domingo, 27 de julio de 2008

La marcha de odio. Carlos Hernández

El día de hoy asistí a la marcha convocada por los grupos evangélicos. Además de ser una celebración religiosa al aire libre, estruendosa y llamativa, fue un claro llamado a la discriminación y la intolerancia. Es ridículo haber visto a un diputado asistiendo a este evento, saludando a la gente en pleno ejercicio de la demagogia e hipocresía absoluta. La manifestación, contraria a lo que se menciona en la prensa, en su punto máximo de concentración (frente al Centro Colón) llenó a lo sumo una cuadra. Es importante la libertad de expresión, pero por favor, si existe el deso de manifestarse, hablemos con la razón y el sentido común (sobre todo con respeto hacia el prójimo). La misma marcha no explicaba bien de qué se estaba "defendiendo" a la familia. Aparte de todo esto, es muy grave el hecho de que existan líderes religiosos y políticos que invoquen a cientos de personas a un evento disfrazado de "marcha pacífica". Mas allá de una demostración religiosa, fue una clara manifestación de lo que puede pasar al mezclar el fanatismo religioso con los prejuicios de la gente. Disfrazados de blanco, para denotar "pureza" (recordemos el KKK), algunos miles de personas asistieron justamente a lo que necesitaban: un espacio facilitado para expresar sus prejuicios y miedos, usando como fundamento citas de la Biblia y hablando en nombre de Dios. Contra el fanatismo religioso de la gente no hay nada posible por hacer. La razón y los argumentos lógicos no pueden contra eso. Esperemos que el juicio de los diputados con sentido común, que legislan para toda la sociedad por igual (y no para sus creencias religiosas) pueda estar sobre este tipo de manifestaciones.

Carlos Hernández

2 comentarios:

Julia Ardón dijo...

No pongamos atención a estas cosas.
Esta intolerancia se vence con amor, con que nuestro amor salga a la calle y se manifieste!

Anónimo dijo...

sí, no hay que ponerle mucha atención a todo esto, que se frustren ellos en su cólera e intolerancia, nosotros firmes porque sabemos que estamos en lo correcto