miércoles, 10 de febrero de 2010

¿Separación mejor que divorcio para las mujeres?

Las mujeres le dicen sí a la separación y no al divorcio

Para los expertos, son ellas las que mayormente toman la iniciativa de romper una relación. Los miedos más comunes de los hombres, en cambio, son a la soledad y a sentirse lejos de sus hijos.

Por: Mariana Iglesias

En las relaciones humanas todo puede ser maravilloso y complejo a la vez. El amor más profundo y sincero puede convertirse en odio visceral. Muchas parejas suelen transitar las emociones más dispares en algunos años. Y suele ocurrir, cada vez más, que tarde o temprano todo acaba. Pero en las crisis matrimoniales hombres y mujeres parecen moverse de manera diferente.

Cuentan los especialistas que, en general, son las mujeres las que, cuando la relación se empaña, tiran la primera piedra y anuncian la separación. El hombre, más "aguantador", se sorprende y resiste, pero luego de superar el shock, toma el guante y es el que busca al abogado para iniciar el divorcio. Entonces la mujer, ante la realidad de los papeles, en muchos casos empieza a dudar, a dar marcha atrás, a poner palos en la rueda.

¿Cómo se explican estas vueltas femeninas? Por diversos motivos que parece increíble describir a esta altura de la humanidad. "Hoy la mujer es persona, no se somete", dice un especialista que intenta explicar por qué hoy en día la mujer también quiere separarse. "Es que la mujer tiene todas las de perder, como siempre", dice otra especialista al justificar la resistencia femenina al divorcio.

"Antes la mujer toleraba todo. Era otra moral. Ya no hay más sometimiento. Hoy el amor es horizontal, y cuando la mujer no soporta algo, lo termina", explica a Clarín Osvaldo Ortemberg, abogado de familia. "Las mujeres de generaciones anteriores se quedaban, esperaban que el otro cambiara, tenían más paciencia. Hoy la mujer es más exigente y toma la iniciativa", asegura Haydée Birgin, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). "La mujer toma más rápido la decisión de separarse. En un momento de ira lo echa por distintos motivos, por infidelidad, maltrato, lo que sea. En cambio el hombre, en caso de tener otra mujer, prefiere la doble vida: tener a su familia porque le sirve socialmente, vive con sus hijos y no tiene que dividir su patrimonio.

Pero cuando llega la demanda, la mujer la hace difícil, no quiere el divorcio, no le quiere dar la libertad de volver a casarse y a veces incluso quiere obtener del divorcio más de lo que le corresponde por ley porque quiere que el marido le pague por lo que la hizo sufrir. También pasa que pone trabas porque es una manera de seguir vinculada aunque sea a través de la pelea", asegura Victoria Koffman, del Club de las Divorciadas.

"Es la mujer la que en la mayoría de los casos decide separarse y se queda con la casa, el auto. Pero cuando llega el divorcio y hay que arreglar los bienes y la plata, se da cuenta que su status social va a cambiar. Se enfrenta a todos los temores económicos porque en general es la que se queda con los chicos y carga con todo", dice Nora Taracido, abogada de familia.

Está claro que el divorcio es una crisis para los dos. Es el abismo del "nunca más". Y el hombre tiene tantos miedos como la mujer, aunque distintos. A la soledad, a sentirse lejos de sus hijos, a no poder cumplir con la cuota alimentaria.

Los temores femeninos son generales. "En el divorcio la mujer es la perdedora -sentencia Birgin- Claro que a muchos les cuesta, pero hay hombres de buen poder adquisitivo y altos cargos o incluso funcionarios que pagan poco y otros que ni siquiera pagan. La mujer se quiere separar y después le agarra la incertidumbre de si el hombre podrá pasarle alimentos. Es que por más que ella trabaje y quiera, sola no puede mantener la casa y los chicos. Y es la que se rompe el alma, la que está en el día a día, la que controla los deberes". Algo similar dice Gabriela Pastorino, también de ELA: "Los temores económicos son muchísimos. La mujer trabaja y cría a sus hijos y pone todo su sueldo en la casa. El hombre pasa algo, el resto lo gasta en él. Así se generan un doble estándar de vida. Las diferencias pueden ser enormes".

CLARÍN, Argentina, 7 de febrero de 2010
http://www.clarin.com/diario/2010/02/07/um/m-02135420.htm

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