viernes, 15 de agosto de 2008

Artículo: ¿Podría suceder en Costa Rica? ¡Claro! -- Hugo Mora Poltrioneri

¿Podría suceder en Costa Rica? ¡Claro!
Hugo Mora Poltronieri* miaumiau1@ice.co.cr
Profesor universitario
Sí, doña Alexandra. Pero no de la manera tan poco humanitaria y cargada de prejuicio como usted misma se responde en su pasado artículo (Foro , 9/8/2008). Cito: habla de los “mal llamados 'derechos' de los homosexuales”, como si los miembros de esta minoría no fueran siquiera ciudadanos llamados a serlo de pleno derecho. ¡Qué digo! Como si fueran animales. Y conste: lo afirmo con respeto, porque estoy entre quienes aman a estos seres y profeso el principio de que son titulares también de derechos, a veces incluso más que ciertos especímenes humanos indignos de tal calidad.
Vía democrática. Se ensaña usted especialmente con el proyecto de ley en pro de la unión civil de personas del mismo sexo, pero, ¿en qué país vivimos? ¿No es esta la pacífica vía tradicional que los costarricenses siempre hemos preferido cuando se ha tratado de dar respuesta a las nuevas realidades sociales y políticas emergentes? ¿O es que usted, a pesar del título de abogada que ostenta, preferiría los caminos tortuosos y violentos a que pueden llegar las minorías desesperadas cuando se les veda el camino de la Ley?
No entraré a discutir acerca de la conveniencia o no de los otros proyectos a que usted alude en su artículo. Solamente le diré de paso, pues parece no estar enterada de lo que ocurre en otras latitudes, que tanto ellos como el otro responden a necesidades sentidas igualmente en otras sociedades que todos aquí –o casi todos, por lo visto– tenemos como más evolucionadas en lo social y político.
De pensar como usted, sobre este país nunca habría soplado ese aire de libertad que nos vino de afuera, producto del cual mujeres como usted tienen hoy pleno derecho a realizarse como los seres humanos que son, incluyendo la posibilidad de estudiar carreras como la suya y la de casarse sin imposiciones de ningún tipo, y hasta de divorciarse y volver a casarse. Gracias a esa legislación de nuestros viejos liberales, contra la que tantos individuos se manifestaron horrorizados, viendo en ello toda clase de males para la sociedad.
Generalización desacertada. Por cierto, no está bien eso de generalizar las palabras de cierto activista homosexual para signar a toda la minoría cuestionada. Sería como que quien escribe diera por un hecho que los pensamientos que usted expresa fueran representativos de todos los heterosexuales: la realidad podría ser otra, de acuerdo con el cúmulo de respuestas favorables que este movimiento ha despertado entre quienes, sin ser homosexuales, se identifican con lo que les parece un paso hacia una sociedad más humana y solidaria.
En cuanto a su pesar por la declinación de conceptos como “fidelidad, monogamia, compromiso, etc.”, la invito a dedicar a todos ellos más tiempo y esfuerzos, visto el hecho innegable de su escasa valía y actualidad en lo que se refiere a la familia y el matrimonio tradicionales.
Finalmente, el ejemplo que usted cita del educador canadiense amonestado y suspendido por crear una atmósfera hostil contra los homosexuales en su escuela, es más bien el caso del predominio de la ley sobre el prejuicio religioso que animaba a este supuesto consejero. Dicho individuo insistía en aplicar la degradante “terapia de conversión” a los homosexuales, como si se tratara de una enfermedad, ignorando el punto de vista de la comunidad científica internacional que, desde 1973, la ve como una orientación sexual más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después de leer muchos de lo comentarios de los aquí marchantes, y en primer lugar como mujer que ama profundamente a otra mujer, y después en mi condición de abogada, consideró que más que una idea liberal, como para muchos está actividad pudiera sugerir, ante todo existe un derecho, uno de igualdad, de respeto y de tolerancia.

Vivimos en una sociedad convulsa, en la cuál preferimos, aceptamos y protegemos la errada concepción de que un hijo se crié al lado de un alcoholico- abusador sexual- fisico o psicologico, entre otras tantas cosas, pero no, que se crié al lado de dos mujeres u hombres responsables, con buena reputación, de altos valores , que desean y aman tener la oportunidad de construir una familia, personas quizá con solvencia no solo económica, moral y por que no, también social, para que lleve todas las condiciones de oportunidad en la vida.

Se prefiere en nuestro país , la idea de que mejor ver los malos ejemplos de los padres, que ver el ejemplo de vida de dos personas que se aman; solo cito un ejemplo: instituciones como el Pani, que hace mucho no dan la talla en el área de adopciones, no consideran dar oportunidad de cobijo, seguridad, amor y protección ni siquiera por un periodo temporal y hasta supervisado si se quisiera, a chicos que urgen de esto, no considerando a parejas del mismo sexo, simplemente por que la preferencia sexual y la retroga legislación que nos ampara, no lo permiten, y yo me pregunto : ¿Dónde están entonces los derechos de los niños y las niñas para tener la posibilidad de ser admitidos en un hogar?. Podría escribir muchos argumentos por los que esta nueva ley, debería tener validez, esto sería un acto de moral, que nos daría a muchas parejas estables, la posibilidad de tener una familia o de expandirla, brindando a quién no conoce esa cara de la moneda, la dicha de experimentarlo, por un simple acto de decisión y de deseo.

Ser lesbiana u homosexual, no tiene nada que ver con la capacidad de amar, de entregarse, de sacrificarse, de ser familia, profesional o cualquier rol de desempeño en la vida, no tiene nada que ver con la capacidad de ser responsables ante la sociedad por otras personas y hacerlo además en forma efectiva. Sencillamente se resume en el simple hecho de encontrar lo que una busca para ser feliz, en este caso, al lado de una persona del mismo sexo, nadie está en la condición de criticar un sentimiento limpio, mucho menos en la autoridad de negar, que en el principio de la convivencia, ya hay derechos y obligaciones establecidos, si se quiere, contratos verbales, los cuales nunca perdieron validez, por ser de palabra, antiguamente, era la palabra la que valía, hoy, sordidos intereses nos llevan a creer que son los papales y las leyes humanas son las que definen o no, el valor de una actuación. Por eso ya no hay compromisos verdaderos, por eso muchos usan estas luchas como baluartes para la infidelidad, y el pobre libertinaje, cosas que distan realmente del proposito real y basico de esta lucha, que serefiere a igualdad y oportunidad, y a veces muchos de esos compromisos que establecemos, los aceptamos con una salida legal, para ser igualmente y sin castigo desechados cuando así nos convega.

Es nuestro deseo, si se aprueba esta legislación, entendamos quienes luchamos por disfrutar de los beneficios de la misma, que también con ello, adquirimos un compromiso, y sería gratificante demostrar que no luchamos por una majadería legal, si no para demostrar la seriedad de nuestras intenciones y siendo diferentes a los demás, y asumiendo por completo y a total cabalidad e integridad los valores necesarios para ser merecedores como cualquier otro de tan importante logro legal. Y demostrar que romper paradigmas era lo correcto.

Apoyamos mi pareja y yo tacitamente está iniciativa,