domingo, 28 de marzo de 2010

La democracia también ha de ser para las personas GLBTI

No hay democracia sin derechos para todos
El proyecto de ley 16.390 no es sobre matrimonio gay; es un proyecto para la igualdad
Luis D. González Ingeniero eléctrico
gsoto.luis@gmail.com

Dice el señor Carlos Vílchez en el periódico La República del pasado 19 de febrero, que algunas de las pistas que nos permiten saber si vivimos en democracia las encontramos en las naciones más desarrolladas y son: el derecho al voto, el respeto a las instituciones, a la libertad de expresión, a las libertades políticas y económicas y el respeto a los derechos humanos en su totalidad.

Sin embargo, ese mismo día, se publica en distintos medios escritos que la recién electa presidenta, Laura Chinchilla, ya hizo mancuerna con los diputados evangélicos Justo Orozco y Carlos Avendaño para pronunciarse en contra de las uniones civiles de personas del mismo sexo.

Actualmente, se encuentra en la Asamblea Legislativa el proyecto de ley N.° 16.390 de sociedades de convivencia, que busca que se otorguen algunos derechos humanos y civiles básicos, y de los que las parejas de la comunidad gay-lésbica del país carecen hoy día.

Doble discurso

Al respecto, la Presidenta electa dijo al Eco Católico, una semana antes de su triunfo electoral, que “los homosexuales tienen los mismos derechos individuales de cualquier ciudadano y deben ser respetados como personas y en su dimensión legal. Estoy a favor de legislación que regule las relaciones patrimoniales entre personas del mismo sexo.”

Hoy, sin embargo, pareciera que eso era solo una pose ambigua para quedar bien con unos y otros sectores. Una manera muy tradicional de hacer política en nuestro país.

El proyecto de ley N.° 16.390 no es sobre el matrimonio gay, ni siquiera se menciona. No busca modificar el Código de Familia ni desprestigiar o dañar a la familia tradicional. Muchísimo menos busca, como dicen algunos de sus detractores, limitar la libertad de expresión, la libertad de culto, o el derecho de los padres de educar a sus hijos en un ambiente sano.

Es un proyecto para la igualdad, apoyado abiertamente por el Ministerio de Salud y sobre el cual el presidente Arias se ha manifestado de manera favorable en el pasado.

Asimismo, en diversas ocasiones la misma Sala Constitucional y otras altas instituciones del país han señalado la necesidad de llenar el vacío legal actual. Es un proyecto urgente y necesario.

Con esta ley se busca regular una realidad que no va a dejar de existir solo porque a algunos no les guste.

Por su aprobación o rechazo no dejaremos de existir los homosexuales, ni dejaremos de vivir con nuestras parejas, ni dejaremos de formar parte activa de todos los sectores de la sociedad. Ahí seguiremos, les guste o no, aunque a veces ni siquiera nos hagamos notar. Este último ha sido, quizás, nuestro peor error.

Decimos vivir en democracia porque pudimos sacar nuestras banderas el pasado 7 de febrero, pero muchos ni siquiera saben lo que de verdad conlleva el verdadero ejercicio de esta.

Mientras sigamos descalificando a quienes piensan diferente, atacando y reprimiendo a las minorías y permitiendo que se les prive de sus legítimos derechos, no estaremos viviendo en democracia de forma plena.

LA NACIÓN, 25 de marzo de 2010
http://www.nacion.com/2010-03-25/Opinion/Foro/Opinion2313828.aspx?Page=2#comentarios

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