Mi gran casamiento gay
Por Rudy
¡Qué cosa, lector, los temas que tenemos que tocar en este suplemento! ¿Se acuerda cuando prácticamente hablábamos siempre de política, incluso de economía, algo de psicoanálisis, la Iglesia , el salariazo, el indulto? ¡Qué tiempos aquéllos! En esa época nadie discutía si el aborto era un delito o no, en cambio sí se polemizaba acerca de si se dejaba libres a aquellos que habían sido condenados por genocidas durante la dictadura. Fumar marihuana era un delito, en cambio sacarle 4 ceros a la moneda o quedarse con los ahorros de millones de ciudadanos, no. Era impensable que dos gays se quisieran casar (entre ellos, digo) porque eso parecía dañino para la sociedad en su conjunto. En cambio, ¡vender a precio vil, regalar todas las empresas que poseía el Estado, parecía estar muy bien! ¡Qué tiempos aquellos, los del Modin, la UCeDé, Mingo, Bernardo y Mariano y tantos!
Ahora, todo parece haber cambiado ¡fíjese, fíjese, fíjese! ¡en pocas semanas, quizás un par de meses, hablamos de la despenalización del consumo de marihuana, la despenalización del aborto y la penalización de la unión entre personas del mismo sexo (bueno, hay quienes creen que el matrimonio es la pena con que la sociedad condena al amor).
Veamos, lector, ¿de qué se trata todo esto? Primero, algo que no entendemos: ¿por qué los gays se quieren casar? Los gays siempre aparecieron como transgresores, rebeldes, personas que rompen con los estatutos pacatos y conservadores de la sociedad, siempre “un paso más allá” ¿¡Y ahora, un paso al más acá!? ¡¿Por qué ese reclamo de matrimonio, de pareja tradicional?! Dícese que es para tener los mismos derechos legales que los demás. Dadas tantas historias de divorcios, estafas entre miembros de una pareja, amores y desamores, conflictos familiares, cuestiones y descuestiones, no parece ser el matrimonio la solución legal para nadie, más allá de con quién elija compartir su cama, su mesa, su... lo que cada uno elija compartir.
Pero aquí viene también la segunda cuestión: ¿por qué no lo/as dejan que se casen y listo? Digo, ¿a quién hacen daño, casándose, más que a ellos mismos, en el caso de que hagan daño a alguien? ¿Por qué quitarles la alegría a quienes creen que pasa por allí? ¿Por qué arruinarles el negocio a dueños de salones, servicios de catering, DJs, modistos, fotógrafos, organizadores de eventos, la gran familia casamentera?
Algunos de los que hacemos SátiraI12 no estamos muy de acuerdo con el casamiento, sea del sexo que sea; a otros nos parece algo muy lindo, con fiesta y viaje de luna de miel; otros somos neutrales: nos gustan la fiesta y el viaje, pero no todo lo que viene en el combo (suegros, cuñados, estar juntos cuando no se tiene ganas): cada uno tiene sus ideas al respecto. Pero todos, todos, todos somos respetuosos del deseo de los demás, de las demás, de les demás.
¡Ya puede besar a la novia, el novio, el padrino, la madrina, los testigos, o los vecinos, lector! ¡Nos vemos la semana que viene!
PÁGINA 12, Argentina, 29 de Noviembre de 2009
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/satira/index.html
martes, 1 de diciembre de 2009
¿Y pa' qué carajos se quieren casar? Pues pa' tener el derecho de no hacerlo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario