sábado, 16 de agosto de 2008

De una madre soltera al diputado Mario Núñez Arias.- Jacqueline Vargas Moreno

Sr. Mario Núñez Arias
15 de agosto
Con respecto al artículo publicado por el Sr. Diputado Mario Nuñez el 15 de agosto, me gustaría aportarle algunos aspectos, referentes a mi opinión.
Menciona usted la Convención Internacional de la ONU sobre los derechos del niño y la niña como un aporte importante para el país con respecto a la legislación, que según su parecer estaría violentándose ante una posible aceptación de los entre parejas del mismo sexo. En este sentido, creo que también sería importante reiterar la afirmación del Secretario General de la ONU, Boutros-Ghali, en 1994, durante la celebración del Año Internacional de la Familia, cuando afirmó que "no hay una sola definición de la familia, no hay un solo modelo".
Adhiriéndome de nuevo a la perspectiva de la Convención Internacional de la ONU sobre los derechos del niño y la niña, es posible creer que ante la diversidad de modelos que pueden existir, debe existir la premisa de salvaguardar al niño y/o niña sobre los intereses civiles y del estado.
Ante esto, me asalta una duda: ¿en qué piensa usted, don Mario, que las uniones civiles entre personas de un mismo sexo, -un nuevo modelo de familia-, podría llegar a perjudicar el bienestar de los niños y niñas?
Lastimosamente, la única respuesta que se me ocurre deviene por el mismo motivo que me imagino muchas personas se encuentran en contra de este proyecto: por la homofobia, por el desconocimiento e ignorancia de un sector de la población, quienes ven en lo diferente, la posibilidad de criticar sin argumentos realmente viables.
Don Mario, me preocupa sobremanera que usted como diputado, y representante de un pueblo por demás heterogéneo, plural y diverso, utilice criterios tan obtusos y excluyentes para apoyar su posición como el hecho que una familia se basa en un matrimonio entre una pareja heterosexual. Esta posición, personalmente me ofende, ya que en caso de ser aplicable desvaloriza mis logros como madre soltera y minimiza mi posibilidad de integrarme a mí y mi familia –que es mi hijo- como parte activa de la sociedad, con los derechos y deberes inherentes a esta posición.
¿Qué quiere decir don Mario?, ¿qué una familia no es tal si no existe una unión heterosexual que la respalde? ¿Quiere decir entonces, que yo no puedo estimular el aprendizaje y creatividad en mi hijo? ¿Qué acaso no he podido no he podido transmitirle los valores, ideología y la cultura que le permitan hacerle frente a una etapa de adultez?
Dichosamente si lo he hecho. Afortunadamente mi hijo de 9 años es una persona con mucho más tolerancia, sensibilidad, amor, respeto y apertura a las diferencias que un gran número de adultos que se llaman “buenos cristianos”.
Lo que no puedo dejar de preguntarme, es que hubiera pasado si yo hubiera elegido una pareja de mismo sexo ¿Sería una mala madre? ¿Sería un mal ejemplo para mi hijo? ¿Sería una aberrada que no merece el respeto de otros/as?.
No lo creo. Y lo creo menos cuando retomo los preceptos del “ius naturae” que usted mismo menciona, en donde se destaca que los derechos humanos son Universales, Inalienables e Incondicionales. Máxime cuando se habla de derechos humanos, no derechos de los heterosexuales, de los blancos ó de los católicos.
Finalmente, en mi condición de persona participativa de esta, nuestra sociedad, quisiera expresarle mi inquietud con respecto a la construcción social donde se promueve la inhibición de los derechos de otros/as frente a proposiciones basadas en prejuicios injustificados, donde aún no se comprende que la problemática de los miembros más jóvenes de ésta no se deben ni tienen relación alguna con la afectividad o la sexualidad de los padres o madres, sino más bien, poseen otras causas y motivos basados en la violencia, la intolerancia y inequidad socioeconómica.
Licda. Jacqueline Vargas Moreno
Trabajadora Social
Cedula 1-1063-0799

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