lunes, 22 de febrero de 2010

Curas pederastas se disculpan

Pidan por nosotros para que Dios supla nuestra debilidad, dice miembro de la congregación
Se disculpan de nuevo Legionarios de Cristo por los actos de Maciel
A menos de un mes de que concluya la auditoría, Sada afirma que la legión vive una tormenta

Carolina Gómez Mena

A menos de un mes de que concluya la auditoría que ordenó el papa Benedicto XVI a los Legionarios de Cristo, debido a los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel en contra de menores, Evaristo Sada, secretario general de dicha congregación, ofreció disculpas a los afectados por los actos inmorales de la vida personal de Maciel, y a la Iglesia, que se ha visto dañada.

Durante el Encuentro Juventud y Familia, Sada insistió en su testimonio ¿Cómo caminar sobre agua sin hundirse? y admitió: “cuando viví con nuestro fundador no vi las cosas negativas que ahora conocemos; sólo fui capaz de ver lo bueno y no me di cuenta de lo malo. Dios así lo permitió.

“Ahora que las conozco –apuntó– me duele mucho constatarlo, me duele por las personas que han sufrido; me duele que se haya provocado desprestigio al sacerdocio católico.”

Maciel murió el 30 de diciembre de 2007, a los 87 años de edad, bajo la acusación de haber abusado sexualmente de seminaristas de entre 12 y 17 años de edad durante casi cuatro décadas, pues se estima que las agresiones contra menores comenzaron en 1948 y se extendieron hasta la década de los setentas.

La expectativa es que a mediados de marzo concluya la auditoría, que en el lenguaje religioso se denomina visita apostólica y cuya realización la dio a conocer Álvaro Corcuera, superior general de los Legionarios, el pasado 31 de marzo. La auscultación comenzó oficialmente el 15 de julio de 2009.

Para ello el Vaticano nombró cinco visitadores: Ricardo Watty Urquidi, obispo de Tepic (México); Charles Chaput, arzobispo de Denver (Estados Unidos); Ricardo Ezzati Andrello, arzobispo de Concepción (Chile); Giuseppe Versaldi, obispo de Alejandría (Italia) y Ricardo Blázquez Pérez, obispo de Bilbao (España).

Sada, al hablar de lo que vive la legión –la cual podría ser obligada a cambiar a sus principales directivos–, reconoció también que estos tiempos han sido difíciles para la orden, debido a los graves sucesos de la vida de nuestro fundador. Precisó que la tormenta en que nos hemos visto envueltos no se la hubiera imaginado nadie. Es tremenda.

En este tenor resaltó: comprendo que haya decepción, tristeza y desconcierto. No es para menos; el padre Álvaro Corcuera ha ofrecido disculpas en público y en lo personal, pero de nuevo pedimos perdón porque nos pesa sinceramente lo que la Iglesia y estas personas han sufrido.

En una extensa alocución resaltó que el sacerdocio es felicidad, pero cada clérigo debe enfrentarse a sus miserias y limitaciones y a comprender que eres un hombre como los demás; no obstante, la feligresía espera que seas como Cristo. Sada reconoció que esa expectativa te desborda, te excede.

Expuso que la vocación sacerdotal “está llena de contrastes, pues en algunos lugares vas por la calle y te escupen, algunas veces te desprecian, pero a la vuelta de la esquina te dicen ‘padre, usted es Cristo en persona para mí’”.

El legionario solicitó también disculpas por cualquier situación provocada por algún clérigo en general. Si algún sacerdote les ha hecho más difícil el camino de la vida, como hermano en el sacerdocio les pido sincero y profundo perdón. Perdón por cualquier cosa que hayamos hecho o hayamos dejado de hacer que les haya provocado sufrimiento y desconcierto. Pidan por nosotros, para que Dios supla nuestra debilidad y seamos lo que tenemos que ser: como Cristo, el buen pastor.

LA JORNADA, México, 22 de febrero de 2010
http://www.jornada.unam.mx/2010/02/22/index.php?section=sociedad&article=035n1soc

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