martes, 7 de julio de 2009

Sexo y alcohol: no muy buena pareja

Alcohol y sexo: mucho ruido y pocas nueces

Miren Ayesa


SAN SALVADOR. Shakespeare dijo que el alcohol “provoca el deseo pero frustra la ejecución”.

A menudo la ingesta de alcohol es un preámbulo para un encuentro sexual. El alcohol hace que una persona se desinhiba, que se excite e incluso que le atraiga una persona que no lo haría tanto estando sobria.

El hecho de que la mayoría de personas piensen que el alcohol facilita las relaciones sexuales puede deberse al factor de desinhibición. Cuando una persona está borracha se puede sentir más atractiva, puede sentir cómo le miran varios ojos en el bar, puede charlar y coquetear con una persona a la que no conoce. Puede que incluso se vaya a casa con esa persona. Pero esa excitación y sensación de sentirse bien consigo misma puede truncarse una vez que se encuentra en la casa con esa persona tan atractiva.

Como depresor central, el alcohol disminuye el funcionamiento de niveles superiores del cerebro y de esta forma las emocionales se amplifican funcionalmente al disminuir el mecanismo controlador. Es decir, nos volvemos más “primitivos y primitivas”. En consecuencia el alcohol puede alterar el comportamiento habitual de una persona y que ésta pierda el control sobre algunas emociones.

De esta manera, a veces facilita la aparición del impulso sexual, pero disminuye la capacidad de ejecución. El abuso del alcohol no favorece porque al no tener el control absoluto mental y físico, impide una relación sexual plena.

Aunque creamos que el alcohol es un afrodisíaco lo cierto es que no lo es. Puede ser un estimulante pero a la hora de la verdad puede hacer que disminuya el disfrute y el placer sexual.

No suele ser fuera de lo común que un hombre que haya bebido no tenga una erección o que una mujer no alcance el orgasmo o debilite la eficacia masturbatoria. Es obvio que una persona que vomita, balbucea, se queda dormida o se muestra torpe no es nada excitante.

Claro está que no es lo mismo una ingesta puntual de alcohol o un alcoholismo crónico. Las personas que tienen problemas con el alcohol pueden experimentar deficiencias a la hora de mantener relaciones sexuales. La falta de erección, la dificultad de eyacular, disminución de deseo sexual, agresividad sexual o incluso infertilidad son algunas de las consecuencias que puede llegar a tener algunas en personas.

Una persona, tanto hombre como la mujer, que haya tomado alcohol en dosis moderadas puede experimentar la prolongación de la etapa de la excitación y los hombres pueden tener dificultades para obtener una erección satisfactoria.

Si una persona ha tomado dosis altas, la erección suele ser insuficiente, las mujeres no suelen lubricar, no hay capacidad para la penetración y no se alcanza el orgasmo.

Por otro lado, puede afectar también el correcto uso de un condón. Si ya de por sí alguna gente ya tiene problemas con eso una persona que esté borracha tendrá más problemas si decide ponérselo, ya que puede que no llegue ni a eso.

En una investigación que realizó la revista BMC Public Health se indicó que el 35% de los hombres jóvenes europeos y el 25% de las mujeres ingerían alcohol para incrementar sus posibilidades de tener relaciones sexuales. Por lo tanto, muchos jóvenes utilizan el alcohol como “estrategia”.

Casi todo el mundo ha practicado sexo estando bajo los efectos del alcohol. No se trata de ser abstemio o abstemia, se trata más bien de saber controlar y conocerse a uno o una misma. Lo importante es ser capaces de elegir y llevar el control.

Estás claro que en nuestra sociedad la ingesta de alcohol es muy habitual y no quiere decir que no se pueda beber de vez en cuando y practicar sexo. Sin embargo no está de más decir que el alcohol no tiene que ser la única forma de desinhibición y que a veces debido al alcohol todo se queda en “mucho ruido y pocas nueces”.

CONTRAPUNTO, El Salvador, 6 de Julio de 2009
http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=883

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