jueves, 27 de agosto de 2009

Anticoncepción y aborto: derechos que quieren invisibilizar

La píldora anticonceptiva liberó a las mujeres

Existe miedo a expresar opiniones contrarias a las de la Iglesia Católica sobre la anticoncepción

Rosemary S. Bradley
scacri@racsa.co.cr
Fundación Fudesemillas

Las opiniones como las de Enrique Vargas Soto ( “Un proyecto de ley inadmisible” , Página Quince, La Nación , 21 de agosto 2009), de que “Costa Rica debe proseguir por los caminos de la dignidad humana” –siendo la definición de lo que es “dignidad humana” una interpretación personal de él, hombre, que nunca tuvo que gestar y criar un hijo en condiciones de pobreza– abundan en la prensa de Costa Rica. La opinión contraria, de que el derecho de la mujer de escoger si quiere o no tener hijos, es igual o más importante que el derecho potencial de un bebé que todavía no existe, es muy poco expresada.

¿Miedo? ¿Será que las personas como yo, que creen en este derecho, tienen miedo de hablar? ¿O será que se debe a que las personas que más necesitan esta ley para proteger sus derechos, son pobres, mujeres, con poca educación y como tal, indefensas y mudas frente a las personas –casi todos hombres– que expresan opiniones como las del señor Vargas?

El señor Vargas opina que el uso de anticonceptivos se basa en una “nueva moral” y una “nueva cultura”, manipuladas por medio del IPPF (Federación Internacional de Paternidad Planificada) por las empresas farmacéuticas multinacionales para aumentar sus enormes lucros. Sin embargo, es evidente para muchas personas, aunque en Costa Rica se mantengan calladas, que creer que la población mundial debe seguir aumentando sin ningún control, para defender los derechos de los niños que todavía no han nacido, es un error.

En los años sesenta (hace casi 50 años, así que no es “nuevo”), se inventó la pastilla anticonceptiva, y este hecho liberó a muchas mujeres para que pudieran estudiar y llevar una vida creativa, dando al mundo los muchísimos talentos que ellas pueden ofrecer.

Cuanto más mujeres lleguen a tener puestos de autoridad e importancia en el comercio, la política y la religión, mejor, porque ofrecen un punto de vista contrastante al del hombre, que lo complementa y logra mejores resultados que cuando los hombres actúan solos.

Solo un vistazo a la prensa internacional muestra miles de aspectos de la dificultad y costo de lograr justicia para las personas pobres del mundo (por ejemplo: The Guardian Weekly , 14 agosto 2009, “Britain must look to Harlem”, donde se describe un proyecto que logró en apenas cinco años un enorme efecto positivo en la habilidad de los niños pobres a desarrollarse por medio de un nivel de atención muy elevado en cantidad y calidad en Harlem, Nueva York a un costo de US $5.000 por niño). Esta y muchas otras experiencias similares muestran que ya, ahora, la población excede, posiblemente por billones, al número máximo que permitiría lograr el objetivo de una verdadera justicia social.

En vista de estos hechos, es clara la necesidad del control natal, manejado en una forma segura, accesible y con normas sanitarias adecuadas, que deja a cada persona el derecho de decidir cuántos hijos quiere tener. ¿O es que, en realidad, a las personas que defienden los derechos de niños sin nacer sobre los de sus madres, no les importa la justicia para los pobres del mundo?

Yo, como extranjera, que he vivido y trabajado en este país por 20 años, siento que existe un silencio en el nivel de discusión de opiniones contrarias a las del señor Vargas Soto.

Inhibiciones

Siento que posiblemente la falta de discusión del tema desde el punto de vista contrario, se debe a que la gente tiene miedo de contradecir las creencias de la Iglesia Católica (véase http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/285/1363/articulo.php?id>1718: “Si un espermatozoide se une con el óvulo, hay concepción. En ese momento, Dios crea el alma del nuevo bebé.” y “La anticoncepción va en contra de la naturaleza del hombre y de la mujer. La relación sexual tiene como finalidad la procreación y la unión de los esposos. Cuando se limita esta finalidad al mero placer sexual, se actúa en contra de la naturaleza”). ¿Tienen miedo de ser acusados de cometer un “asesinato”, o defender personas que cometen “asesinatos” si defienden abiertamente el uso de cualquier tipo de anticonceptivo? Si la anticoncepción es mala porque no es natural, ¿por qué no se aplica el mismo argumento contra cualquier tecnología médica?

Es muy preocupante que precisamente las personas que necesitan recibir apoyo para la utilización de métodos anticonceptivos efectivos y seguros sean manipuladas de esta manera, y que no haya una discusión más abierta al respecto

LA NACIÓN, Costa Rica, 26 de Agosto de 2009
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/agosto/26/opinion2069929.html

No hay comentarios: