domingo, 28 de marzo de 2010

Y otro más que salpica a Benedicto XVI

Otra acusación directa contra Benedicto XVI
Un escándalo por día
El diario The New York Times publicó una nueva denuncia contra Ratzinger. Señaló que cuando el ahora Papa era arzobispo de Munich, protegió a un cura abusador de niños.


El papa Joseph Ratzinger, cuando era arzobispo de Munich, en 1980, fue responsable de decidir que un cura abusador de niños no fuera denunciado a las autoridades civiles ni retirado de sus funciones: el sacerdote fue transferido a otras parroquias, donde siguió sumando denuncias y hasta una condena por abusos durante 30 años: así lo afirma una investigación de The New York Times, que cita fuentes eclesiásticas: Ratzinger presidió la reunión decisiva y, después, recibió un memorándum confirmatorio de que el cura abusador seguía en funciones. Ayer, el Vaticano reiteró su postura de que Ratzinger “no tiene responsabilidad” en el caso. La nueva acusación se produce en el marco de una serie de escándalos vinculados con abusos sexuales cometidos por sacerdotes y consentidos por autoridades de la Iglesia Católica. El miércoles, el mismo diario reveló que Ratzinger, en 1996, ya como funcionario del Vaticano, permitió seguir en funciones a un cura estadounidense que había abusado de 200 chicos sordos.

En septiembre de 1979, en la arquidiócesis de Munich, Alemania, el cura Peter Hullermann fue desplazado de la congregación a su cargo, en la localidad de Essen: sucesivamente los padres de tres niños lo habían acusado ante su superior, el sacerdote Norbert Essink, de haber cometido actos de abuso contra sus hijos –por lo menos uno de los chicos tenía 11 años–, y Hullermann no había negado los cargos. La Iglesia no lo sancionó sino que, a principios de febrero de 1980, lo trasladó a Munich, sin restricciones para continuar en contacto con menores. Después se desempeñó en diversas parroquias de la diócesis de Bavaria. En 1986, la Justicia lo condenó a 18 meses de prisión en suspenso por abuso de menores, no obstante lo cual continuó con sus funciones. Recién el 16 de marzo pasado, hace diez días, luego de volver de un viaje de campamento con niños y cuando ya se había desatado el escándalo, Hullermann, que ya tiene 62 años, fue separado de las actividades, si bien mantiene la condición de sacerdote; esta semana se difundieron nuevas acusaciones de abuso sexual infantil, que Hullermann habría cometido en 1998 en el sur de Alemania.

Las actuaciones eclesiásticas sobre el caso Hullermann habían empezado en diciembre de 1979, cuando el padre Friedrich Fahr, a cargo de la asignación de funciones a los sacerdotes en Munich, recibió una comunicación de su colega de Essen, Klaus Malangré: éste requería que Hullermann fuera transferido y que iniciara un “tratamiento médico–psicoterapéutico”, ya que “presentaba un peligro que obligó a retirarlo de sus deberes pastorales”; en rigor, Malangré no exigía el retiro del abusador de varoncitos, sino que sugería su traslado a “una escuela de niñas” y aclaraba que “no hay procedimientos pendientes” contra Hullermann.

El 9 de enero, Fahr preparó un informe sobre el caso Hullermann, para que fuera discutido en la siguiente reunión del consejo diocesano encabezado por Joseph Ratzinger –quien fue arzobispo de Munich entre 1977 y 1981–. El cura Fahr, que falleció hace dos años, era –según puede leerse en el sitio web de la arquidiócesis de Munich– “un amigo cercano del cardenal Joseph Ratzinger”.

El 15 de enero, Ratzinger presidió la reunión de su consejo diocesano, en la cual se dispuso que Hullermann fuese trasladado a la Iglesia de San Juan Bautista en Munich (el vicario del Arzobispado, padre Gerhard Gruber, quien desde que se desató el escándalo vino asumiendo toda la responsabilidad por el caso, no estaba presente en esa reunión). El 20 de enero, Ratzinger recibió un memo de Gruber donde se precisaba que Hullermann volvía a asumir funciones pastorales, lo cual sucedió a principios de febrero. Tanto la reunión presidida por Ratzinger como el memo que le fue remitido después fueron confirmados por dos fuentes eclesiásticas distintas, según la investigación del periódico neoyorquino, firmada por Nicholas Kulish y Katrin Bennhold.

La Iglesia venía sosteniendo que Ratzinger no había tomado ni conocido la decisión de no relevar a Hullermann y que el responsable había sido el padre Gruber, vicario general de ese Arzobispado. Ayer el padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano, sostuvo que la investigación de The New York Times “no aporta información nueva” e insistió en que Ratzinger “no tiene responsabilidad” en el caso Hullermann. Lombardi no aludió al memorándum enviado al entonces cardenal Ratzinger.

El miércoles pasado, otra investigación de The New York Times había revelado que en 1996 –cuando era titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el Vaticano–, Ratzinger permitió que permaneciera en funciones un cura que había abusado de 200 niños sordos.

PÁGINA 12, Argentina, 27 de marzo de 2010
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/sociedad/3-142757-2010-03-27.html


El escándalo de los abusos 

Ratzinger supo de la vuelta de un cura pederasta a la actividad parroquial cuando era obispo de Múnich
Nuevas revelaciones del diario 'The New York Times' vuelven a implicar al Papa en el escándalo de los abusos sexuales.- El sacerdote Peter Hullermann cometió otra vez pederastia en su nuevo destino
EL PAÍS - Madrid

Joseph Ratzinger supo más del caso del cura pederasta alemán Peter Hullermann cuando era obispo de Múnich de lo que los informes eclesiásticos han sugerido hasta ahora, informa hoy The New York Times. El periódico estadounidense asegura que al actual Papa le fue remitido un informe en el que se decía que Hullermann iba a volver al trabajo pastoral parroquial unos días después de empezar el tratamiento para superar su pedofilia, terapia que el propio Ratzinger había autorizado. Ese informe da cuenta también de una reunión mantenida el 15 de enero de 1980, encabezada por Ratzinger, en la que se habría aprobado el traslado de Hullermann de la parroquia de Essen en la que habría cometido los abusos.

Tras conocerse públicamente el caso, el Obispado de Múnich reconoció "errores graves" en el caso del padre Hullermann, aunque atribuyó tales equivocaciones a las personas que tenían que informar a Ratzinger, apuntando a su número dos por aquel entonces, Gerhard Gruber. No obstante, el rotativo norteamericano admite que "todavía no está claro" el rol que Ratzinger jugó en el asunto y "cuánto interés" puso en el caso. Lorenz Wolf, vicario judicial del Obispado de Múnich, declara a The New York Times que el citado informe era rutinario y que "es poco probable que acabara en la mesa" de Ratzinger. Con todo, "no descarta" que el hoy Pontífice lo leyera. Sin embargo, el eclesiático encargado del caso desde el principio, Friedrich Fahr, estuvo en todo momento "personalmente, excepcionalmente conectado con el cardenal Ratzinger", según el periódico.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha desmentido lo publicado por The New York Times y ha reiterado, como ya hizo al trascender el caso, que Ratzinger no conoció la decisión de reintegrar al sacerdote en la actividad pastoral parroquial. "Cualquier otra versión es mera especulación", ha dicho. Lombardi ha recordado que Gruber asumió la "total responsabilidad de su propia y equivocada decisión de trasladar al cura a otra parroquia" y que "no hizo caso de las indicaciones de Ratzinger, que había dispuesto que el sacerdote no desarrollase actividad pastoral alguna".

El diario alemán Sueddeutsche Zeitung contó hace un par de semanas que Peter Hullermann había obligado a un menor de 11 años a practicarle sexo oral y fue trasladado desde Essen a Baviera cuando Ratzinger, que fue obispo de Múnich entre 1978 y 1981, era el teórico responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas. En Baviera, el cura se entregó a nuevos abusos y nunca fue denunciado por la Iglesia a la justicia civil, ni tampoco apartado de su cargo.

El pasado sábado, el semanario alemán Der Spiegel aseguraba que en una carta enviada desde Essen se informaba a la diócesis de Múnich de los abusos que Hullermann había cometido. Asimismo, en una entrevista en la cabecera Der Tagesspiegel, el psiquiatra Werner Huth, quien asistió a Hullermann entre 1980 y 1992, dijo que alertó a los colegas de que este hombre "no debía volver a trabajar con niños". Según su descripción, el sacerdote era un pederasta y además "no manifestaba intención de cambiar".

La noticia de que el Papa conocía el traslado a otra parroquia de Hullermann llega un día después de la publicación también en The New York Times de la documentación que demuestra que Benedicto XVI, en sus años de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, decidió no apartar del sacerdocio al cura norteamericano Lawrence C. Murphy, acusado de haber abusado de 200 niños sordos entre 1950 y 1974. Lombardi explicó ayer que el Vaticano no castigó a Murphy porque cuando conoció las acusaciones el cura estaba "muy enfermo". Y recordó que Ratzinger sólo fue informado del caso a finales de los noventa, más de 20 años después de que la investigación civil al pederasta hubiera terminado sin resultados. L'Osservatore Romano negó las imputaciones y acusó a The New York Times de "un evidente e innoble intento de golpear, a toda costa, a Benedicto XVI y sus colaboradores".

EL PAÍS, España, 26 de marzo de 2010
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Ratzinger/supo/vuelta/cura/pederasta/actividad/parroquial/era/obispo/Munich/elpepusoc/20100326elpepusoc_4/Tes

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