domingo, 9 de agosto de 2009

El sado-masoquismo y otros tipos de prácticas sexuales

BDSM: De dominantes y sumisos

por Miren Ayesa


SAN SALVADOR - El mundo, gracias quizás a las nuevas tecnologías, cada vez se abre más al sexo y a sus diferentes prácticas. Han surgido nuevos conceptos, que aunque ya existían antes, no se hablaba de ello. Ese es el caso del BDSM, siglas que quieren decir Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo.

Puede que en un principio, y a alguna gente, este tipo de prácticas puedan parecerle poco éticas o extremadamente violentas, pero nada más lejos de la realidad. Quienes las practican dicen sentir un gran placer y eso se debe a que son las personas las que ponen los límites.

Este tipo de prácticas “son actividades llevadas a cabo en un contexto seguro, consensuado, no violento y erótico” dicen los autores Lady Green y Jay Wiseman en “Guía de consejos para principiantes”. De lo contrario se convertiría en un abuso de poder y ya no sería una práctica erótica, sino más bien una horrible experiencia.

Por ello, los mismos autores recalcan que es muy importante informarse antes de practicar algunas de estas disciplinas para poder realizarlas con una mayor seguridad, y claro está siempre tienen que ser consentidas.

Intercambio de poder

Las personas que practican algunas de las diferentes disciplinas señalan que más que provocar dolor o agredir a una persona, se trata en realidad de un intercambio de poder. Una persona manda y la otra acepta ser mandada.

Por lo tanto, una disfruta siendo dominante y la otra disfruta siendo sumisa. A partir de ahí el BDSM se convierte en una diversidad de prácticas donde el límite lo ponen las personas implicadas.

El Bondage, por ejemplo, consistiría en atar o ser atado o atada mediante esposas, cuerdas u otros elementos; práctica bastante común, que puede ir desde una inmovilización parcial hasta otra total.

La Disciplina consiste en el azote, el cual puede darse, entre otros, con un látigo, una pala o con la mano, como por ejemplo en las nalgas recibiendo en este caso el nombre de spanking.

Mónica López Martín por ejemplo, es una mujer spankee y así explica lo que significa para ella ser spankee en su libro “Azotes y erotismo: Confessions on a spank floor”: “Busco el placer, mi placer a través de los azotes, para mí…todo el spanking es sexo. Antes de sentir los primeros azotes llevaba años fantaseando con estar tumbada en las rodillas de un spanker y sentir su mano sobre mis nalgas desnudas. Tardé treinta y cinco años en decidirme a hacerlo…Y estas son mis confesiones”.

Como ya se ha comentado anteriormente, en estos juegos sexuales existen roles de dominación y sumisión. Una de las personas será la que domine, castigue y dé órdenes, la otra en cambio será la sumisa, la que acate las órdenes. No es necesario que las personas lleven acabo siempre el mismo rol.

El BDSM permite elegir el papel que quiere tomar una persona, cosa que en ocasiones en la vida real no sucede. Una persona por ejemplo en su vida real puede ser dominante y en su vida sexual ser sumisa o viceversa.

Otra de las prácticas dentro de estas relaciones sexuales es el Sadomasoquismo, palabra que proviene del Marqués de Sade. El sadismo, sexualmente hablando, se refiere a la obtención de placer provocando en otros y otras actos de crueldad o dominio, y el masoquismo en cambio, se refiere a la obtención de placer al ser victima de dichos actos o verse humillado.

Hay de todo en la viña del Señor

El término BDSM engloba tantas prácticas y a tantas personas que es difícil enumerar todas. Pueden ir desde la lactancia erótica, flagelación, el derramamiento de cera en el cuerpo, juegos de rol, uso de vestuario de cuero o de látex y un sinfín de cosas más.

Por lo tanto, una persona puede que disfrute del bondage pero nunca haya practicado el sadomasoquismo, a otra puede que le guste colocarse pinzas en lugares estratégicos como los pezones o los labios y nunca se haya flagelado.

Es decir, es difícil catalogar a una persona dentro de este movimiento, a no ser que sea un o una activista. Cualquiera puede practicar este tipo de actos en su vida privada.

Sin embargo, en otros países existen clubs o locales para la gente a quien le gusta realizar una practica específica y pueda conocer a gente, o para personas que no se sienten comprendidas por la sociedad o su entorno.

Las organizaciones BDSM se dedican principalmente a dar información, realizar actividades, talleres o eventos. De hecho, cada vez son más habituales las performance de este tipo.

Hace un año, estudiantes de la Universidad de San Francisco decidieron realizar un documental sobre el tema “con el objetivo de educar a la gente y dejar a un lado los estigmas”, así surgió “BDSM: it´s not what you think” (BDSM: no es lo que piensas)

Esta sólo es una muestra más de las numerosas manifestaciones artísticas que hay respecto al tema, que por otro lado, ha sido muy recurrente en la literatura, la pintura o el cine.

Buñuel, Kubrick, Fellini o Pasollini son algunos de los directores de cine que han llevado el spanking, el bondage o incluso el sadomasoquismo a la gran pantalla.

La modelo Betty Page, por ejemplo, fue famosa en los años 50 por sus fotografías, pero también por sacar a la luz el spanking.

La literatura es todavía más extensa y podría decirse que el gran maestro es el Marqués de Sade, llegando en sus historias a límites insospechables. Aunque Apollinaire no se quedó corto al escribir “Las once mil vergas”, obra para leer con el estómago vacío.

De todas maneras podría decirse que existe mucha literatura erótica donde aparecen prácticas BDSM sin llegar al extremo de Sade o Apollinarire, quienes rompen con las reglas básicas: seguro, sensato y consensuado.

Una nalgadita, atar con un pañuelo las manos o disfrazarse son prácticas muy habituales que aparecen en el arte y que están en nuestras vidas. El límite está en las personas que lo practican.

CONTRAPUNTO, El Salvador, 9 de agosto de 2009
http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=1138

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