San Cayetano, que fue descubierto “in fraganti” borracho y hecho una calamidad en horas de la madrugada con la sacristana la cual solo incoherencias decía cuando la entrevistaban. O del estimable padre de la “hora santa” que tenía una especial predilección por practicar sexo oral con jóvenes adolescentes. En el bando protestante, es recordado el tristemente caso del Pastor Zacarías y su insaciable hambre por sexo con la congregación femenina. Pero no es cuestión de sacar trapos sucios, han sido ellos, que con su pantomima de rasgarse las vestiduras, andan dando ejemplos y todos tomados de Holanda, sobre los asquerosos actos gay y por tanto dirigiendo la ira social hacia este grupo. Ah, mucho me temo, que en vez de ejemplo por respeto a los derechos humanos, se caiga en un integrismo exagerado que termine por linchamientos públicos y hasta el asesinato, de una pobre persona que tiene la culpa por vivir conforme a su naturaleza y su código genético, que prefiere decir “soy gay” y no engañar a propios y extraños con un matrimonio para encubrimiento, siendo el y su conyugue, victimas frustradas de una imposición social.
Que extraño que la estimable señora que cita a San Pablo, no lo menciona cuando el mismo apóstol pide “que las mujeres usen velo durante las reuniones de la iglesia y no tomen la palabra” para más de una de esas dementes modernistas, se interpretará el versículo con una serie de sofismas convenientes con el cual calmar su adormecida conciencia; o también las numerosas citas en los evangelios donde se prohíbe claramente el divorcio, claro, se lo justificarán sin muchos miramientos, lo que me conviene es fácil de justificarlo, pero el buscar chivos expiatorios me permite calmar la conciencia ante mis constantes fallos y negligencias en materia de fe y moral. La iglesia en Costa Rica, está en clara decadencia, pero en los últimos años, se ha estado apoyando en sectas reaccionarias nacidas y toleradas en su propio fuero interno, con el cual mantener, un grupo de avanzada para no perder su papel otrora protagónico en la sociedad, entre tales grupos cito al Opus Dei, neocatecumenado y las marchas de protesta realizadas con sectas protestantes, con lo cual, lograr extender una atmósfera de terror y de reclamo de mecanismos represivos con los cuales lograr sobrevivir, estos grupos anteriormente mencionados, son culpables de un inmoral control mental con el cual manipulan a sus miembros, faltando incluso a deberes graves como el secreto en la confesión y de usurpación incluso del patrimonio y la propiedad total de los incautos que son atrapados en sus redes integristas. Me duelo por esta sociedad, que es claramente decadente, enfermiza y de poseer un alma corrompida, he visto numerosos ejemplos donde se tachan a los gay de “locas” y otra serie de epítetos vulgares, pero quienes los emiten se caracterizan por ser libertinos, impíos, corruptos, supersticiosos e ignorantes, claro son mejores que las locas a quienes atacan.
Me despido pidiéndole a Dios fuerzas, pues lo que viene para el país no es nada alagueño, sino que creo será el inicio de su propia autoaniquilación.
Costa Rica, 12 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
La Iglesia en campaña de odio y agresión contra las personas homosexuales
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