sábado, 26 de julio de 2008

Para eliminar las cadenas y divisones del pasado.- Esteban Cervantes Jiménez

La lucha por la aceptación de las uniones de hecho de relaciones de pareja homosexuales es una etapa más de la lucha por las libertades civiles. No hay duda de ello. Quienes quieren vernos como representantes de las amenazas sociales recurren a las mismas estructuras mentales por las que en la historia de la humanidad, se ha violentado a diversos grupos. La sola existencia de esta marcha de hoy sábado representa una concretización de ese pensamiento, enfocado en el odio, en la exclusión y en el etiquetar a personas o grupos como amenazas, en este caso, a la estructura social existente, a la "familia" (en este caso, un concepto específico de ella) y la "paz social" (cuando existen amenazas que estos mismos grupos no enfrentan, no siendo este proyecto de ley ninguna amenaza). Definitivamente crea la impresión de que no se trata de una expresión razonada de pensamiento, sino una unión de estereotipos, pseudorazonamientos, estadísticas y estudios pseudocientíficos y el mismo y viejo temor humano al cambio y especialmente, a la diferencia.

De los artículos y opiniones que se han puesto ya en este blog se extrae que, aunque bajo la superficie, bulle y se acrecienta el movimiento para que esta ley tan necesaria sea una realidad. Para eso no se necesita ni siquiera leer estos artículos, eso se experimenta a nivel personal cuando hablás con otras personas y estas te muestran su total aceptación a la homosexualidad. Cada vez más, se enraiza la correcta percepción de que esta es una más de las características que muestran la gran variabilidad de caracteres de los seres humanos, que cada quien tiene su propia orientación y vivencia sexual tal y como las personas poseen colores de ojos, de piel o timbre de voz característicos. El hecho que estas personas que se manifiestan en esta marcha no se den por enterados de este hecho, no le quita en nada su poder de verdad. La homosexualidad, simplemente es y ha sido en cada etapa de la historia de la humanidad. Podría ser trazada hasta los ancentros del ser humano y demás especies de la vida animal. Es más antigua que la Biblia y que los prejuicios. Y como parte de la naturaleza del ser humano, no puede arguyirse ninguna ley natural o divina contra ella. Asimismo, cualquier persona con un mínimo de sensatez se dará cuenta que muchísimas cosas en las leyes bíblicas han perdido totalmente su actualidad, porque se trata de una gran normativa ideada hacia 3000 años para un pueblo pastoral. Quien se dé una vuelta por el levítico se dará cuenta que si se quiere cumplir la Biblia textualmente, se debería condenar a muerte a las personas que utilizan más de dos tipos de telas en su ropa, que comen cerdo o a los agricultores que rotan sus cultivos. Se trata de leyes, por ende, estrictamente contextuales, que se crearon en su momento con un propósito y que hoy día no se pueden esgrimir. Igualmente las cartas de San Pablo, que también se señalan como elementos condenatorios de la homosexualidad, se refieren a formas de prostitución de culto que se practicaban en la Antigua Roma. Para cerrar esta idea se ve que una expresión de amor de pareja consensuada y respetuosa entre dos seres humanos NUNCA puede ser considerada un delito, una enfermedad o un pecado. Para el que quiera más pruebas, Jesús nunca condenó la homosexualidad y no porque no existiera en su tiempo, sino porque al igual que otros temas, no había nada que decir contra ello.

La orientación sexual, las diferentes identidades de género, son características humanas que en nada añaden o quitan valor a la persona per se. Una persona homosexual (gay o lesbiana), transexual o bisexual tiene en principio tanta posibilidad de ser una persona de valor o una persona problemática como cualquier otra, la historia está llena de personas de nuestra comunidad que han dado valiosos aportes a la humanidad y no por el hecho de ser o no ser gay, sino por el hecho de ser seres humanos y de grandes dotes. Si se añade otro elemento a este razonamiento, se llega a saber que por la detestada presión social sobre personas de nuestra comunidad, se tenderá a sacar lo mejor de nosotros como personas al enfrentarnos a una realidad que nos margina como personas por una de nuestras características.

Por otro lado, la homosexualidad y las demás caracterícticas que he discutido han sido tradicionalmente los chivos expiatorios de la sociedad patriarcal, eurocéntrica y socialmente desigual. Se nos ha perseguido como en determinadas épocas se he defendido el "papel inferior" de la mujer, la esclavitud, el racismo, la agresión hogareña, el totalitarismo de las sociedades nazifascistas, el militarismo, la inquisición, etc. Eso me lleva de nuevo al punto de que esta es una lucha social necesaria, no se puede entender como algo por dejar para después, no se puede entender como algo accesorio. Se trata de una lucha tanto por garantizar derechos a las parejas de nuestra comunidad (derechos humanos que no se pueden disputar con argumentos de ignorancia), derechos a nuestro reconociemiento como seres humanos integrales y que se trata de una lucha por derribar los prejuicios y estructuras verticales de esta sociedad machista, de construir una nueva e inclusiva sociedad donde cada quien pueda demostrar su valía como ser humano y gozar de una vida social y sexual plena. Se trata de una lucha por la construcción de una nueva masculinidad y nueva feminidad, que se apartan de los preceptos vacíos y poses del concepto tradicional.

Es por eso que esta ley sería un elemento más de esta lucha, un buen comienzo para ir generando poco a poco el cambio cultural en Costa Rica que garantice que nadie sea juzgado sin ser conocido, que nadie tenga que vivir con miedo por ser quien es. Es una ley necesaria para cimentar un cambio que ya se está dando, aunque los organizadores de la marcha de hoy y sus seguidores no quieran darse cuenta (aunque no tengan reservas sobre recibir dineros públicos para sus fundaciones o apoyar tratados de comercio que claramente afectarán la "paz social"). Es un cambio que está derribando prejuicios y si bien nos concpetualizan hoy como los causantes de todos los males sociales y "morales", mañana se valorará el papel que hoy se tenga en proporcionar a las parejas de personas del mismo sexo los derechos que toda pareja tiene. Desde una perspectiva humana, la moralidad rancia y discriminatoria de estas personas es alarmante y se derrumba por su falta de argumentos; desde una perspectiva histórica los logros de hoy serán las proezas de mañana.

Ahora bien desde una perspectiva personal, no se puede pretender progresar en un país que mantenga conceptos medievales y siga señalando la diferencia (al inmigrante, a la mujer profesional, al joven, al homosexual, a la persona divorciada, etc) con la misma mediocre moralidad de la vieja Costa Rica. Tarde o temprano se tiene que cambiar y entender que la vida evoluciona a sus propios pasos y las abominaciones de otros tiempos se convierten en cosas naturales no porque sean más valederas que antes, sino porque los conceptos que sustentaban la creencia de esa abominación se mostraron como inhumanos y sesgados. Dentro de mi vivencia como un hombre homosexual, considero que esta ley viene a traer una pequeña demostración de que el peso de los hechos finalmente trae abajo las etiquetas. Dentro de mi vivencia considero a la homosexualidad algo que me ha hecho mucho más fuerte, que me ha demostrado que pudo salir adelante a pesar de los peores ambientes y de que es posible encontrar aliados y amigos que me aprecian por lo que soy, un ser humano integral, con virtudes y defectos. Esta ley eventalmente me permitiría compartir una vida de pareja satisfactoria en una sociedad abierta y más objetiva, pero por el momento me haría sentir confirmado y la autoconfirmación es algo que se requiere para seguir adelante. La gente gay, los bisexuales, las lesbianas y transexuales somos personas que sentimos y que luchamos y el destino bueno o malo de este país también depende de la forma en que nosotros nos podamos desarrollar como personas y de disfrutar de la libertad de no tener que ocultarnos sino de enorgullecernos por quienes somos. Esa es una cosa que nadie que apoye el inmovilismo y el señalar con el dedo va a entender.

Por una ley que garantice los derechos de las parejas del mismo sexo a disfrutar de los beneficios que merecen, mi total apoyo.

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