domingo, 9 de agosto de 2009

Escandalillos en la "avioneta set" de Costa Rica: la doble moral de los medios de comunicación

De cuando el sexo se volvió algo malo…
José Ricardo Carballo

jrcarba@hotmail.com

De un tiempo para acá como que la sexualidad se ha vuelto algo malo. Al menos eso deduzco a partir de la moda de los videos íntimos de “famosas” que se han venido presentando últimamente. Ya hasta se ha convertido en causante de despido, tal y como la sucedió a la protagonista del más reciente éxito del voyeurismo cibernético. De lo contrario no me explico la decisión de prescindir de los servicios de alguien producto de una grabación que circula ilegalmente en Internet, en lo que constituye una clara afrenta a la intimidad a la que se supone todos tenemos derecho.

Ahora resulta que las víctimas pagan los delitos de sus victimarios. Mientras tanto, el verdadero responsable de tan vil ultraje, a lo mejor se pasea campante por el ciberespacio en busca de nuevas presas, aprovechando el vacío legal que existe para castigar este tipo de conductas ilícitas que hoy afectan a personajes conocidos pero que mañana puede ser a cualquier simple mortal. A como pinta el panorama, todos estamos expuestos a ver invadida nuestra privacidad, sin importar que aparezcamos en paños menores o no, porque aquí el punto medular en discusión, no es tanto el contenido de los videos, si no el hecho de que inescrupulosos se apropien indebidamente de ellos y los divulguen a sabiendas de que se está cometiendo una flagrante violación a los derechos individuales.

Tal parece que ya el interés público está por encima de cualquier otra garantía, incluyendo la intimidad y la vida privada, sean de famosos o no, que al final de cuentas es lo que menos importa, pues ante los ojos de la ley no hay luminarias que valgan. Lo más lamentable de todo es que aquí, a la vez que criticamos, nos convertimos también en cómplices silenciosos del delito. ¿Cuántos no han visto los mentados videos? Apuesto a que muy pocos. Quiere decir que el público está recibiendo con beneplácito un producto, claro, de dudosa procedencia, pero que le contribuye a saciar su voraz apetito por el morbo farandulero. Entonces, ¿por qué tanta alharaca, si somos los principales responsables de la popularidad de estos escandalillos rosas que tanto nos escandalizan?

El sexo y la sangre venden, dirían por ahí. Y en exceso atontecen -agregaría yo- porque en definitiva la misma sociedad se encarga de estimular conductas cuestionables al enviar, inconscientemente, a través de reacciones desmedidas de corte moralista, un mensaje implícito de aceptación hacia lo mismo que se ataca con dureza. Por supuesto que los medios de comunicación no pueden desperdiciar semejante mina de oro. Con el pretexto de que son figuras públicas, explotan esa odiosa costumbre -casi parte de nuestra identidad nacional- de recurrir al “serrucho” para calmar eventuales sentimientos de envidia.

¿Será que en el fondo les cobramos ese título de “famosos” del que los ciudadanos comunes no podemos hacer alarde? De otra forma no entiendo, por ejemplo, el hecho de que salgan algunos “artistas” a exigir, en el caso del más reciente escándalo, la renuncia de una conductora, con el argumento de que daña la imagen de un programa de corte familiar con tales actos inmorales. No sabía que el sexo fuera inmoral. A mi entender es una práctica sana y natural del ser humano en cualquier lugar del mundo, menos en este país, donde, a estas alturas, aún hay gente que, en medio de nuestros eternos dilemas éticos, típicos de una sociedad ultraconservadora, quiere hacer ver la sexualidad como algo malo o pecaminoso, apenas para reforzar la etiqueta de tema tabú que tanto se quiere combatir.

Aumentan en el mundo los embarazos no deseados, las muertes por sida, el contagio de enfermedades de transmisión sexual... Mientras, aquí debatimos si les hablamos o no de condones a los jóvenes: la mojigatería en su máxima expresión. Inmoral es valerse de críticas destructivas para machacar la imagen de otros, inmoral es subir videos a Internet para sacarse un clavo o dirimir viejas rencillas, inmoral es permanecer impasible frente a las novelitas colombianas que rinden pleitesía a los antivalores de una vida desenfrenada llena de alcohol, narcotráfico, prostitución y violencia… Como que aquí el problema no son los videos caseros, si no la doble moral de muchos que aún creen que la autoestimulación causa locura y que los bebés vienen en cigüeñas. Lo que hace la hipocresía.

LA PRENSA LIBRE, Costa Rica, 6 de agosto de 2009
http://www2.prensalibre.cr/pl/comentarios/6561-de-cuando-el-sexo-se-volvio-algo-malo.html

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