miércoles, 13 de agosto de 2008

Una visión cristiana inspirada en el amor del Jesús evangélico.- Pastor Gilberto Quesada Mora

Dios vio la Diversidad Sexual y vio que era Buena.[1]
Pastor Gilberto Quesada Mora
Iglesia Luterana Costarricense. ILCO


1. Seguimos al Jesús Histórico o seguimos al Jesús construido.

Cómo es que una iglesia se involucra en la defensa de un proyecto tan cuestionado por la mayoría de las iglesias en este país? Las iglesias al igual que los cristianos y cristianas que las conformamos, podemos reflexionar los diferentes temas desde dos realidades muy distintas: hay iglesias que hacen sus reflexiones y análisis desde lo que se denomina el Cristo de la fe, esto es la figura de Jesús que se confeccionó después de la experiencia de la Resurrección, esta figura fue desarrollada por la primitiva comunidad seguidora de Jesús, que poco a poco se fue institucionalizando y transformando en una iglesia con una idea espiritual de Jesús, con un rostro determinado de Jesús, con una práctica determinada de Jesús. Y toda esta construcción enmarcada lamentablemente en un modelo patriarcal, de ahí que muchas experiencias femeninas sobre Jesús, fueron arrancadas de la historia, porque no sintonizaban con el modelo varoncéntrico anclado en el poder.

Los cristianos y cristianas que hoy día siguen tras este modelo, son incapaces de comprender y menos vivir la misericordia de Dios, reflejada en su Hijo Jesús de Nazareth, son capaces de utilizar el nombre de Dios para separar, marginar, excluir, marchar en sábado y legislar en contra de aquellos y aquellas que tienen la valentía de ser diferentes. Estos “cristianos y cristinas” tienen la inteligencia de leer la Biblia al pie de la letra, -literalismo- y con ello juzgar a las personas del 2008, con las leyes de hace dos mil cuatrocientos cincuenta y ocho años, este es el resultado de no querer o no poder interpretar los textos bíblicos, escritos en contextos tan diferentes a los nuestros.

El mismo Jesús de Nazareth, pudo ser diferente, porque supo leer las escrituras con otros ojos, no con los ojos patriarcales judíos, sino con los ojos incluyentes de Dios.

Hay otras iglesias, -pocas por cierto- que orientan sus reflexiones y análisis, sobre los distintos temas, desde lo que se denomina el Jesús Histórico. Este Jesús no tiene decoraciones, no fue moldeado por un sistema religioso patriarcal, este Jesús lo encontramos sencillo y transparente en los Evangelios; es el Jesús misericordioso, comprometido, incluyente, compasivo, tierno y dulce, simpático y sonriente, es el Jesús judío, consciente de su cultura patriarcal, pero dispuesto a darle plenitud la ley vigente, a transformar y reinterpretar las escrituras hebreas, muy claro de que en ellas habían signos descontinuados, textos envejecidos.

Los que seguimos a este Jesús hijo del Dios-Amor, jamás podríamos legislar en contra de la vida, presente en todo los que nos rodea y sobre todo presente en los seres humanos en sus muchas formas de ser, sentir y expresarse. Los que echamos las redes en el Evangelio de Jesús somos personas compasivas y misericordiosas, sabemos que somos pecadores y pecadoras y esa actitud nos empuja a amar y respetar a todos y todas en sus diferencias.

Esa sola diferencia hace que en este mundo occidental, millones de personas se crean “santas” y “santos” y por consiguientes con la autoridad para legislar sobre la vida de las personas: legislar sobre la vida de las y los leprosos, la vida de las mujeres, los niños y niñas y sobre los jóvenes, legislar sobre la vida de los negros y negras, sobre la vida de los pueblos indígenas, sobre la vida de los y las migrantes, sobre la vida de los y las que viven valientemente una sexualidad no asignada, sino auto-asignada, porque ser heterosexual es casi una imposición de un sistema patriarcal que desde el vientre de la madre ha decido lo que vamos a ser en nuestra vida sexual.

Esa sola diferencia en el modo de seguir a Jesús, hace que el mundo se divida en gente buena o mala, gente santa o demoníaca, gente salva y gente condenada, gente cristiana y gente atea; dicotomía nunca presente en la Vida y Práctica de Jesús, él pudo tocar al leproso e incorporarlo a la vida social, pudo sanar a la persona ciega y capacitarla para mirar lo que le diera la gana, supo tocar a las mujeres y devolverles la lucidez de sus rostros, masacrados por patriarcas judíos; devolverle la flor de la juventud a la niña atormentada, y contestar con la furia del trueno que el poder religioso de la época y poder romano no tienen primacía sobre los pobres de Israel.

2. “Respetamos la diversidad sexual, pero rechazamos el acto homosexual”.

Con esta nefasta expresión las máximas autoridades religiosas de este país, dictan sentencia sobre la vida santa de miles de hombres y mujeres que por el solo hecho de ser libres, en vivir su propia sexualidad, “llevan aparejada la desgracias de cometer actos impuros”. Detrás de esta expresión solo podemos entender que para los Obispos y toda persona que piense como ellos, un acto homosexual, solo podría ser un acto genital y parece ser que es esto lo que condenan y rechazan. Por qué será que no pueden entender que un acto homosexual, pueda contener otras dimensiones que no sean solamente las genitales y será que esas personas también condenan las demás expresiones de una relación homosexual, es decir el amor, la solidaridad, las caricias, los sueños e ilusiones de aquellas personas del mismo sexo que libremente han decido compartir sus vidas. Será que en este RECHAZO, también están incluidas todas las relaciones que se puedan generan entre hombres con hombres, aún cuando no sean homosexuales y entre mujeres con mujeres, aún cuando no sean lesbianas?.

Algunas iglesias no han podido superar la antigua normativa de sexo solamente para la procreación, aún cuando en sus magisterios y doctrinas se diga que se acepta que las relaciones de parejas de diferente sexo puedan tener también la finalidad del placer, pareciera que en la práctica esto todavía no ha sido asumido.

Pero además, si la condena y el rechazo fuera única y exclusivamente al acto sexual genital, qué de diferente tiene este acto con la diversidad de rituales sexuales heterosexuales, o es que las iglesias y quienes están en los cuadros de mando, creen que las parejas siguen haciendo el amor a oscuras, con ropa y con una imagen de la Santa Trinidad en frente, o con el ícono que se les ocurra, para evitar “malos” pensamientos o “malas” prácticas, es tan limitada la imaginación de los clérigos.

Las relaciones sexuales genitales homosexuales son tan santas como santas son todas las relaciones que vienen tejiendo, no podemos condenar ni rechazar en nombre de Dios, lo que Dios mismo ha hecho posible que sea, porque si Dios quisiera una humanidad cuadrada y enlatada, EL mismo lo hubiera podido hacer, sin embargo Dios vio la diversidad sexual y vio que era buena.

De manera que amamos la vida de las parejas de un mismo sexo, con todas las relaciones que se puedan establecer, por supuesto que con las relaciones genitales incluidas, sino que gracia tendría tanta lucha.

3. Parejas del mismo sexo, ¿ amenaza para la “santa institución del matrimonio”?

Dentro de las múltiples torpezas que los sistemas religiosos de este país, están cometiendo en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo, esta ésta, cómo podría ser una amenaza esta nueva ley?, Amenazar a quién?. A los matrimonios, destruidos por hombres violentos, machistas, varoncéntricos; que están acabando con los matrimonios, matando a sus compañeras, no solamente de un tiro, sino con cotidianas agresiones: de gestos, palabras, miradas o físicamente; abandonos injustificados, alcohol, droga o contagiando a su pareja con SIDA adquirido en el “abastecedor de la calle”. Esa santa institución es la que ahora se encuentra peligrosamente amenazada.

Pero no vamos a meter a todos los matrimonios bajo este mismo paraguas, porque en primer lugar defiendo el nuestro, donde Kattia y yo intentamos construir una alternativa para ser pareja y para ser familia, junto a tres lindos peloncitos de nueve, siete y tres años, varones todos, con los cuales estamos tratando de construir un camino donde la libre elección sea la base fundamental, para sean lo que tienen que ser y no lo que su papá y mamá o la iglesia quisieran que sean.

Serán también una amenaza para mi familia?, será que mi familia se verá afectada por una relación que intenta vivir la misma libertad que nosotros buscamos?, o más bien se tornará en un apoyo en las luchas que libramos hoy día para romper con los esquemas impuestos por el sistema patriarcal?.

O será que la familia que va a ser afectada o amenazada es aquella familia tradicional, “pura”, “santa”, “inmaculada”; aquellas familias plásticas, enlatadas. Donde papá es “heterosexual” y blanco, mamá “heterosexual” y blanca, un hijo que desde que nació viste de celeste y una niña que desde su nacimiento viste de rosa; si es esta la familia que se ve amenazada, en buena hora.

Por otro lado, bajo el supuesto que todas las familias costarricenses son cien por ciento “puras” y están gestando una sociedad cien por ciento pura, en que puede ser una amenaza unas cuantas parejas diferentes, será tan fuerte el poder de las parejas del mismo sexo, que llevan aparejada la virtud de cambiar todo lo que tocan, esta es una falacia difícil de creer, aún cuando el lector sea estudiante de primaria, sin menospreciar al estudiante porque Juan Antonio, nuestro Hijo lo entiende muy bien.

Esta es la hora de dejar el insomnio, el mundo de hoy es tan diferente, las sociedades de hoy son tan diferentes, las familias de hoy son tan diferentes, las personas de hoy son tan diferentes y la vida de los homosexuales, lesbianas, transexuales, transgeneros, etc, son hoy tan iguales a la vida de las primeras generaciones. Porque empeñarse en querer vivir y hacer vivir bajo parámetros ficticios, vivamos bajo la realidad y la realidad en este contexto es que las personas de un mismo sexo tienen el derecho divino de compartir sus vidas en todas sus dimensiones.

[1] Esta frase fue acuñada en la Iglesia Luterana Costarricense, por las personas que acompañan en la comisión de Diversidades, VIH-SIDA.

No hay comentarios: