sábado, 10 de enero de 2009

Una sociedad democrática, para realmente serlo, debe dar pleno reconocimiento a los derechos de las personas GLBT

¿DEMOCRACIA O TEOCRACIA?
Luis Paulino Vargas Solís


Un principio básico de la democracia es el respeto por lo diverso y, en consecuencia, el respeto por los distintos puntos de vista y las distintas concepciones de vida. Es decir, pluralismo y diversidad son condiciones necesarias para la existencia de la democracia. Sin embargo, para ser respetable, un punto de vista debe ser, primero que nada, respetuoso. O sea, ni la injuria ni los discursos de odio que convocan a la agresión y la discriminación, son aceptables como una variante legítima dentro de ese arcoíris de la vida en democracia.

Este principio tan elemental se enuncia con facilidad. Es mucho más difícil hacerlo efectivo en la práctica y darle contenidos de realidad que sean relevantes. Costa Rica da buena ilustración de tal cosa. Por ejemplo, nuestros torneos electorales cuatrienales, dominados por el dinero y el marketing. Son un show mediático; puro despilfarro y manipulación. Ni qué decir del manejo de la información por parte de las conocidas corporaciones mediáticas. Ahí se hacen irreconocibles los principios de la pluralidad democrática.

Entre tantas otras cosas, esto debería incorporar dos componentes básicos: libertad religiosa –tanto la libertad para que cada quien sustente la fe que mejor le parezca, como también la libertad para ser ateo o agnóstico o no tener confesión alguna- y, a la par, la libertad para vivir el tipo de vida que cada quien quiera darse, sin interferir ni perjudicar las decisiones que, en el mismo sentido, sean adoptadas por otras personas.

En el debate alrededor de los problemas de discriminación que conculcan los derechos de las personas homosexuales, bisexuales, transexuales y trasgénero, se ha puesto en evidencia, con especial elocuencia, un alto grado de confusión en relación con el significado de estas elementales libertades democráticas. Ello las restringe y empobrece, e, incluso, las anula en la práctica.

En ese sentido, resulta innegable la importante incidencia que han tenido las posiciones sustentadas por el conservadurismo religioso: católico, evangélico o de otras denominaciones.

Estos grupos sustentan un virulento discurso principista. A veces recurren a citas bíblicas interpretadas literalmente y desprendidas de todo contexto cultural e histórico relevante. O se basan en principios derivados de una suerte de simplista y muy acomodaticia filosofía naturalista. A veces se mezclan ambas cosas. En términos generales el evangelismo privilegia el primer método y el catolicismo el segundo.

De ahí surge una conclusión cerrada y dogmática que se expresa como una condenatoria a toda manifestación de la sexualidad que no sea la heterosexual, pero donde ésta es vista como instrumento de reproducción y jamás como fuente de gozo y placer. Esto da lugar a la deslegitimación –condenatoria de hecho- contra toda forma de familia que no sea la familia patriarcal tradicional (paradójicamente asentada en principios autoritarios y jerarquías rígidas y, por lo tanto, proclive a la violencia).

Esto luego se traslada e impone en el ámbito político: ni las leyes ni, por lo tanto, las autoridades públicas, pueden conceder reconocimiento ni protección a ninguna otra forma de relación de pareja que no sea la heterosexual ni a ninguna otra forma de familia que no sea la de tipo patriarcal.

Como sabemos, el devenir histórico de las sociedades ha obligado a introducir matices en este principismo dogmático. Existe el matrimonio civil (y el divorcio) y también se concede protección legal a las uniones de hecho. Pero sigue vigente una regla básica: la heterosexualidad es criterio obligatorio.

Estos hace violencia directa sobre los elementales principios democráticos de la libertad religiosa y la libertad para vivir la propia vida como mejor le parezca a cada quien.

Acontece que el conservadurismo religioso no solo promueve una determinada forma de sexualidad y una determinada forma de familia sino que, además, pretenden imponerlas por medio de la ley. Lo primero es cosa perfectamente legítima, inherente a los principios democráticos de libertad y pluralismo, siempre que no adquiera la forma de un discurso injurioso y falaz que convoque al odio y la persecución (cosa que, tristemente, es harto frecuente entre prelados católicos, curas y pastores). Es su derecho pensar y defender lo que mejor les parezca en materia de sexualidad y familia. Lo segundo –imponer esa concepción mediante la ley- implica desconocer el derecho de otras personas a tener otras ideas religiosas; otra concepción sobre la sexualidad, el amor de pareja y la familia. Ello implica violentar la democracia en uno de sus pilares fundamentales.

El hecho de que en un caso pudiera ser una mayoría y en el otro una minoría, no cambia en absoluto el problema. Al fin y al cabo, es principio democrático esencial el conceder pleno derecho a las minorías para vivir sus propias concepciones religiosas, formas de vida y manifestaciones y construcciones culturales. Y esto incluye lo correspondiente a la sexualidad, el amor de pareja y la familia.

La democracia deja de serlo si no se respetan la libertad en materia de ideas religiosas así como las decisiones personales relacionadas con la propia vida. En el fondo, esto es lo que subyace al debate en relación con la discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género. Lo que se está decidiendo mucho tiene que ver con la sustancia democrática de nuestra forma de convivencia.

Quizá se podría resumir en una pregunta: el Estado costarricense, sus leyes y su sistema institucional ¿respetan e integran, en pie de igualdad, las distintas concepciones religiosas y éticas y las distintas opciones y decisiones en relación con la vida privada, de todos sus ciudadanos y ciudadanas?

La situación actual, que el conservadurismo quiere perpetuar, es la siguiente: las leyes reconocen como legítimas y protegen una determinada forma de vivir la sexualidad y una determinada forma de relación de pareja y de familia. Otras expresiones de la sexualidad humana, otras formas de pareja y de familia no solo carecen de esa protección y reconocimiento legal, sino que, además, viven una situación de acoso y violencia permanentes, en parte por la misma desprotección legal y, en parte, por la violencia y el perjuicio enraizadas en los más profundo de la cultura dominante.

Esto anula la democracia ya que discrimina abiertamente en relación con aspectos esenciales para el pleno desarrollo de la vida privada de las personas.

Es esperable que el conservadurismo religioso riposte con un escandalizado ¡pero eso es relativismo moral!

Para empezar, el absolutismo moral, que el conservadurismo quiere imponer, es negación de la democracia. Una dosis de relativismo es indispensable si queremos vivir en una sociedad democrática ¿o es que acaso podría existir democracia ahí donde un grupo –así sea mayoritario- impone sus visiones religiosas, éticas y morales a toda la otra gente? Ahora bien, que si esto les incomoda, bueno sería que lo aclaren y de una vez tomen posición en contra de la democracia y a favor de alguna forma de teocracia, donde los asuntos públicos sean regidos autoritariamente por obispos y pastores.

Pero existe un rasero unificador que trasciende ese necesario relativismo: el principio ético fundamental de la vida concreta, o sea, la vida de las personas de carne y hueso, esto es, las personas que cada día comen, duermen, hablan, cantan, trabajan, ríen y lloran y también tienen deseos sexuales y necesidad de afectividad y compañía. A su vez, este principio funda un derecho inalienable: el de una vida digna para cada persona de carne y hueso.

Y esto último incluye, entre tantas otras cosas, el derecho a vivir la propia sexualidad tal cual ésta se manifiesta en la carne y el deseo; la propia identidad de género, tal cual ésta se siente en el fuero más íntimo y personal; a construir su propia relación de pareja y su propia familia, según lo dictan las propias y personales necesidades de afectividad, compañía y solidaridad.

TRIBUNA DEMOCRÁTICA, 2 de enero de 2009
http://www.tribunademocratica.com/2009/01/democracia_o_teocracia.html#comments

Continúa la violencia genocida en Gaza

Un genocidio a la vista de todos

Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)


Desde su creación, el Estado de Israel representa un caso único en la historia mundial contemporánea: no posee un pueblo unificado en la historia, en el idioma, en la cultura y en las costumbres y, no obstante, reclama su “derecho legítimo y divino” de ocupar el suelo de Palestina, en una pretensión de recrear el reino del bíblico rey David.

Su población proviene originariamente de diversas latitudes del planeta y, gracias a la Resolución 181 de la ONU, comenzó a usurpar el espacio que, por siglos, venía ocupando históricamente el pueblo palestino, aplicando la tesis que Palestina era un territorio sin gente y los judíos un pueblo sin territorio. De esa manera, el Estado de Israel llegó a apoderarse del 78 por ciento del territorio nacional palestino, siendo el resto Cisjordania y la Franja de Gaza. Desde entonces, el Estado de Israel ha mantenido un acoso permanente y una política militar agresiva en contra del pueblo palestino, siendo éste obligado a sobrevivir en condiciones materiales infrahumanas en lo que constituye un genocidio a la vista de todos, pero que escasamente logra conmover a la opinión pública internacional, dada la manipulación mediática y los intereses geopolíticos que presentan a los árabes como terroristas y fanáticos religiosos.

En la actualidad, los palestinos son víctimas no sólo de una agresión militar desproporcionada y criminal por parte del estado de Israel, sino que ello se complementa con un cúmulo de limitaciones administrativas y jurídicas que les niega su condición inalienable de ciudadanos y, un poco más, sin exageración alguna, de seres humanos, tal como lo pretendieron en su tiempo los nazis-fascistas en Europa con los judíos. De este modo, los palestinos han sido forzados a abandonar la tierra de sus ancestros, convirtiéndose en desplazados y refugiados, cuyo destino incierto pareciera no importarles a los diferentes gobiernos del planeta, así como el reconocimiento de sus derechos nacionales y su legítimo retorno. Tal política de segregación, agresión, etnocidio y genocidio -condenada como sionismo- es, sin embargo, incondicionalmente respaldada por la clase dirigente de Estados Unidos y de sus socios más cercanos, entre ellos, Gran Bretaña, cuyo poder de veto en el seno de la ONU impide acciones más enérgicas e inmediatas de parte de la comunidad internacional. Para Estados Unidos es vital mantener el estado de inestabilidad política en el Medio Oriente, con el Estado de Israel como su punta de lanza, sobre todo, ahora que busca asegurarse el control directo de las fuentes de energía allí existentes y, de paso, la eliminación de la revolución islámica de Irán, principal reducto de resistencia antiimperialista en aquellas latitudes.

Esto último le ha servido de garantía al Estado de Israel para perpetrar sus crímenes de lesa humanidad contra el pueblo de Palestina, rechazando consuetudinariamente todas las resoluciones condenatorias de la ONU y violando descaradamente el derecho internacional con la implementación de su doctrina militar de guerra preventiva contra sus vecinos árabes, sin que haya sufrido una sanción efectiva. Lo que siempre ha omitido la propaganda sionista (con un gran poder de penetración a escala mundial), es que los palestinos vienen muriendo en silencio, privados de comida, de servicios públicos esenciales y de medicinas por culpa del bloqueo a que son sometidos por el Estado de Israel, haciendo de los territorios palestinos verdaderas cárceles (o ghettos) al aire libre. Por ello mismo, debe activarse en todas las naciones un repudio general al terrorismo de Estado aplicado por la dirigencia sionista, de forma que se le impida el genocidio cometido contra los palestinos, lo mismo que descubrir sus verdaderos propósitos anexionistas y desestabilizadores en la región del Medio Oriente. De igual manera, debe permitírsele a los palestinos a existir como nación libre, exigiendo el fiel cumplimiento de las distintas resoluciones promovidas y aprobadas por la ONU, puesto que ésta sería una manera de compensar el sufrimiento secular que vienen arrastrando los palestinos desde 1947.

Gaza es -como alguien lo expresara recientemente en un portal de Internet- la herida que tiene la humanidad, una herida que no parará de sangrar si la indolencia y la complicidad humana siguen manifestándose a favor de la fuerza. Los argumentos esgrimidos por el Estado de Israel en nombre de “la seguridad y contra el terrorismo” no justifican algo semejante, ni antes ni ahora. Para ello es necesario, en palabras de Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz, “desarmar la razón armada para romper el círculo que los atrapa de la violencia, la destrucción y la muerte”. Algo difícil, pero no imposible.

ARGENPRESS, 9 de enero de 2009
http://www.argenpress.info/2009/01/un-genocidio-la-vista-de-todos.html

Violencia contra las mujeres: la familia patriarcal sigue en descomposición mientras el conservadurismo religioso insiste en mitificarla

• 21 más que en el 2007
2008 cerró con 37 femicidios
• 17 mujeres fallecieron a manos de esposos o compañeros sentimentales

Krissia Morris Gray

kmorris@prensalibre.co.cr


Sus razones reales se desconocen, pero lo que sí se sabe es que el año pasado, en el país se registraron 37 femicidios a nivel nacional, lo que es motivo de preocupación en el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu).


De estos 37 homicidios, 17 fueron perpetrados por esposos o compañeros sentimentales de las féminas.


Las cifras son alarmantes, tomando en consideración que en el 2007 se registraron 16 femicidios, para un alza de más del 100% en el 2008, pues se contabilizaron 21 casos más que el año anterior.


El 30 de mayo del 2007, entró en vigencia la Ley de Penalización de Violencia contra las mujeres, siendo los meses de junio, agosto y setiembre del 2008, los que más casos reportan al contabilizar cinco, siete y cinco, respectivamente.


Datos del Inamu detallan que para el 2008 fueron atendidas 6.250 consultas en la Delegación de la Mujer contra los 6.069 realizadas en el 2007.


Isabel Cascante Gómez, especialista del área de Violencia de Género del Inamu, comentó que antes de la derogación de los artículos 22 y 25 de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, el Poder Judicial y los juzgados recibían una mayor cantidad de denuncias de casos de violencia y que después de la respuesta de la Sala Constitucional bajó el número de quejas sobre el particular.


En octubre anterior, los magistrados de la Sala Constitucional consideraron que las penas de prisión de seis meses a dos años establecidas en los artículos 22 y 25 de la ley de Penalización de Violencia contra las Mujeres, que hacían referencia al maltrato y violencia emocional, respectivamente, eran inconstitucionales, aspecto que causó el enojo de diversos sectores e instancias que velan por los derechos de las mujeres.


“Muchas son las causas que podrían ocasionar los femicidios, entre ellos se encuentra en ciclo de violencia en el que se encuentran inmersas las mujeres, la existencia de factores de riesgo como el consumo de alcohol, drogas y la dependencia económica. En este último punto, las cuestiones de violencia se da por las relaciones de poder del hombre hacia la mujer”, reseñó Cascante.


Cascante indicó que se cuentan con otras normativas como es el caso de la Ley de Violencia Doméstica y que es al amparo de la misma que se ponen las denuncias, pero que la misma era reforzada por la Ley de Penalización contra la Violencia contra las Mujeres, pues contemplaba el castigo que se le aplicaba a la persona que maltrataba física o emocionalmente a las féminas.


“Lo que se hace con la Ley de Violencia Doméstica es que cualquier caso de maltrato físico y emocional, es la presentación de la denuncia, pero sin penalización. Es por ello que estamos luchando para que las sanciones vuelvan a regir”, enfatizó Cascante.


LA PRENSA LIBRE, 8 de enero de 2009

El Calcio italiano y la Liga española: homofobia, prejuicio e ignorancia entre las súper-estrellas del fútbol

Marcello Lippi: "En 40 años de profesión nunca he conocido a un futbolista gay"
AGENCIAS

Marcello Lippi, seleccionador italiano.
El seleccionador italiano cree que el fútbol sería difícil para un gay.
Explica que no cerraría las puertas de la Azzurra a un homosexual.
Niega haber visto chicos de compañía en el calcio, como se rumorea.

El seleccionador de fútbol italiano, Marcello Lippi, asegura no haber conocido a ningún futbolista homosexual a lo largo de su carrera, aunque confiesa que hay algunos con "cierta tendencia" no reconocida.

"Creo que entre los futbolistas no hay gays. En cuarenta años de carrera no he conocido a ninguno, pero me han contado de alguno. Puede haber alguno con cierta tendencia, pero que no va por ahí a manifestarlo", asegura Lippi.

Sería difícil que un futbolista pueda vivir su homosexualidad de una forma natural

"Nunca excluiría a un homosexual de la selección. Creo que sería difícil que un jugador pueda vivir su homosexualidad de una manera natural por como estamos hechos los futbolistas", añade.


Con estas declaraciones, Lippi aborda uno de los grandes tabúes del universo futbolístico como es la homosexualidad, de la que habla también el central italiano del Real Madrid, Fabio Cannavaro.


Ante la posibilidad de que alguno de sus jugadores le confesara su homosexualidad, Lippi no duda cuál sería su reacción: "Estaría a disposición de quien quisiera confiar a mí. Le diría que no se dejara condicionar, que cumpliera con su profesión y que hiciera lo que quisiera en lo privado".


¿Chicos de compañía en el fútbol italiano?

El seleccionador italiano quiso además atajar los rumores sobre la posible existencia de chicos de compañía homosexuales para algunos futbolistas de la Liga italiana.

"Esto no es creíble. De vez en cuando surge algún cotilleo, pero después nos damos cuenta de que provienen de personas que inventan cualquier cosa con tal de llamar la atención. Se parte de cosas que son verdad y se añaden después invenciones", afirma Lippi.

20minutos.es, España, 7 de enero de 2009
http://www.20minutos.es/noticia/441285/0/lippi/futbolistas/gays/


Fabio Cannavaro: "¿Matrimonios gay? No, soy italiano..."
AGENCIAS


Fabio Cannavaro con Italia. (EFE)
El jugador italiano hizo estas declaraciones en un semanario de su país.
Se mostró contrario al tópico Italia=mafia.


El jugador del Real Madrid Fabio Cannavaro, durante su estancia en Italia para pasar las Navidades, dio su opinión en una entrevista al semanario italiano 'Chi' que recoge el periódico 'Corriere della Sera' sobre los matrimonios entre homosexuales o sobre la película 'Gomorra'.

"¿Matrimonios gays? Mmmh, no, yo soy italiano", respondió el capitán de la selección italiana al ser cuestionado por la ley española que permite las bodas entre los homosexuales.

Sobre la cinta italiana 'Gomorra', que trata la mafia en Nápoles, ciudad natal del jugador, Cannavaro considera que "los italianos tenemos tantas etiquetas negativas que no creo que esa sea la imagen que debamos mostrar al mundo".

Reacciones a sus palabras

Las opiniones del internacional italiano han tenido sus primeras reacciones. El presidente de Arcigay, colectivo italiano de gays y lesbianas, Aurelio Mancuso, criticó a Cannavaro y advirtió que "es una pena para los tantísimos varones gays que admiran su juego".

20minustos.es, España, 9 de enero de 2009
http://www.20minutos.es/noticia/441199/0/cannavaro/matrimonio/gay/