jueves, 23 de julio de 2009

Los problemas de la juventud siguen siendo invisibilizados

Adolescentes y jóvenes invisibles

Aunque ya se comenzó, hay mucho por recorrer en políticas nacionales de adolescencia y juventud

Alberto Morales
Jefe Clínica de Adolescentes, Hospital Nacional de Niños


Dos artículos publicados en el periódico La Nación , me dan pie para comentar el desconocimiento que existe sobre la realidad de la población adolescente y juvenil.

La reacción que ha tenido la publicación de un artículo el 24 de junio del presente año, en la sección Aldea Global , referido a cómo impactan las enfermedades mentales en la población adolescente y joven ( “Enfermedades mentales acechan a niñez y juventud ticas” ), me confirmó las enormes carencias y necesidades de atención que tienen no solo este sector de la población, sino, también, sus familiares cercanos.

El día que salió el mencionado artículo, en donde se daba el teléfono de la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños, fue tal el número de llamadas recibidas de adolescentes solicitando ayuda y familiares buscando apoyo, que se bloqueó el acceso a la extensión de nuestro servicio.

Población invisibilizada

Cuando se revisan las cifras de cobertura en salud de la población adolescente, que apenas llega al 30 por ciento, siendo la más baja de todos los sectores de población, se puede entender este fenómeno, donde no solo se ha invisibilizado a los y las adolescentes, sino que, también, sus múltiples necesidades de atención.

El problema es aún mayor cuando cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), muestran que en la actualidad el 20 por ciento de adolescentes y jóvenes del mundo padece algún trastorno mental (en primer lugar depresión) y se espera que para el año 2020 esta cifra suba al 50 por ciento.

Esta y cualquier otra problemática que se relaciona con adolescentes, plantea un reto importante, ya que para su abordaje se requiere de un enfoque de atención integral, de accesibilidad de servicios y finalmente de lo que más se ha carecido: voluntad política para realizarlo.

Ya en la década de los ochenta, un grupo de profesionales desde la CCSS y el Ministerio de Salud, implementamos un programa en salud adolescente, que, desgraciadamente, por falta de visión y apoyo político, se debilitó significativamente.

No hay formación

El otro artículo que quisiera comentar, titulado “Ciudadanos de segunda clase” (Denia Ramírez, La Nación, Foro, 26/06/09), surgió como consecuencia del mencionado anteriormente y lo suscribe una estimable colega, quien plantea una honda preocupación –que comparto plenamente–, de que en el campo de la Pediatría general no había existido una adecuada formación en adolescencia y se carece en el país de la posibilidad de formar pediatras en el campo de la Pediatría del Adolescente, como subespecialidad médica.

La comparación que se hace entre el desarrollo en medicina para atender a los adultos mayores (Geriatría) y el casi nulo para atender adolescentes, pone de manifiesto la total invisibilización de la población adolescente y juvenil.

Sin embargo , y aunque el panorama que plantea la colega es casi del todo correcto, sí quisiera darle a conocer algunos esfuerzos que desde la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños hemos venido haciendo.

Nuestro servicio nace en el año 1986. En la actualidad, está conformado por un equipo de profesionales de Pediatría, Psicología Clínica, Trabajo Social, Enfermería con énfasis en Salud mental y Nutrición.

Junto a la atención, desarrollamos proyectos de capacitación e investigación, con publicaciones que han sido ampliamente difundidas en el medio científico y en la prensa.

Estamos ubicados en el primer piso del Edificio de Especialidades Médicas y damos atención ambulatoria a adolescentes con problemática biopsicosocial compleja (el 40 por ciento de los motivos de consulta está relacionado con la esfera de la salud mental).

Por primera vez, impartimos un curso semestral de Adolescencia a los residentes de Pediatría y estamos organizando, en conjunto con la Asociación Costarricense de Pediatría, el XVI Congreso Nacional, en donde estará inserto el Congreso de Adolescencia; entre los muchos distinguidos participantes, estará la coordinadora regional en Salud Adolescente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Evidentemente, todo lo que se ha hecho sigue siendo insuficiente; aún hay mucho por recorrer en políticas nacionales de adolescencia y juventud, en particular en el campo de la Pediatría, por lo que el reto que lanza la doctora Ramírez, pienso que viene a contribuir al debate de la situación precaria de la población adolescente y juvenil.

LA NACIÓN, Costa Rica, 21 de julio de 2009
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/julio/21/opinion2033152.html

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