martes, 20 de octubre de 2009

Cuando la TV alimenta el odio y la discriminación

Misoginia por televisión de paga

• La TV empobrece el lenguaje de los mexicanos y ridiculiza a las minorías sociales, señala experto
Christian Rea Tizcareño

México DF

“La guerra de los chistes”, así se llama la emisión que se trasmite por el canal televisivo de paga Telehit. A cuadro, tres hombres jalonean, golpean e insultan a una mujer apodada Wanders Lover.

“¡Denle su pinche show a esta cabrona!”, espeta, con bat de beisbol en mano, uno de los conductores. La escena en YouTube se titula: “Wanders Lover empinada y chingadazo”: http://www.youtube.com/watch?v=iSgHjCv_i78; hincan a la mujer sobre un sillón, “¡ahí te quedas!” El mueble se desploma, para dar paso a un concierto de aplausos y risas masculinas. “Ya se le salió el chicharrón… ¡Sal de ahí pinche patas de campesino!”, rematan los conductores.

“La guerra de los chistes” es un programa televisivo en donde la diversión consiste en violentar a las mujeres física, verbal, sexual y psicológicamente. Por eso, el Observatorio Ciudadano por la Equidad de Género en los Medios de Comunicación clausurará simbólicamente las instalaciones de Telehit, dice en entrevista con NotieSe la activista Lurdes Barbosa.

La protesta programada para este jueves pretende captar la atención no sólo de la empresa Televisa, dueña de Telehit, sino hacer un llamado a las autoridades mexicanas, que “no están interviniendo frente a este tipo de programas” y apliquen la ley vigente sobre contenidos comunicativos basados en la discriminación, comenta.

De acuerdo al artículo 41 de la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres, la federación tiene la facultad y la obligación de “vigilar que los medios de comunicación no promuevan imágenes estereotipadas de mujeres y hombres, y eliminen patrones de conducta generadores de violencia”, cita Barbosa.

El Observatorio, señala, ya elaboró un paquete de recomendaciones hacia las instancias que por ley deben actuar en casos como “La guerra de los chistes”: el Instituto Nacional de las Mujeres, la Secretaría de Gobernación y el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred).

Desde que se anunció la clausura simbólica de Telehit, comenzaron a llegar mensajes al Observatorio Ciudadano provenientes de los seguidores del programa televisivo: “Vamos a buscarte y te vamos a empinar”, “chinga tu madre”, “les vamos a partir su madre”, enuncia Barbosa.

Para la activista, “La guerra de los chistes” reproduce la marginación de las mujeres y la “sobrevaloración de la cultura desde lo masculino”, propia de una sociedad regida por el patriarcado.

Es momento de que las audiencias dejen la pasividad, se empoderen y ejerzan sus derechos como ciudadanos de una nación democrática. Es indispensable pugnar por contenidos que no violen los derechos humanos. “Las televisoras nos quitan o nos ponen programas, deciden qué nos gusta, qué no nos gusta, y nosotros los consumimos de una manera muy acrítica”.

La libertad de expresión no puede ser vehículo para discriminar: investigador

Al respecto, Pedro Salazar Ugarte, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó en entrevista que todos los derechos fundamentales para la construcción democrática tienen límites en casos concretos. Cuando la libertad de expresión y la no discriminación entran en conflicto, es necesario ponderar cuál de estos derechos debe prevalecer.

De acuerdo con el doctor en Filosofía Política por la Universidad de Turín, la libertad de expresión debe fincarse en el respeto a terceros. En consecuencia, no debe ser arma para promover discursos discriminatorios, violentos o aquellos que ponen en riesgo los principios y fundamentos del Estado democrático, indica el investigador de la UNAM.

Cuando una empresa de comunicación emite contenidos discriminatorios, existe la posibilidad de un resarcimiento del daño a través del derecho de réplica o mediante la exigencia al medio de difundir mensajes que neutralicen el daño causado en las audiencias. También se puede recurrir al Derecho Internacional, que ha sido un camino “fructífero” en esta materia, pues ha creado jurisprudencia, menciona.

“Es lamentable que en los medios masivos de comunicación, que tienen una enorme responsabilidad en la configuración de los patrones culturales y del imaginario colectivo, difundan este tipo de programas en los cuales hay estereotipos denostativos contra personas y colectivos”.

Salazar afirma que “desafortunadamente” hay medios de comunicación proclives a las “pulsiones más retrógradas y primitivas”, tales como la burla, el escarnio y la marginación contra los indígenas, las mujeres, los homosexuales, los negros y los miembros de cualquier grupo minoritario o históricamente vulnerado, con la finalidad de aumentar sus audiencias y ganancias para sus bolsillos.

Las y los consumidores de medios de comunicación tienen derecho a contar con medios democráticos. Es decir, que ofrezcan información plural, diferenciada y de calidad; así como la posibilidad de contar con espacios para expresar sus opiniones, destaca.

Para el autor de Legalidad, Estado de Derecho y Democracia, la televisión del país -con excepción de los canales 11 y 22- no es un lugar de deliberación colectiva, pues empobrece el lenguaje de los mexicanos, ridiculiza a las minorías sociales, genera estereotipos, desprecia la idea del Estado laico, banaliza la democracia y “desanda” lo construido en las aulas.

Es necesario un nuevo marco jurídico que, además de sustentarse en el discurso de equidad de género, obligue a las empresas de comunicación a comportarse “como lo que realmente son: concesionarios, no como dueños”.

El investigador de la UNAM recomienda a la ciudadanía agraviada por los contenidos excluyentes y estereotipados de los medios, recurrir al Conapred, “aunque en los últimos meses (el organismo) se ha venido desdibujando”. No obstante, las personas también pueden generar redes de conciencia que alcen la voz por medio de cartas, comunicaciones y manifestaciones dirigidas tanto a las empresas de comunicación, como a las instituciones del Estado mexicano.

“Si los ciudadanos no asumimos de manera activa nuestro compromiso por transformar la agenda, vamos a terminar viendo erosionadas las bases de nuestra democracia”.

NOTIESE, México, 14 de Octubre de 2009
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=3284

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